Capítulo 3: "Semi Ciega"

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Ciega.

Por mucho tiempo estuve ciega sobre lo que pasaba con Héctor, pero llegué a un punto en el que decidí darle una oportunidad. Aunque no fue en realidad una oportunidad, fue más bien, mostrarle verdadero interés. Que él se diera cuenta, que ya no estaba ciega, que realmente lo veía como era y que estaba bien.

Esto fue como un acto de rebeldía. Mis amigas aún hablaban mal de el, en general Héctor no era muy gustado o soportado; pero aún así, yo quise darle una verdadera oportunidad.

Héctor supo aprovechar esa oportunidad muy bien, ya que de hablar casualmente en la escuela, pasamos a textear por las noches y fines de semana. En ocasiones admito que hablaba de unos temas un poco raros, pero era de esperarse de Héctor. Nos reíamos, hacíamos bromas e incluso llegamos a burlarnos el uno del otro. Era como si hubiera encontrado ese amigo ideal, pero que él no quería ser solo mi amigo y yo estaba comenzando a preguntarme lo mismo.

¿Yo quería que fuera más que mi amigo?

Una parte de mi lo quería y otra no, para bien o para mal en ese entonces, mis acciones fueron dominadas por la parte que no quería nada con él. Comencé a enojarme por tonterías y comentarios que Héctor hacia. Cosas que un tiempo antes no me molestaban pero ahora sí y no sé cuál es la razón. Mi mente estaba tan llena de cosas en ese momento, el último año en la escuela es muy estresante y ahora puedo identificar que me deje llevar, no pensé bien las cosas.

En los últimos días de nuestro último año en la escuela, nuestras conversaciones fueron mínimas. Disminuyeron y fue por mi culpa, por enojarme sin saber porque con él. Héctor entendía, respetaba que no quisiera hablar con el, pero también sufría porque estar cerca de mi es lo que él quería. Ahora me doy cuenta que eso vale mucho, porque no muchos chicos, tampoco adultos, saben respetar la decisión de una mujer cuando no quiere hablarles. Aunque luego la mujer se de cuenta que estaba equivocada, como lo estaba yo.

Pero esto no fue el momento contundente para Héctor, ese momento que lo cambio todo, que realmente lo lastimé; aún lo recuerdo con claridad.

Como despedida de nuestra escuela, hicieron una fiesta y obviamente asistí con mis amigas, casi toda la clase estaba ahí. Todos estábamos en nuestros propios mundos, bailando, cantando y tratando de hacer nuestro último intento de conquista con nuestro crush. Por supuesto, yo estaba haciendo todo eso, especialmente lo de mi crush. Ese chico si que me tenía mal, pero al igual que yo estaba Héctor. Haciendo su último intento con su crush, yo.

Recuerdo que me invitó a bailar y lo rechacé, mi crush me invitó a bailar y fui con él. Héctor lo volvió a intentar más tarde y por no rechazarlo de nuevo, básicamente lo engañé. Le dije que verificara si había espacio para bailar y mientras fue a hacerlo...yo me fue a otra parte. Ahí, en ese momento, estoy segura que lo lastimé. Lo decepcioné y hasta el día de hoy no me perdono a mi misma por hacer algo tan bajo.

Sé que ese tipo de cosas son las que hacen las oportunistas, las chicas que se burlan de otros y terminé convirtiéndome en una de ellas, en lo que más odiaba.
No comprendo porque lo hice. He tomado muchas decisiones tontas, aún siendo adulta, pero esa...esa está dentro de mis tres mayores errores y arrepentimientos.

Luego de esa fiesta, ya no tuve contacto con Héctor. Nada en persona, ya terminamos la escuela y nada por las redes sociales. La comunicación se corto de un instante a otro y no lo culpo, cualquiera lo hubiera hecho después de como lo traté.

Yo solo esperaba que estuviera bien, que tuviera suerte en su futuro y que logrará encontar a una chica que lo tratara bien, no como yo.

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