✧;;Capítulo O9

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La cita doble iba bien.

Aunque claro, ¿qué se podía considerar "bien"? En un mundo de tantas posibilidades.

Para TaeYong y Mark "bien" significaba: no estar acuchillándose el uno al otro en público. Y por supuesto, hacerlo telepáticamente no contaba.

Johnny y Chittaphon habían llegado. Lucían nerviosos, como si en el fondo no quisieran estar ahí y simplemente lo estaban porque TaeYong los había obligado. Mark creía que eso no estaba muy lejos de ser la realidad. Podía imaginarse al pelinegro rogándole a la pareja que se reunieran con ellos de nuevo, para demostrar que eran novios cariñosos, reales y perfectos.

Mark seguía sin comprender cuál era la necesidad de TaeYong de mentirle a sus mejores amigos. Parecía desesperado por la mirada aprobatoria de Johnny. De hecho, ya había inventado unas cuantas teorías descabelladas en su cabeza, a falta de una explicación. Como por ejemplo, que ahora TaeYong trabajaba para la CIA. O era mafioso. O intentaba hacerse pasar por un hombre gay para una misión encubierto. Eso tenía sentido.

—¿No quieres otra cosa para comer?— le preguntó TaeYong. Mark se detuvo un segundo a observarlo.

Era guapo. Muy guapo. Había que estar ciego para no reconocer la hermosura que era el rostro de Lee TaeYong. Hasta él, con su extremo odio e irrevocable rencor, era incapaz de ignorar su belleza; lo que por cierto, le hacía enojar aún más y querer tirarse de un edificio.

Un recuerdo cruzó por su mente. TaeYong rechazaba a todos diciendo que le gustaba alguien más. Con esa cara y esa personalidad que lo caracterizaba tanto en la secundaria, ¿quién podía negarse? ¿Por qué jamás estableció una relación con la persona que quería? ¿Acaso no era correspondido?

Le estaba dando muchas vueltas al asunto.

—No— murmuró, y esbozó una sonrisa falsa y horrorosamente romántica—. Estoy bien. Gracias, Pingüinito.

—Me agrada el apodo— interrumpió Johnny. Mark había notado que siempre estaba sonriendo, extra sincero y asquerosamente adorable, su gran opuesto—. ¿De dónde salió?

—Es que la tiene grande— dijo Mark, manteniendo su semblante sereno. Johnny parpadeó asombrado, probablemente para mal.

—¿Disculpa?

—Que la tiene grande. Su nariz, digo yo— Reprimió una risa mientras pinchaba la nariz de su supuesto novio. TaeYong hizo un mohín y Johnny rió.

—Dios, tienes que aclararlo. Eso tenía potencial de doble sentido.

Mark vaciló un instante. —Bueno, su pene es grande también.

Estaba teniendo una buena ración de diversión, y ni siquiera estaba comprometiendo su fachada o su trabajo. Podía acostumbrarse a ello. Al menos las expresiones divertidas de Johnny le ayudarían a sobrellevarlo.

—Ya veo— dijo Johnny tosiendo. Chittaphon permanecía impasible—. Demasiada información.

—Oh. Lo siento, no tengo un buen filtro— se disculpó, intentando controlar la sonrisa divertida que amenazaba con aparecer.

Chittaphon —quien no hablaba mucho, según el análisis exhaustivo de Mark— tomó un sorbo de su bebida y carraspeó.

—Deberíamos salir más— propuso, un tono casual en su manera de hablar. Mark sintió a TaeYong ponerse rígido a su lado—. Sería divertido. ¿No crees, John?

—¡Sí!— exclamó su novio con alegría. Aplaudió—. Sería maravilloso. Siempre quise salir en citas dobles. Y ahora que TaeYongie tiene novio, podemos hacerlo. ¿Qué dices, TaeYongie–ah? ¿Te animas?

Entre Mark y TaeYong, era imposible determinar quién estaba más disgustado con la idea.

¿Más citas?, pensó Mark, sonriendo con falsedad mientras un mal presentimiento se asentaba en su pecho. Pasar más tiempo con TaeYong es malo. Muy malo. Sin embargo, no tenía ni la menor idea de cómo rechazar eso sin parecer... raro. No era posible que Chittaphon y Johnny hubieran empezado a dudar ¿o sí? Volteó a ver al pelinegro, decidiendo que le permitiría a él contestar. Confío en , Pingüinito. No lo arruines ahora.

—Sí, me encantaría.

Estúpido.

—¿Qué dices, bebé?— TaeYong sonrió para él, aunque no de una forma agradable—. ¿Tienes tiempo en tu ocupada agenda para tu lindo novio?

Lo quería matar. —Por supuesto que sí. Tengo todo el tiempo del mundo para mi Pingüinito.

No lo tenía. La universidad y sus otros dos empleos ocupaban gran parte de su día. Tendrían que planear algo luego si es que esto del novio falso se volvía en una mentira a largo plazo.

Entonces, como si al universo no le bastara poner a Mark en el peor escenario que pudiera imaginar con la peor persona que pudiera existir, apareció uno de ellos.

—¿Mark?— Los cuatro pares de ojos se desviaron hasta encontrarse con el dueño de aquella voz. Un joven de su edad veía al castaño con una sonrisa, parado cerca de la mesa—. Tanto tiempo sin verte. Te acuerdas de mí ¿no? JongIn.

¿JongIn?

JongIn.

Oh, Dios.

Los ojos de Mark se abrieron de par en par al reconocerlo, congelándose por un breve momento mientras procesaba lo que estaba pasando, lo que significaba la persona frente a él. Mierda.

TaeYong se giró hacia Mark, una pizca de confusión casi imperceptible en su mirada. —¿Quién es él, bebé?

—Oh, es un... ex— respondió, sintiéndose incómodo y omitiendo el "cliente" al final de su oración. TaeYong sin embargo, pareció captar rápidamente lo que intentaba decir, para su suerte.

—Ya veo... Bueno— Le dedicó la más falsa de las sonrisas a JongIn, y pasó un brazo por sus hombros, siendo descaradamente posesivo—. Él es mío ahora.

—¿En serio?— dijo JongIn con burla. Su insistencia empezaba a tocar los nervios del pelinegro—. ¿Novios? ¿Reales?

—¿Es cierto, Mark?

¿Por qué mierda este imbécil es tan insistente?

TaeYong miró a Mark y Mark miró a TaeYong, suplicándole, buscando ayuda en él para que pudieran salir de ese lío. Era un tanto irónico que confiara en él teniendo en cuenta su pasado, pero —inexplicablemente— no deseaba defraudarlo.

TaeYong era consciente de que no tenían muchas posibilidades. Si JongIn mencionaba algo de su trabajo como novio de alquiler, estaban jodidos. La aparición de este idiota ex cliente que muy probablemente no había superado a Mark aún, estaba a punto de tirar todo su ardua actuación por la borda.

Y como una luz iluminándole el camino, TaeYong lo recordó.

Cualquier trato privado o sexual está estrictamente prohibido entre el empleado y el cliente.

Los besos se encuentran incluidos dentro de los márgenes de actos restringidos.

Bien, las reglas habían sido creadas para romperse ¿no?

—Ven acá, bebé— Sus palabras salieron atropelladas. Mark amplió los ojos con pánico al captar lo que el pelinegro estaba pensando hacer—. Vamos a mostrarle a tu estúpido ex qué tan reales somos.

rent a boyfriend  ֶָ  yongmark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora