~Noches.

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Me giré de nuevo sobre la cama y miré el reloj.
Joder, las 3:25 de la mañana.
Suspiré de nuevo y me volví a girar, teniendo de frente la cara de mi chico.
Tenía los labios entre abiertos y el pelo bastante revuelto. Su mano derecha se encontraba debajo de mi cuello completamente estirada, haciéndome de almohada y, cómo no, también se encontraba sin camiseta. Una de sus manos se posicionaba en mi cintura.
Me volví a remover incómoda. Dios, no conseguía ni cerrar los ojos.

-¿Quieres estarte quieta de una jodida vez?- me susurró con la voz más grabe que jamás había escuchado en mi vida.
-Lo siento, conejito, es que, no puedo dormir...- dije susurrándole acariciando su pelo y peinándoselo levemente con los dedos.
-¿No me digas?- dijo riendo levemente- ¿A que se debe?- me hablaba aún con los ojos cerrados.
-Sinceramente, no lo sé.

El chico respiró hondo y expulsó una gran cantidad de aire para, acto seguido, aferrarse más a mi cuerpo y acortar aún más la distancia.
El silencio se hizo presente en toda la habitación. Podría jurar que se había dormido de nuevo. Su respiración volvió a ser lenta y tranquila.
Por ello, pude escuchar como de fondo empezaba a llover. Oía caer las gotas sobre el tejado de nuestro edificio (debido a que vivíamos en un ático) y cómo chocaban constantemente con los cristales de la ventana de nuestra habitación.

-¿Te dormiste?- pregunté tocando la punta de su nariz con mi dedo índice.
-Si.
-Oye conejito...- le dije en un susurro.
-No- me respondió severo.
-Pero si no sabes qué te iba a preguntar- le dije haciendo un puchero que no pudo ver debido a que seguía con los ojos cerrados.
-¿Acabas de hacerme un puchero?- dijo riendo.
-¿Cómo lo sabes? Si ni siquiera tienes los ojos abiertos...

El chico soltó un pequeño quejido y se revolvió.

-Me estás dejando sin circulación el brazo, conejita- dijo alzando dicha mano y acariciando con lentitud mi cabello- intenta dormir... Ya es muy tarde.
-No puedo Jungkookie...- guardé silencio de nuevo- mejor me iré para no molestarte.

Hice el ademán de levantarme apartando el edredón que cubría mi parte de la cama.

-¿A donde vas?- me preguntó, ahora ya sí, abriendo los ojos.
-Me voy a la terraza. A lo mejor me tranquilizo un poco viendo la lluvia y me entra el sueño- dije abriendo la puerta de nuestra habitación.
-Está bien, pequeña... No te demores.
-No lo haré Kookie- dije sonriéndole y cerrando la puerta a mis espaldas.

Crucé el pasillo que dividía todas las habitaciones en silencio y me dirigí al salón para, después, cruzarlo y entrar a la terraza.
Teníamos una pequeña terraza cerrada debido a que, cuando nació Yeong, teníamos miedo de que se pudiese tirar por el balcón. Si... Somos unos padres un poco protectores. Decidimos pues cerrarla y asegurarnos de que Yeong nunca se pudiese tirar por el balcón. Igualmente el jodido se subía a las sillas solo para poder ver por la ventana... Menos mal que de eso hace ya años y mi pequeño ya tiene sus 15 ya cumplidos.

Cogí un pequeño fular que estaba recién limpio y me lo coloqué sobre mis hombros para darme un mínimo de calor. Llevaba un pijama que consistía en una simple camiseta larga que ya Jungkook no se ponía. No era muy fan de llevar pantalones, me resultaba muy incómodo el dormir con ellos.

Me quedé un rato embobada perdiendo la noción del tiempo  mirando las gotas deslizarse por el cristal. Seguía su recorrido hasta que se perdían de mi vista.

-Conejita...- oí como Jungkook me llamó y pegué un salto del susto.
-Joder, Jungkook, me asustaste- le dije girándome- no te esperaba.
-Te hice un chocolate caliente...- dijo ofreciéndome una taza de un color morado pastel.
-Ohhh~- dije enternecida- gracias, maridito- dije riendo.

El chico hizo una mueca extraña al escuchar ese "maridito"

-Prefiero el "conejito", gracias- dijo riendo.
-Está bien, señor consentido- dije dedicándole una sonrisa.

•One-Shots Jeon Jungkook. BTS~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora