One Shots antes del juego DRV3

Ouma Kokichi y Tu (R18)

Sentarse aquí con los brazos envueltos alrededor de tu novio, su espalda contra tu pecho y una mano frágil apretada en la tuya fue nada menos que felicidad. Su relación podría ser bastante difícil, por lo que saboreas este tipo de momentos como si nunca mas los volvieras a tener. Aunque no es posible culparlo por su ansiedad, por las disculpas o las constantes preocupaciones sobre la necesidad de "devolverle el dinero", fue agradable que todo estuviera tranquilo. Sin embargo, aunque le tomó un poco de prueba y error, descubriste qué hacer y qué evitar.

Kokichi parecía más atrapado en la televisión que tú. Te costó un poco concentrarte, tu atención se centró más en lo absolutamente adorable que era. Eras absolutamente consciente de lo cursi que sonaba, pero realmente te gustaba mirarlo. Él se movió en tu regazo, abrazando tus brazos más cerca de sí mismo. Definitivamente era pegajoso en general, pero con los dos solos y en tu casa, quería que lo mantuvieras todo el tiempo. No te importó, era obvio y triste, lo hambriento que estaba por un toque más gentil y estabas feliz de consentirlo.

No pudiste evitarlo. Inclinándose hacia adelante, presionaste un beso rápido en su mejilla y los ojos de Kokichi se movieron de lado, un suave sonrojo y una pequeña sonrisa formándose en sus rasgos. "Eres tan lindo, Kichi ..." murmuraste, apretando su mano. Se retorció en tu agarre y, para asegurarse de que estaba en una posición cómoda, lo soltaste un poco. Kokichi se movió, por lo que ya no estaba apoyado, sino más bien mirando hacia ti, inquieto.

"Uh, yo q-quiero, um ..."

Honestamente, te sorprendiste. No era común que él hiciera o pidiera algo por su propia cuenta como ahora. Lo que fue menos sorprendente, fue que su estallido de confianza desapareció tan pronto como llegó. Kokichi abrió y cerró la boca un par de veces, evitando su mirada y el rubor en sus mejillas profundizándose cada segundo. Era entrañable, por decir lo menos, pero querías saber qué estaba pensando.

Estaba a punto de decir algo cuando Kokichi volvió a encontrar tus ojos. La actitud relajada que había tenido mientras lo sostenías en tus brazos casi desapareció por completo. Estaba temblando. Lo cual no era fuera de lo común para él, aún así, siempre trataste de mantenerlo a gusto lo mejor que pudiste. Nunca querrás que esté temblando como una hoja por tu culpa . "¿Un b-beso, tal vez?" Su voz era casi un chillido cerca del final y se estremeció ante el sonido. "¡No tienes que hacerlo! T-tu- Realmente no tienes porque- Fui grosero ... P-por favor, ¡No me odies! Yo..." Antes de que tuviera la oportunidad de sentirse peor, lo tranquilizaste.

"No, no, está bien, no pasa nada. Puedes preguntarme lo que sea ... ¡Y un beso suena genial! Me encanta besarte, ya sabes..." Le revolviste el pelo. Tocarlo siempre fue la mejor manera de hacer que se relajara y esta vez no fue diferente. Kokichi suspiró suavemente, sus hombros cayeron un poco y apareció una sonrisa poco visible. Ahuecaste su rostro y él se acarició en tu palma, derritiéndose al tacto.

Él fue el que realmente se inclinó hacia adelante y presionó ligeramente sus labios contra los tuyos. Era el más mínimo roce, como si temiera que te disgustara la sensación. Le devolviste el beso con más presión, aunque Kokichi también se volvió más seguro con sus movimientos, y le rodeaste con un brazo para empujarlo contra ti. Tu corazón revoloteó en tu pecho. Antes no mentías, adorabas besarlo, estar tan cerca de él era ...

Dejaste escapar un pequeño ruido de sorpresa cuando la lengua de Kokichi rozó tu labio inferior, más calor subiendo a tu cara. Dejas que el suave beso permanezca por unos momentos más. Pero entendiste cuando su boca se abrió ligeramente y, a petición suya, deslizaste la punta de tu lengua adentro, dándole tiempo suficiente para alejarse. Cuando no movió un músculo, profundizaste el beso aún más. Él gimió contra tus labios y un cosquilleo subió por tu columna vertebral. Se aferró a la tela de tu camisa, la lengua se movía vacilante contra la tuya, y seguía dándote la mayor parte del reinado.