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No, no estaba muerto. Pero si lo dejaba tirado entre la vereda y la pista, no tardaría en estarlo.

Estaba seguro que era ese Alfa malhumorado. No podía equivocarse, lo reconocería en cualquier lugar.

Era el mismo Alfa que apareció en su departamento tiempo atrás para cobrar la deuda de su hermano, ese que lo amenazó y golpeó.

A pesar de que tenía el rostro cubierto de Sangre, era fácil reconocerlo por el tatuaje en su cuello. En realidad tenía cientos de marcas en ambos brazos y una cicatriz de quemadura enorme en pecho que lo delataba más que nada. El signo de Poseidón. Sumándole a todo, el color azulado de su cabello revuelto sobre el pavimento, no cabía lugar a error. Era ese matón llamado kanon.

Aquél Alfa tosía silenciosamente mientras escupía sangre a por montones. Tal vez hasta respirar se le dificultaba al pobre.

Tenía todo el rostro hinchado y no dudaba que quizá también algo roto.

Pensó seriamente en ayudarlo pero no sé atrevió...

"No quiero volver a verte"

Paso por su mente las palabras de aquél día. Seguramente sí lo despertaba terminaría por desquitarse con el.

Asi que resoplando en silencio, Sorrento siguió su camino, pasando a un lado del Alfa, evitando pisar la sangre que ya formaba un charco sobre el suelo.

Sin embargo sus pies no avanzaban. Observó nuevamente el rostro amoratado de ese hombre y justo en ese momento aquél Alfa volvió a toser sangre, y no

No podía dejar a Kanon ahí tirado a su suerte, no podía dejar que un automóvil lo arrollara en cualquier momento, tenía que jalarlo hacia la acera para que no terminé como parte del pavimento.

Algúna vez escuchó decir a Eo que el camino al infierno estaba
hecho de buenas intenciones. Pero Eo quizá no lo sabría, ya vivía en el infierno. Claro que siempre podía irle peor. Así que dejó su mochila a un lado y con todas sus fuerzas intentó mover al Alfa ese.

Tenía la mejor intención del mundo, de apartarlo del peligro, pero ese tipo no colaboraba. Pesaba dos toneladas y cuando aún no terminaba de levantarlo apenas se sacudió y rodo sobre toda la pista.

Debió de imaginarlo, el orgullo y ego de aquél Alfa era tan grandes que jamás se dejaría ayudar por nadie. Bueno, estaba hecho lo intentó. No funcionó. Adiós entonces. Sería un problema menos en su vida. De repente hasta Julián le perdonaba el lío que armó cuando se enterará de que aquél hombre de Poseidón no volvería a molestarlos.

Sorrento recogió su mochila y se dispuso a desaparecer antes de que la voz del fondo de su corazón volviera a atacar.

-¿Qué mierda me estás viendo? ¡Quieres pelea!-

Exclamó Kanon. mientras nuevamente intentaba ponerse en pie y sin motivo alguno daba golpes al aire.

En otro momento seguro sería un espectáculo divertido verlo maldecir al vacío y pelearse con nadie, pensó Sorrento. Pero no ahora, cuando el escándalo que armaba atraía a la curiosa fauna nocturna.

Sorrento esperó que aquel borracho se cansara de patalear como escarabajo panza arriba.

Y después de unos segundos kanon se desparramó nuevamente sobré la pista y
no, definitivamente no podía dejarlo solo en aquel lugar.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el peli lila y sin dudarlo dos veces camino hacia su encuentro contra aquél hombre.

Y si, aún respiraba.

Come As You Are (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora