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Dio un par de vueltas en el auto. Conducir en las turbulentas calles de la ciudad no conseguía calmarlo.

Kanon aceleró más de lo que debía apenas el semáforo cambió. Podía estrellarse y dejar que el auto estallara en medio de la avenida. Los pensamientos suicidas se multiplicaron al darle una mirada al Poseidón de los mares que lo observaba desde el asiento del copiloto.

¿Qué estaba haciendo? Se preguntó. ¿Suicidarse sería suficiente para escapar de Poseidón? Abandonar el mundo no era una opción. Sorrento se quedaría solo a merced de Poseidón y la sola idea era aterradora.

Las cintas de vídeo que Poseidón atesoraba formaban una muy nutrida y abominable colección de la cual su dueño se sentía orgulloso. Kanon no sólo vio algunas escenas, sino que estuvo a punto de ser parte del reparto.

La afición de Poseidón de producir ese tipo de contenido era espeluznante. Casi tanto como lo mucho que disfrutaba. La sola idea de que Sorrento fuera el siguiente en los mórbidos planes de Poseidón, lo volvería loco de atar.

Una vez en el hospital, tuvo toda la intención de ingresar, pero una figura familiar lo hizo detenerse en seco.

No era una coincidencia, al contrario, el hecho que estuviera en la entrada confirmaba todas y cada una de sus más oscuras sospechas.

-¿Qué carajo haces aquí? ¿Me estás siguiendo o que mierda? -masculló acercándose a quien lo miraba fijamente a unos pasos de la puerta del hospital.

-Lo mismo puedo preguntarte, pero no me interesa -respondió mermaid con un gruñido amenazante.

De imponente estatura y cuerpo macizo, mermaid se plantó en la entrada. Kanon reprimió una grosería. Demasiada gente transitando como para liarse a balazos en plena avenida.

Un guardia de seguridad los miraba de reojo mientras que sostenía una radio en una mano. El lenguaje corporal de ambos los ponía en evidencia.

Kanon se acercó, sin embargo, ejerciendo todo el autocontrol del que era capaz. Mermaid lo recibió tensando los músculos, esperando un ataque.

-¿Entonces estás de portero? ¿También vas a aparcar autos o solo vas a estorbar?

A mermaid se le agrió el rostro y se le fruncieron las cejas.

-Piensa lo que quieras. Igual, llegas demasiado tarde, muchacho.

La respuesta de mermaid elevó las alarmas en la mente de Kanon. Sin pensarlo avanzó un paso de más consiguiendo que su rival se ponga en guardia, bloqueándole deliberadamente el ingreso.

-Esto es un hospital, ten algo de respeto, hijo. Hay gente recuperándose allá adentro. Si quieres problemas, vete a otro lado.

Las palabras de mermaid llegaron a oídos de los demás transeúntes y del guardia de seguridad que decidió intervenir. Se acercó con cautela y sin lugar a duda ya había pedido refuerzos.

-¿Todo bien muchachos?

-Todo bien, jefe -replicó mermaid al guardia de seguridad quien lo miraba con intensidad.

Sabía bien que debía tener cuidado. El color de su piel lo convertía en presa fácil para un policía. Podía defenderse sin problema. No sería una estadística más ni harían marchas pidiendo justicia por él. Sin embargo, no era prudente llegar a esos extremos.

-Pues parece que algo sucede, por eso estoy aquí. No queremos tener problemas, ¿verdad?

Kanon gruñó entre dientes y mermaid tuvo deseos de menear la cabeza. Ese chico era un verdadero dolor de culo, pero ese guardia de seguridad no se quedaba atrás. Sin embargo, no podía dejar de sentir una gran sorpresa al ver que Kanon no le saltaba a la cara como perro rabioso.

Come As You Are (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora