⋄fervens

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Cuando Hongjoong llegó al trabajo aquella mañana, se le pidió monitoreara a MinGi a través de las cámaras de seguridad desde la sala de vigilancia. El lugar contaba con cuatro escritorios que mostraban en inmensos, a Hongjoong se le antojaba hacer énfasis en esa palabra, inmensos monitores de pantalla plana con varias divisiones que mostraban tomas en tiempo real de disímiles ángulos de disímiles cámaras.

Su escritorio sólo tenía las imágenes del cuarto de MinGi, de la biblioteca y de la sala común. Un rápido vistazo a otros escritorios reveló que había cámaras fuera de la casa, en los jardines, zonas comunes y otras zonas aledañas pero que la única habitación bajo vigilancia era la de su protegido.

"O el señor Song es demasiado homofóbico o aquí hay algo raro. ¡Hay una cámara en su puto baño! En otras noticias, ni siquiera sé cómo voy a sobrevivir a monitorear eso; pero en serio, algo como esto es simplemente demasiada violación a la privacidad. ¿Me pregunto si MinGi lo sabe? Como sea, toda esta vigilancia es absurda por solo un muchacho gay, este señor debe importarle mucho a quien o quien se folle a su hijo. Bueno, quién sabe cómo piensan los ricos. Me da algo de lástima el muchacho... Sí, solo lástima, ¿cómo no? Ay, cállate" —y tras esa muy poco productiva conversación consigo mismo recibió una llamada de MinGi al teléfono fijo de su escritorio.

—Buenos días señor Kim ¡ehh digo, Hongjoong! —el muchacho le parecía en exceso educado como su padre, quizás no se parecieran para nada físicamente, pero eran padre e hijo después de todo. De cualquier manera, es un agradable cambio ser tratado bien por su protegido por una vez.

—Buenos días MinGi. —sin percatarse Hoongjoong se aflojó sobre su asiento. Perdió su postura erguida y dejó emerger la sombra de una sonrisa.

—¿Estás ocupado ahora mismo?

—Sólo estoy aquí sentado viendo como me llamas desde tu habitación. —el joven, que estaba sentado en su cama miró hacia la cámara sobresaltado y agitó la mano en forma de saludo algo cohibido. Hoongjoong saludó de vuelta como un bobo sabiendo que no podría verle.

—¿Puedes acompañarme a un lugar? Quiero decir, tienes que acompañarme a todas partes y, bueno necesito salir un momento. ¿Está bien si es en este momento?

—Esto es bueno.

—¿Qué cosa?

—Qué te pregunten antes si... —sintió la mirada de Choi Jongho, quién era su jefe, sobre sí, y decidió que una conversación prolongada no era exactamente lo esperado de él en el momento. —Luego te explico, nos vemos en la entrada de tu habitación en diez minutos. MinGi asintió y se terminó la llamada.

Una media hora más tarde ambos se encontraban saliendo del centro comercial dónde el más alto acababa de comprar demasiados paquetes de gummy bears y caramelos de menta como para ser verdad.

—¿Podemos sentarnos en algún sitio?

—Claro, voy a dónde tú vayas.

—Seguro, pero sería desconsiderado de mi parte llevarte de aquí para allá sin siquiera preguntar. —dijo MinGi encogiéndose de hombros.

"Este chico en serio, es... distinto."

—¿Por qué me miras así?

—Solo pensaba que ojalá todos mis clientes pensaran así. —Respondió Hongjoong mientras caminaban hacia un parque cercano para sentarse un momento.

—¿Has tenido muchas malas experiencias con tus clientes? —Preguntó MinGi cuando se sentaron en el banco más alejado del resto de las personas. El chico abrió un paquete de gomitas y le compartió al guardaespaldas, quien intentó negarse al principio, pero... ¡maldita sea! MinGi podía ser muy persuasivo con sus ojitos pequeños y sus carnosos labios en una mueca triste.

 ⋇𝙀𝙭𝙞𝙢𝙪𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora