Κ ρ ύ σ τ α λ λ ο

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Κρύσταλλο (Krýstallo)= Cristal

Un fondo negro. Eso es lo que hay. Eso es lo que le rodea. Eso es todo lo que le cobija. Un frío, lúgubre y desolador fondo negro. Y sabía perfectamente por qué estab ahí, comprendía que era nuevamente un niño. Un pequeño y flaco niño que desobedeció y perdió de vista la luz. Llorando, destrozado y ahogado. Imploraba por que le saquen de ahí. Ya no sabía cuánto tiempo llevaba ahí encerrado, entre la pestilencia, el hambre y la sed. Lloraba, lloraba mucho.

Pero nadie le sacó de ahí. Nadie le fue a salvar. ¿Por qué habrían de hacerlo? Si es sólo un niño que gusta de desobedecer a sus padres... ¡No, no es así!

«¡Sáquenme de aquí, por favor!, ¡Papá, mamá!»

Sólo se comenzaron a escuchar las estruendosas risas de aquellas siluetas. Esas siluetas negras con el rostro censurado. De manos gigantescas y ásperas. De aliento a tabaco y alcohol. De sentimientos pútridos y de pensamientos y acciones insanas. Malditas, ¡malditas siluetas que sólo abusaron del pequeño e inocente Steve!

«Deja de pelear, niño. Tu padre perdió en sus apuestas, y tú eres la recompensa»

Las risas, ¡oh, esas malditas risas! Vuelven a hacer eco dentro de su cabeza, rompiendo su sanidad. Steve sufría por respirar, por ver algo. Pero sólo vio negro y más y más negro. Puramente negro. Hasta que el cristal de su cuerpo se rompió. Lo usaron, le besaron, le tocaron, le jugaron en su contra, sintió sus miembros por su cuerpo y el caliente y maloliente semen por su piel.

Días y días encerrado, para que al final de la luz: sólo vuelva a caer en el fondo. Para ser humillado, usado y burlado. Para que destruyan a Steve de siete, ocho, nueve años, hasta el día de su muerte. Eso fue lo que le tocó vivir. Está destinado a ello. Lo veía muy injusto. ¿Qué había hecho para merecer todo aquello?

¿Acaso fue un mal hijo?, ¿acaso se portaba en verdad tan mal?, ¿acaso fue porque escondió sus ahorros de sus padres?, ¿acaso es porque no ha rendido todo su potencial en el baile? No lo sabía, y por ello es que se llenaba de más y más dudas hasta sucumbir y así distraerse cuando esas siluetas lo utilizan.

«¡Obedece, Steve...!, ¡sólo obedece!»

Lo hacía, hacía todo lo posible por obedecer. Pero ya parecía que todo fue en vano. ¿Cuál es la razón de obedecer y seguir órdenes si por recompensa obtiene tanto sufrimiento? Él ya no quiere sufrir, ya no quiere sentirse de aquella impotencia. Se relegaba a desviar la mirada y llorar en silencio..., mientras le usaban como juguete.

El fondo negro se cierne sobre él, le aprieta y la aplasta y le comienza a destruir cada hueso de cristal que le queda. Hasta pulverizar su alma y su esencia, destruyendo paulatinamente al niño que alguna vez fue feliz. Estira el brazo, esperando retener lo mínimo de aquel destino, hasta que siente que todo acabó. Ya no quedó nada de Steve.

~*~

Despertó y se sentó rápidamente sobre el lecho. Su respiración entrecortada y el sudor que caía por su frente le indican que todo aquello fue un recuerdo materializado en una pesadilla. Sólo una pesadilla, sólo una maldita pesadilla. No puede negarlo, se había asustado, se sintió demasiado real en ese instante.

Miró a su alrededor, estaba en aquella suite de La Jaula de las Locas. Todo seguía exactamente a como lo miró por última vez. Las ropas del Señor Stark por el suelo, las telas aéreas rojas y azules llenas de lubricante y esperma seco, las copas vacías y la botella de vino vacía, así como la botella de Whiskey a medio beber. Suspiró y volvió a respirar con normalidad.

Eso quedó ya en el ayer, ya no había razón para temer a aquello, ¿o sí? Para el caso de Steve, no le queda más que adaptarse. Claro que tiene miedo, pero debe hacerlo. Está en ese destino tatuado. Literalmente tatuado en su antebrazo derecho. Por inercia, tocó aquella zona y tapó a pesar de que el maquillaje hace ese trabajo. Miró a las sábanas de la cama, pero no pudo ver a su Señor Stark.

La Jaula de las Locas |STONY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora