XXI

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El pequeño estudio se alojaba dentro de un edificio cercano a la orilla del golfo de Tesalónica. La temperatura era de apenas unos grados y el frío se dejaba sentir en la brisa que le revolvió el cabello azulado.

Maldijo a Mermaid cuando lo vio llegar. Sin esperarlo entró por su cuenta en busca de las escaleras que lo llevarían a su destino y arrugó la nariz con una mirada reprobatoria al divisar una mancha en el asiento que le correspondía. Mermaid pasó a su lado fijandose también, pero deliberadamente ignorando el poquito de tinta que quedó sobre el tapiz.

El dueño de casa los saludó con la cabeza, mientras se ponía los guantes de goma. Notó en seguida la razón por la que Kanon miraba el asiento, con los brazos cruzados y labios fruncidos. Hizo apenas una mueca de fastidio y limpió la mancha ofensiva con un trapo sucio.

-Ya sientate de una vez y deja de joder, Kanon. Solo es un poco de mugre- Mermaid se apropió de la única silla disponible dentro de aquella pieza que fungía como un estudio de tatuajes- Además, con la cara de muerto fresco que tienes, en lugar de venir a Dio debería llevarte a ver a un sepulturero. Seguro ni has ido al médico.

-Eso es para viejos alergicos de mierda como tu... Si voy al hospital será para que me alarguen la verga...

Mermaid cruzó los brazos, pero no respondió ante el comentario. Canon cruzó la puerta con su mismo semblante desgarbado. Al ver a Kanon se detuvo en seco. Lanzó un gruñido y se arrimó a la pared.

-Oye Mermaid, trajiste a esa rata asquerosa por...

Kanon se quitó la camiseta sin perder de vista a los presentes.

-Yo no lo traje, vino solo. ¿No sabías? Es mi premio consuelo.

-No sabía que andaban sorteando mierda...

-Fue idea de tu "Papito". Es tan bueno que me lo dio para que lo entrene y haga algo bueno con él. No sé que se le ha dado por pensar que hago milagros. Así que gracias a ti, tengo a este dolor de culo pegado a mi propio culo. No sabes cuanto te lo agradezco -continuó mermaid observando las pinturas que decoraban las paredes.

-¿Acaso cres que quiero venir aquí? El papa de... Poseidon me dijo que viniera. Si no, me hubiera ido a hacer otra cosa. Tengo mejores cosas que hacer.

-¿Ah sí?-interrogó kanon-Rascarte los huevos a dos manos no te toma mucho tiempo, ¿no?

-¡Ni tienes idea, cabrón! No tienes ni idea de Lo que voy a hacer con...

-Ya cierra el hocico mocoso. El pez muere por la boca y yo estoy apunto de meterte un arpón por el hocico y sacártelo por el culo...

A canon no le cayeron bien las palabras de mermaid y se sulfuró de inmediato. No iba a permitir que lo humillara delante de Kanon, a quien por demás odiaba.

-Vete a la mierda viejo. A mi no me hace gracia estar aquí mirándole la cara a ese pendejo. Prefiero perder mi tiempo haciendo cualquier otra mierda-canon levantó la voz más de lo que debía-Vayanse todos a la mierda...

Kanon esbozó una sonrisa y hasta el tatuador hizo lo mismo. El único que no encontró gracioso el comentario fue el mismo Mermaid.

Canon era aun bastante joven e inmaduro, imprudente además e increíblemente impulsivo. Aprendería con el tiempo, a medir sus palabras, si es que mermaid decidía perdonarle la vida luego de haberle hablado de ese modo.

Kanon se acomodó en la silla para ver mejor como mermaid se movía a una velocidad que no combinaba con lo metódico de su ser.

En realidad no podía culpar a ese pobre tonto. Canon le recordó mucho a sí mismo, cuando era un idiota que actuaba sin pensar. Era muy sencillo subestimar a mermaid. Algunas canas se asomaban sobre sus sienes, así como algunas arrugas sobre su frente contaban la historia de sus años. Su cuerpo no era atlético, a decir verdad se veía pesado más que corpulento.

Come As You Are (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora