Capítulo 3.

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Desperté con un gran dolor en la cabeza, náuseas y mucho dolor de estómago.

Y, a decir verdad, lo único que me hizo levantarme fueron las náuseas que sentía; me levanté corriendo hacia el baño donde me arrodillé y vomité. 

Minutos después me levanté, y tiré de la cadena. Fuí a lavarme los dientes y suspiré mirando la fotografía que se encontraba pegada en mi espejo.

Michael.

Michael y yo.

Besándonos.

Terminé de lavarme los dientes y observé la imagen, suspiré de nuevo con nostalgía, salí del baño para dirigirme a mi cama y tumbarme ahí.

Extendí mi mano hasta la mesa de noche tomando mi telefóno y observé las fotos que teníamos Michael y yo.

¿Aún me recordará? ¿Aún me amará? ¿Me odiará siquiera por no presentarme durante este tiempo? Y, si no me presentaba no era porque no quisiese, juro por lo que más amo que es él, que tengo tantas ganas de verlo y abalanzarme sobre él y abrazarlo y, dios. Es tan difícil tenerlo cerca de nuevo.

Ahora él estaba convirtiéndose famoso haciendo lo que más amaba, tocando música y la está compartiendo con la mayor cantidad de personas posible.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos.

-Hija, ¿Estás despierta?-la voz de mi madre retumbó en mis oídos.

-Sí-contesté sin ganas y me levanté de nuevo.

Y sí, volví a vivir con mis padres. Por eso es que he peleado conmigo misma y he hecho un esfuerzo sobrehumano para no buscarlo de nuevo.

Ellos me prohibieron volver a verlo, incluso mi hermano dijo que lo golpearía si se presenta acá.

Realmente por ahora será mejor que piense que estoy muerta o algo. Pronto encontraré la forma en la que podamos volver a vernos. Sólo espero que no me haya dejado en el pasado como un sólo recuerdo más.

No quiero ser solamente un recuerdo para él. Quiero que volvamos a estar juntos.

Pero parece tan lejano. Cada vez que yo despierto, él está en un lugar nuevo  en otra ciudad, otro país o incluso continente. Y yo no puedo moverme. Quería levantarme, quería ir con él  quería volver a estar envuelta en sus brazos como antes. Quería que todo volviera a ser como antes.

Pero no podía cambiar nada ni aunque quisese.

Pero ¿Qué más podía hacer una chica como yo? Soy una chica normal, él es un chico con talento que se está haciendo cada vez más famoso.

Suspiré pesadamente, recorriendo mi habitación con la mirada como si no la conociese ya.

Hice una campana con los brazos estirándome y me fuí a duchar. Veinte minutos después ya estaba afuera del baño colocándome mis jeans y después una blusa cualquiera, realmente estaba exausta de tanta rutina.

Bajé, tomé una manzana segundos después le dí un mordizco y salí de mi  casa cerrando la puerta detrás de mí.

Sin tener ni mínima idea de algún lugar al cual dirigirme comencé a andar a pasos lentos; iguales a los de una película de terror. Comía de mi manzana tranquilamente observando las calles, los autos, las personas que pasaban al lado mío, las casas, todo examinándolo tan detenidamente. No tenía prisa, ni mucho menos preocupaciones; me esperaba un sermón gigantesco por parte de mi mamá pero no me importaba. Me había acostumbrado a recibirlos después de conocer a Michael. Antes de conocerlo, yo era su hija perfecta, después de que les presenté a Michael me llenaron de sermones y me toman como una hija de la cual deberían de avergonzarse por salir con un chico que no tenía planeado estar en una universidad y mucho menos había pensado en estudiar una carrera profesional.

Regrets. |Michael Clifford|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora