Golpeé la puerta de la habitación de Willy, después de pelear un largo rato con Poché, logré que se quedara en su habitación para poder charlar tranquilos.
Nadie contestó.
Volví a intentar.
Nada.
Entré a la habitación muy despacio.
Era un desastre. Toda la ropa tirada, la cama y las sábanas por cualquier lado, muchas de las cosas estaban rotas.
Pude ver a Willy sentado en la punta de la cama, de espaldas a la puerta.
- ¿Willy? - susurré. - Soy Daniela...
- Vete.
Me sorprendió su respuesta, tenía la voz grave y ronca. Diría que daba un poco de miedo.
- ¿Podemos hablar? Necesito saber cómo te sientes...
- No, no quiero hablar, vete.
- ¿Sí? Bueno, no me voy una mierda, me quedo aquí hasta que decidas hablar conmigo.
Entre del todo y cerré la puerta tras de mí.
Se levantó de la cama, y luego de un segundo se dio vuelta.
Creo que nunca había visto esta etapa de Willy, tenía el pelo bastante largo, la barba desaliñada, los ojos hinchados de tanto llorar.
Bajé la vista y me detuve en sus manos.
Por dios.
Estaban al rojo vivo, sus nudillos prácticamente sin piel, y aún con manchas de sangre.
Me acerqué rápidamente a él.
- ¿Qué has hecho? - mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
- Le estuve pegando a la pared, no lo entenderías... - susurró.
Dudé unos segundos, pero me decidí.
Me arremangué la polera que llevaba y le mostré mis cicatrices.
- Daniela... - se quedó con la boca abierta.
- Sí te entiendo.
Me dio un fuerte abrazo que hasta dolía.
Nos separamos.
- Estoy destruído Daniela... Cada día se me hace más pesado, más insoportable, odio todo lo que me hace recordarla a ella, odio su enfermedad y odio a la muerte por haberme separado del amor de mi vida.
- Willy... - sequé las lágrimas que corrían de sus ojos, sin darme cuenta que, yo estaba llorando igual que él.
- Me dejó sin nada Daniela, me siento totalmente solo.
- Pero no lo estás Willy, tienes a tu familia, a Poché, a mí.
- Nada de eso me importa si no tengo a Juliana... Hice mi mayor esfuerzo por seguir adelante, te lo juro, pero simplemente no puedo, no me dan las energías para sentarme y hacer un video, no puedo reírme, porque me han quitado mi sonrisa, no puedo vivir si me quitaron la razón por la que respiraba. ¿Cómo? ¿Cómo sigues adelante después de que te arrebataron de las manos lo que más querías en el mundo? Lo más hermoso y tierno que conocí, me la quitaron, sin preguntarme. Me dejó sin ganas de vivir...
- A ella le gustaría que sigas con Youtube, con tu vida...
- Me aterra saber que ya no la voy a sentir más, que no la voy a poder tocar, la necesito y la extraño demasiado... ¿TIENES IDEA LO HORRIBLE QUE ES LEVANTARSE TODAS LAS MAÑANAS CREYENDO QUE VOY A RECIBIR UN MENSAJE SUYO?
Se calló unos segundos con una expresión de dolor indescriptible, como si le estuvieran clavando un puñal.
- Hay segundos, instantes mínimos, en donde olvido que murió y quiero ir a su departamento a besarla, a decirle buen día o simplemente a tomar el té. Pero luego recuerdo... Y el dolor de ese momento Daniela, no te lo podría explicar con palabras...
- ¿Hubieras preferido no conocerla?
- Jamás... El dolor que siento ahora es lo peor que me sucedió en mi vida, pero el amor que me hizo sentir tu hermana, su alegría, su luz, me cambió la vida, me hizo conocer lo que es estar enamorado y amar de verdad. Supera cualquier cosa, incluso la muerte.
Volví a abrazarlo.
- Debes volver Willy... Hazlo por ella.
Suspiró.
- Pero me duele tanto...
- Lo sé, pero tienes que respetar su decisión, debes seguir con tu vida Willy, por favor. Los dos, se lo debemos...
Nos quedamos unos segundos en silencio.
- Lo haré - respondió. - Por ella... Y por ti pequeñaja - me sonrió.
- Ahora ve a darte un baño y arréglate que tienes que grabar unos cuántos videos.
Salí de su habitación, me paré detrás de la puerta y suspiré profundamente.
En vez de entrar a la habitación de Poché, decidí bajar al departamento. Sé que no estaba preparada del todo, pero nunca lo estaría, y algún día debía hacerlo.
Bajé en el ascensor. La puertas se abrieron.
Todo estaba cubierto con sábanas blancas, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Maldita sea, ¿Quién coño me mandó aquí?
Subí hasta la habitación de Juli. Entré lentamente.
Estaba todo tal cual lo había dejado ella. Comencé a recorrer el lugar.
Todavía estaba su vaso vacío de agua que tomaba antes de dormir, los zapatos de taco alto junto a su cama. Siempre fue tan elegante.
Me senté en la cama.
Miré a mi alrededor.
¿Por qué tenías que irte Juli?
Comencé a llorar descontroladamente, hundí mi cara en las almohadas.
Luego de un rato, me levanté, fui hasta mi antigua habitación, entré al baño, revolví entre las cosas y ahí estaban, mis cuchillas.
Tomé una y me miré al espejo.
- Me odio tanto... - apoyé la cuchilla sobre mi muñeca.
- ¡DANIELA! - escuché detrás de mí, me asusté tanto que de casualidad hice un corte demasiado profundo a mi muñeca.
- Poché... Perdón... Ya sé que te lo prometí... Pero no puedo...
- Daniela, te tengo que curar - buscó rápidamente unas gazas y algo para desinfectar, me había olvidado que tenía el título de auxiliar de enfermería.
- Perdón... - susurré entre lágrimas. Me estaba empezando a faltar el aire.
- Mi amor no dejas de sangrar, tengo que llevarte al hospital, ya.
- No... No quiero... - dije agitada.
- JUEPUTA, TE ESTÁS DESANGRANDO - me tomó en sus brazos y fue lo último que sentí.
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No diré "Te amo" (Adaptación)
CasualeElla es Daniela. Ella es María José. Ella es bulímica. Ella una youtuber. María José encuentra el amor en cada esquina. Daniela intenta perderlo y nunca más encontrarlo. Ella quiere enamorarse. Ella juró nunca más volver a hacerlo. Historia...