Capítulo 9.

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Suspiré y me enjugué las lágrimas—de las cuales no recordaba haber comenzado a derramar—. Caminé a paso decidido hacia donde se encontraba ella besuqueándose con aquél chico. Ugh.

-Hola-fue lo único inteligente que me pasó por la mente, como era de esperarse, se separaron de golpe y ambos se encontraban rojos de la vergüenza.

-Michael yo...puedo explicarte..-murmuró _____ mirando al suelo ¿Qué no podía sólo mirarme a los ojos y decirme “Sí, te engaño. Has sido un idiota si pensaste que yo no haría mi vida de nuevo” ¿Cómo era siquiera capaz de mirarme a los ojos antes de que me enterase? ¿Acaso creyó que podría jugar éste juego y yo no lo notaría? Pues bien. Si antes estaba arrepentido por haberla engañado supongo que ya no lo estoy más. Total, nos estamos jugando el mismo juego ¿No es así?

-No hace falta, Karadacche, supongo que ya vi lo que necesitaba ver-contesté de una forma fría y distante, mirándola, porque yo me atreví a mirarla a los ojos diciéndole la verdad. Pude escuchar un suspiro salir de sus labios al mismo tiempo que se pasaba la mano por el cabello frustrada haciendo que éste se echara todo para atrás y se desacomodase.

-Michael, tú no entiendes...

-Me parece que sí-la corté- fuiste muy clara ¿No? Esperaste a que me fuera al baño para así tú poder besar a éste chico. Wow. Y ¿Pensabas que no me daría cuenta? Bien, no te salió-me crucé de brazos mirándola tan fríamente que incluso una parte de mí llegaba a sentirse mal por haberle hablado así, por haberla mirado así. Pero, me engaño ¿No? Que más da cómo la trate ahora, porque ¿Qué esperaba? ¿Que la viera y le diera una medalla de oro? ¿Y otra a mí? ¿Por el cornudo del año?

-Michael, si tan sólo me escucharas-replicó ___ mirándome sin expresión alguna en su rostro, no podía describir la forma en la que me miraba, como, culpable, pero, a la vez molesta y herida por la forma en la que actuaba con ella, por cómo me estaba mostrando con ella. Por, realmente por todo. 

Supongo que no tengo palabras para describir lo que estaba pasando en ese momento y, probablemente, nunca las encuentre.

Me dí la vuelta dándole la espalda y, como acto seguido me quité los zapatos para reemplazarlos por los míos. Ella se los había quitado ya. Estaría mintiendo si dijiese que no se los había cambiado. ¿Acaso pensaba irse con él y dejarme solo como el chico patético que piensa que soy? ¿Dejarme botado? ¿Después de todo? Después de haber visto cómo lloraba y haberla consolado cada vez que sus padres le decían cosas horribles por mi culpa, por haberme presentado con ellos. Por no haber dicho 'Sí, me gustaría ir a la universidad', posiblemente se estaba vengando del daño que le ocasionaron sus padres con sus regaños por mi culpa.

Posiblemente alguna vez me quiso.

O tal vez no.

Tal vez sólo está conmigo porque no quiere estar sola.

Y le estoy dando gusto tratándola como princesa cuando va y besa a quién sabe qué tipos por ahí.

El chico con el que se había besado minutos antes se había marchado ya. Así que simplemente caminé y la tomé del codo casi obligándola a caminar.

-¿Qué haces?-preguntó mirándome extrañada. Nunca me había visto así.

Ni yo la había visto besar a otros, bueno, sí, pero no mientras estaba conmigo.

-Nos vamos a casa-fue lo único que dije antes de abrir la puerta y dejarla pasar primero, afuera el frío calaba tanto que juro que podrías sentirlo en los huesos. No soy un patán, probablemente cualquier otro chico la hubiese dejado ahí, a su suerte, pero yo no. Se había venido conmigo, lo justo era que también la llevase a su casa aunque estuviese de malhumor.

Regrets. |Michael Clifford|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora