MinGi suspiró cuando se apagaron las luces, saliendo por la ventada de su habitación, el borde del edifico no era exageradamente estrecho, pero solo podía apoyar poco menos de la mitad delantera de su pie. Estaba asustado, pero al menos tuvo la entereza de no mirar hacia abajo. Una vez en aquella habitación rebuscó en las estanterías, necesitaba ese libro.El lugar estaba ordenado y pulcro, aquello lo hizo rabiar. ¿Cuándo había estado ese cuarto así mientras estuvo ocupado? Jamás; esa reflexión le hizo sentirse como aquel lugar, vacío. Sacudió su cabeza y con ello sus pensamientos, siguió su búsqueda, tenía solo unos minutos y aun debía volver por el mismo camino.
El libro debería estar en esa estantería, donde siempre estuvo, lo recuerda perfectamente. Sin embargo, toda la habitación había sido ordenada; en cuanto MinGi recordó esto buscó en la estantería correspondiente por orden alfabético hasta conseguir lo que buscaba, miro su reloj con prisas y vio que apenas le quedaba tiempo.
Tenía al menos 15 segundos para cruzar a su habitación, avanzo tan rápido como pudo por el alfeizar y cuando las luces se encendieron ya se encontraba dentro de su recámara. Por poco no lo logra, pero se lanzó con todas sus fuerzas de un salto a su ventana y bueno, al menos estaba vivo y no parecía haber sido descubierto. Tenía el libro dentro de la sudadera y sin cambiarse apagó la luz y se metió bajo la frazada donde con discreción escondió la nueva adquisición en un agujero que había hecho en su colchón. Tiro de la costura y el hueco se se selló, hizo un nudo y lo cubrió con la sábana.
Al día siguiente Hongjoong llegó al trabajo bastante alegre, tras todo lo que le había estado sucediendo pasar tiempo de calidad con TaeBaek, Keyowo y Makki era lo que necesitaba para animarse. Su humor no duró demasiado; enseguida que llego toda la mansión estaba sumida en alguna especie de caos, la gente corría en todas direcciones hablando por el intercomunicador. Antes de que se pudiera acercar a preguntar un hombre llego gritándole de la nada.
—¡Song MinGi! —la saliva salpicó en su rostro, Hoongjoong se limpió con desagrado.
—Señor yo soy Hongjoong.
—¿Te estas burlando de mi mocoso? ¡Tu protegido está desaparecido y tu estas paseándote con tanta calma! ¿Acaso nadie te enseñó a hacer tu maldito trabajo? —el hombre parecía estar quedándose calvo y un rayo de sol mañanero se reflejaba en su cabeza, toda la escena era demasiado brillante, con su rostro cubierto por algo de luz Hongjoong no pudo distinguir quien era.
—¿Desde cuándo está desaparecido?
—Anoche hubo una falla eléctrica, muchas cámaras quedaron dañadas, entre ellas las del ala sur, donde reside él, cuando los técnicos fueron esta mañana a arreglarlas nadie abrió la puerta, cuando lograron entrar vieron que no había nadie. No está en la casa, en ningún sitio.
—¿Ya probaron llamarlo al celular?
—¿Qué clase de ineptos crees que somos? ¡Claro que sí! No responde.
—¿Probaron rastrear la señal del GPS de su móvil? —el hombre no respondió y Hoongjoong pensó que eran un grupo bastante inútil. —¿Dónde está el jefe Choi? —anteriormente el hombre había parecido ser bastante competente.
—El jefe está en su día libre y está fuera de la ciudad por un asunto familiar, no hemos podido contactarlo tampoco.
—Ahora todo tiene sentido—murmuró Hongjoong y aunque el hombre lo escucho no respondió nada. —Llévame donde haya un ordenador.
—Sígueme.
Una vez lejos de la luz solar pudo reconocer al hombre, lo había visto alguna vez en la sala de vigilancia, jamás habían hablado, pero se habían presentado formalmente cuando ingresó, de cualquier manera, no recordaba su nombre y ni siquiera iba a desperdiciar el más mínimo esfuerzo en intentar recordarlo.
ESTÁS LEYENDO
⋇𝙀𝙭𝙞𝙢𝙪𝙨
FanfictionKim Hongjoong es un guardaespaldas que ha tenido malas experiencias con niñatos ricos. Kim Hongjoong sabe como lidiar con ese tipo de personas. Kim Hongjoong sabe exactamente que esperar de esos borrachos, promiscuos, inútiles y caprichosos nenes...