To the end

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Rodé los ojos cuando vi una nueva chica acercarse a coquetear descaradamente con Alex, quien obviamente no se había hecho el difícil ante las intenciones de la chica. Le di una calada a mi cigarrillo para luego expulsar el humo con indiferencia hacia las más que usadas frases de ligue de mi amigo. Siempre utilizaba las mismas y sorprendentemente, las chicas siempre caían rendidas ante ellas.

Pedí una botella de cerveza al chico de la barra, del cual no sé su nombre, este me la dio enseguida, pero me dijo que había perdido el destapador así que fue a buscar otro.

Genial, primero que me quedo sin mi amigo y ahora sin mi cerveza.

Abrí mis ojos con sorpresa cuando una mano con las uñas pintadas con barniz negro tomó mi botella y la abrió pegando la tapa a la mesa para luego darle un golpe, retirando así la cubierta que me impedía beber. Me dio mi cerveza y me regaló una sonrisa acompañada de un pequeño guiño.

-Truco viejo aprendido por mi madre, ¿no es genial? -dijo Justine mientras tomaba asiento junto a mí. Yo asentí en respuesta-. ¿Qué te pasa? ¿te comió la lengua el gato? No muerdo querido, puedes hablarme.

Reí un poco ante la actitud de la pelinegra. Reconozco que me siento más atraído por los hombres, pero ella tenía confianza y seguridad en sí misma, sin embargo, esa cualidad en una persona me parecía bastante atractiva. Es gracioso, porque Liam es la persona más insegura que he conocido en mi vida y me había arrastrado a su vida y departamento por él.

-¿Haces esto con todos? -pregunté luego de darle un trago a mi cerveza.

-No, la verdad.

Estrechamos nuestras manos con una sonrisa cómplice y pedí un refresco para ella. Ese era mi método de conquista número uno: invitar un vaso del alcohol que me pidiera. Siempre funcionaba.

Conversar con Justine fue el método de escape más efectivo que pude haber probado. Su forma de pensar y de ver las cosas era tan similar a la mía que sus palabras me habían llevado a alguna dimensión lejana a la nuestra. Por un momento pensé que ambos calzábamos en completamente todo. No podía pensar en algo que no fuera su dulce voz explicando su opinión sobre "x" tema con un toque de elegancia pero a la vez de rebeldía, la cual era completamente igual a la mía, tan fluidamente.

Justine era una chica con mente bastante abierta y que no se callaba lo que tenía que decir, cosa que me hacía interesarme más en ella. Era muy hermosa, su corto cabello negro la hacía lucir diferente a las demás chicas, cualquiera podría confundirla con un chico, más le sentaba a la perfección. Llevaba unos jeans oscuros casi el mismo tono que el de sus uñas, acompañado de una blusa que dejaba a luz su bonito escote, pero no llegaba a ser grotesco ni vulgar. Tenía unas largas piernas que me había dejado acariciar cuando ya íbamos por la cuarta botella de cerveza. Sus pies iban adornados por unos exclusivas zapatillas que le habían costado una fortuna, según ella.

-¿Y si mejor dejas de mirarme y me tomas una fotografía? Esas duran más -dijo de pronto.

Reí ante su comentario y ella le dio una calada a su cigarrillo.

-Lo sé, tu imagen es muy llamativa -aclaré con una sonrisa.

-Jane también piensa lo mismo de mí. Pero no te hagas el inocente. No creas que no te vi mirando y babeando por mi escote.

Entrelazó nuestros dedos e hizo que me levantara del taburete junto a la barra. Me llevó hasta el baño a paso lento, cosa que no pude evitar ver con detenimiento. Nos besamos con pasión y entramos a un cubículo de varones. Su lengua se introdujo en mi boca con rápidez y mis labios se movieron con agilidad contra los suyos. Besaba tan bien, pero no tanto como lo hacía Liam conmigo.

Se deshizo de la chaqueta que yo traía puesta y la dejó sobre la tapa del retrete al mismo tiempo que yo tomaba una de sus piernas y la dirigía hasta mi cadera, para olvidar aquella mierda que había pensado sobre ese mocoso.

Sus manos se colaron debajo de mi camisa y acariciaron mi torso con lentitud, al mismo tiempo que mordía mi labio inferior con fiereza. Sus manos eran suaves y delicadas, como las de una muñeca.

Sacudí mi cabeza a la que vez fruncía el ceño, debía prestar atención al increíble cuerpo de la mujer que tenía frente a mí. Liam debe estar revolcándose con Thom Yorke y yo no puedo dejar de pensar en ello.

Justine me acorraló contra la pared del cubículo de forma bastante brusca y comenzó a besar mi cuello con desesperación. No pude evitar recordar el agradable perfume de Liam cuando el de la chica inundó mis fosas nasales. Tampoco pude evitar recordar mis gemidos en la boca de Liam, cuando la pelinegra gimió mi nombre a la vez que se deslizaba lentamente por mi cuerpo hasta llegar abajo.

Oh, Liam, Liam Gallagher.

¿Por qué no dejo de pensar en ese tipo tan jodidamente adorable?

Cigarettes and Alcohol (Diam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora