Capítulo 6: "Estoy aquí"

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Frente a Frente.

Fue una gran sorpresa volver a saber de Héctor, aún no me lo creo. Más sorprendente que eso es el hecho, que después de dos años de saber nada de él, habíamos vuelto a hablar como si nada. Como si no hubiera pasado nada de tiempo, como si no lo hubiera lastimado y se sentía tan bien hablar con él.

Es raro tener a alguien con quién hablar con tanta fluidez, sin presiones y alguien que te escucha de verdad. Extrañaba eso, no me había dado cuenta de cuánto extrañaba a Héctor.

Nuestras conversaciones se volvieron algo diarios, nos escribíamos e incluso hablábamos por celular por largos ratos. Su voz había cambiado a una más madura, pero su esencia seguía siendo la misma. Seguía siendo el chico raro que me hacía reír con sus comentarios y pensamientos locos, seguía siendo el Héctor que yo conocía, aunque un poco más coqueto diría yo.

Un fin de semana estaba muy cansada por los exámenes y trabajos de la semana en la universidad. Le estaba comentando eso a Héctor en una llamada y de la nada me invita a salir, para relajarme y a la vez vernos después de tanto tiempo. ¿Me pregunto si será una cita? No lo creo, es algo más como una reunión de amigos.
Nunca creí que salir a comer y ver una película fuera tan entretenido, al parecer, cuando se tiene buena compañía todo es mejor y Héctor hizo que todo fuera mejor.

Cuando lo ví llegar al punto de encuentro, me sorprendi. Se veía un poco más alto y no tan delgado como en la escuela, pero aún así yo seguía siendo un poco más alta que él. Es gracioso ver cómo aún somos tan diferente por fuera, pero tan parecidos por dentro.

Al comienzo ni siquiera sabía cómo saludarlo, de la mano, con cachete o abrazo. Héctor decidió por ambos y al estar cerca abrió sus brazos para que nos saludaramos con un abrazo. Se sintió tan acogedor, con ese abrazo se sintió la nostalgia, todo lo que hemos compartido y ambos nos abrazamos fuerte. No sabría decir porque, pero era necesario.

Comimos, hablamos sin censar y reí más que en los últimos meses juntos. Luego de la película no podía creer que Héctor estuviera burlándose de mí porque supuestamente estuve toda la película viendo el trasero del actor y yo no paraba de reír. Si, era cierto pero no le iba a dar el placer de admitirlo. Él seguía burlándose y yo me morí de la risa cuando dijo: "No se para que perdiste tu tiempo viendo el trasero de ese hombre, cuando aquí tienes este sabroso." Créanme, morí ahí mismo de la risa. Cómo se le ocurre decir eso y modelar frente a mi para que le vea el trasero. No le dije nada, solo me reí porque tenía miedo de admitir en voz alta que tenía un buen trasero.

La noche continuó así, pero llegó el momento en que todo se acaba y cada quien tiene que ir a su casa. Las despedidas nunca son buenas y algunas se ponen incómodas. Todo iba considerablemente bien, hasta que justo cuando me iba, Héctor me detiene y me dice lo siguiente.

"Laila, quiero decirte que no me había divertido tanto en un largo tiempo. Me atrevería a decir hoy fue uno de mis mejores días, pero quería hacerte una proposición o más bien una pregunta. ¿Te gustaría ir a una cita conmigo?"

No sabía que decir, me tomo por sorpresa no esperaba eso. Si, lo había pensado pero no creí que pasaría. Antes de poder responder él siguió hablando.

"Se que puede ser repentino, pero para mí no lo es. Desde la escuela tú me gustabas mucho y nunca me atreví a decirtelo. Hoy estando contigo me di cuenta que nunca me dejaste de gustar y no podía cometer el mismo error dos veces. Por eso te estoy invitando a que tengamos una cita. ¿Que dice?"

Después de escuchar eso, díganme quien puede decir que no. Yo también me di cuenta de lo bien que me siento junto a el, no sé si también me gusta, no sé si siempre me gustó en el fondo; pero estoy cansada de arrepentirme. Ya no quiero pensar que no lo intenté, que no lo pensé y entonces le dije que sí me gustaría ir a una cita con él. El rostro de Héctor se iluminó con una hermosa sonrisa, me abrazo y ambos nos fuimos por nuestra propia dirección hacia nuestras casas. Quedamos en qué nuestra cita sería el viernes.

Llegó el viernes y estaba más nerviosa que mi primer día de clases en la universidad. Esto tiene que significar algo, porque una no se pone nerviosa por cualquier chico y este chico, era especial. Por primera vez estaba ansiosa por ir a una cita y Héctor no me decepcionó. Me llevo a un parque, en donde tenían un festival de flores; nunca hubiera imaginado que Héctor fuera un romántico pero no me quejo de eso.

A cada minuto de nuestra cita me sorprendía, recordaba cosas que le había dicho que me gustaban cuendo estaba en la escuela, cosas que no todo el mundo sabe y el las recordó. En esa cita fue cuando lo ví realmente, lo ví por quien era completamente y no puedo negar que me gustó lo que ví. Honestamente estoy admitiendome a mi misma, que me gusta Héctor.

Héctor fue a comprar unos dulces y yo me quedé esperando sentada en una fuente con mis pensamientos. Me había dado cuenta de lo que realmente sentía, de lo que sentía en el pasado y no me había dado cuenta o no quería aceptar. Héctor era un hombre grandioso, uno que aceptó sus sentimientos hacia mi y que hoy me saco a una cita. ¿No sabía que aún existiera eso en el siglo veintiuno? Pero estoy agradecida de que exista, de que Héctor exista en mi vida.

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