⋄magnes-ētis

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—¿Nuevo look?

—Me aburrí del anterior.

—Escuché lo de la familia Jun. ¿Tú...

—Es un malentendido Seonghwa ¿Realmente me crees capaz?

—No, no, yo solo...

—Tengo una reunión ahora, luego hablamos. —dijo y sin esperar respuesta se fue al despacho de su jefe.

La reunión no fue muy larga, unos cuarenta minutos después Hongjoong salía del edificio camino a una de las mansiones más grandes de todo el país.

—Otro niño rico. —Resopló con pesar.

De este nuevo trabajo aún lo le habían dado muchos detalles, solo que debía pegarse como chicle a un muchacho de 21 años e informar de todo lo que hiciera con extremo detalle aún si no parecía sospechoso. El muchacho debía vivir para heredar el imperio de los Song. El trabajo pagaba demasiado bien para ser cierto; ahora únicamente debía pasar la entrevista, y Hoongjoong planeaba conseguir este trabajo sí o sí. Es cierto que no le gustaba trabajar con niños mimados, pero necesitaba el dinero, con esa paga tan jugosa incluso podría mudarse a un mejor lugar, con un gran patio, o cerca de un parque, o en algún lugar a las afueras de la ciudad.

De alguna forma toda la situación era extraña, un trabajo que más que nada parecía de vigilancia y los contratadores se negaron a enviar la información a la empresa alegando que solo lo discutirían con él, aun así, había suficientes ceros en la propuesta de pago.

Cuándo Hongjoong llegó a la mansión sentía que acababa de entrar en un laberinto. El lugar era gigantesco y estaba increíblemente bien protegido. Un sistema de vigilancia en la entrada con una cabina y un guardia de seguridad que parecía ser tres veces más grande que él, lo recibieron y tras verle el rostro el oficial ya sabía quién era, aun así, requirió su identificación.

—Quedan tres minutos hasta la cita que programó. Conduzca recto hasta que vea una pequeña área de descanso en el jardín y espere ahí a que los señores lo reciban. —le dijo el gigante con la voz más neutra que hubiera escuchado alguna vez.

—Bien. Gracias señor, tenga un buen día.

El jardín era gigantesco y simplemente hermoso, desde el portón de la entrada hasta donde comenzaba la edificación, las flores estaban dispuestas de forma que parecían formar un arcoíris. Plantas de todos colores y arbustos recortados de maneras creativas se encontraban a ambos lados de la vía estrecha por la que Hongjoong conducía su auto.

El área de descanso también era deslumbrante, unas mesas pequeñas y redondas color marfil, sillas a su al rededor y en color crema suave una fuente de pájaros, todo con un estilo muy Victoriano. Hongjoong veía el amplio jardín con envidia.

—Si TaeBaek, Keyowo y Makki estuvieran aquí se volverían locos en este sitio. —tenía una extraña manía de hablar solo de vez en cuando.

— ¿Señor Kim?

—Sí, soy yo.

—Mi nombre es Choi Jongho, soy el jefe de seguridad de la familia Song. —dijo el hombre y Hongjoong pensó que se veía como un Pitbull, musculoso y bajito, muy bajito para ser jefe de seguridad. Luego pensó en sí mismo y se sacudió esos pensamientos. —¿Vienes por el trabajo de seguridad personal del joven Song? —Hoongjoong asintió. —Espero que consigas el trabajo.

—Yo también.

—El señor Song vendrá ahora mismo a encontrarse con usted. De hecho, ya casi está aquí. —dijo tras tocar su auricular.

Los miembros de la seguridad estaban todos interconectados con un auricular, con él se mantienen al tanto de todas las situaciones y de la posición de cada miembro de la familia.

 ⋇𝙀𝙭𝙞𝙢𝙪𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora