Tiempo

40 3 0
                                    

Las cosas se habían solucionado, días después, que no pasaron de pláticas y condiciones, unas palabras y un perdón fueron suficientes para Rubén.

"El dolor de una herida no se sanará con un perdón"

Esa frase se la repetía su madre todo el tiempo, para luego agregarle "El tiempo si" abrazarlo y decirle que todo estaría bien.

Y lo estaba, después de un tiempo las cosas parecían mejorar, en la vida de Rubén las cosas mejoraba con el tiempo.

En la vida de Samuel empeoraban.

Con forme crecía, los problemas lo hacían, no vivió la mejor infancia, ni adolescencia, y parte de la adultez, la falta del contacto humano más allá de algo sexual, él quería contacto humano fraternal, algo que diera amor.

No lo obtuvo, no los primeros años, sus padres trabajaban todo el tiempo, le obsequiaban muchas cosas, eso era amor.... Pero no hubo un abrazo, no hubo un ¿Cómo te sientes? No hubo nada de eso.

Ahora, estaba Rubén, que se preocupaba por él, que estaba para él, que si uno de otro no sería nada porque se derrumbaría, porque llevaban la mitad de la vida buscándose y ahora que se encontraban uno de ellos se iría sin preguntar, sin querer, se iba solamente porque el destino no los quería juntos.

Porque su destino no estaba a lado de Rubén, a lado de nadie.

Nunca se quejó, sabía que no era el primero en esa situación, y que por más que pasaba el tiempo no sería el último, que haya afuera habían muchos buscando amor como él lo hizo.

Por eso nunca reclamo.

Y ahora, ahora que tenía todo, el tiempo era lo único que le faltaba, había deseado casarse con Rubén, había deseado formar una familia.

Una casa, un perro y un porche con columpios como en su declaración...

El inicio de todo.

Y el tiempo lo curo, no solo a Rubén sino también a Samuel.

Había curado las heridas de ambos, heridas que estaban cerradas.

Y ahora se volvían abrir, más en Samuel, ya que las de Rubén, una vez supiese se abrirían tanto que terminaran rompiéndolo todo.

Dejando nada.

Llevándose todo.

Y Samuel...

Otra vez pensaba que el tiempo era el culpable de todo.

Y Rubén...

Otra vez pensaba que el tiempo era el que curaba todo.

Los polos opuestos se atraen, y fue lo que les encantó a ellos, Rubén tenía amor para dar, Samuel quería amor.

Cuando en la universidad sus ojos se encontraron...

Verde y café.

Supieron que no se despegaría hasta que la muerte lo quisiera.

Y la muerte ahora quería.

Y lo estaba aceptando, aceptaba el hecho de que lo dejaría, que él volaría sin mirar atrás, si poder llevarse nada.

Habían esperado una eternidad por Rubén, y Rubén por él.

Un minuto había sido suficiente para dejarlos sumergidos en los ojos del contrario.

Un minuto para darse cuenta que la despedida dolería más que cualquier cosa.

Un segundo para darse cuenta que el adiós sería inevitable.

Un segundo para darse cuenta que el tiempo no era amigo en esta batalla llamada vida que ambos llevaban.

Y con ese pensamiento se acostó al lado del cuerpo desnudo de su novio, que dormía plácidamente.

Tan fuera de la realidad de la que Samuel lo quería esconder.

Proteger.

Acarició su espalda, quiera recordar cada detalle, su cabello castaño largo, sus ojos y las pestañas que tenía, lo blanca que era su piel, todo de él, lo conocía todo, tanto que con los ojos cerrados podría señalar cada lunar de su espalda.

Pero no era suficiente, quería que todo quede en su mente.

Que no lo borrará el tiempo.

En esos momentos Rubén estaba tan lejos de la verdad.

Y Samuel tan cerca de la realidad, que no le quedaba más que aceptar...

Aceptar que el tiempo había acabado.

Continuará....

Fernny.

Abrázame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora