El título lo dice todo ✨. Diferentes situaciones que podrás vivir con el Maknae de BTS 🐇~
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La actualización puede ser un poquito lenta...
Estaba realmente estresada. Me encontraba camino a la biblioteca de la universidad para poder estudiar tranquila. En mi casa era medio imposible; que si Yoongi tocando el piano a las putas tres de la mañana, que si Haru viendo series con los altavoces a tope, que si la tele, que si no se qué; he acabado totalmente desechando la idea de estudiar en mi apartamento compartido. En fin, abrí silenciosamente la puerta de la biblioteca y me dispuse a buscar un sitio tranquilo. No me fue complicado ya que había poca gente en la sala; normal, era bastante temprano.
Me dispuse a sentarme en una de las mesas más apartadas y comencé a sacar todo el material necesario. Estuche, lápices, el libro que jamás abrí en todo el curso, archivador... Lo desparramé todo por la mesa y me puse a revisar mis apuntes. Dios, ¿puedo estar más hasta el culo de estudiar la Ilíada? A este paso, acabo reescribiendo las palabras exactas de Homero si ni siquiera mirar el manuscrito original. Suspiré pesadamente; es lo que tenía estudiar letras... Mientras pasaba mis apuntes a limpio, me di cuenta que necesitaba de la Odisea para poder completar uno de los pasajes de Ulises. Harta de vivir, me levanté en busca del libro hasta que me quedé paralizada por la tremenda obra de arte que se sentó en mis narices. Un chico con la figura esbelta y cabello castaño se sentó en la mesa de enfrente. Llevaba una sudadera blanca que resaltaba aún más su color de piel clara. Dios, el color carmín de sus labios provocaba que me relamises los míos. Espérate, ¿qué estoy haciendo? Ari, por dios, ¡que lo acabas de conocer! Es decir, más bien, de ver. El chico sacó lo que parecía ser un cuaderno de dibujo y comenzó a hacer garabatos; bueno, o eso pensaba yo. Se le veía tan bonito así concentrado...
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Está bien, tengo que buscar la forma de que ese hombre esculpido por los dioses griegos se fije en mí.
Me acerqué a la estantería que se encontraba a su lado derecho con la suerte de que, dos estantes más arriba de mi cabeza, se encontraban numerosas ediciones diferentes de la Odisea.
