13.

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Tres meses posteriores a todo lo acontecido, las cosas parecieron equilibrarse en Beacon Hills. Joseph había aceptado entrenar personalmente a su hija, adiestrándola con todos los conocimientos que él consideraba necesarios. La relación con la manada estaba mejorando, es decir, tampoco es como si ella fuera parte de aquel grupo, más bien ayudaba desde fuera como podía pero Stiles ahora no era tan grosero y Malia al menos era menos obvia al olfatearla cuando estaba cerca.

Y aunque Mason seguía haciendo preguntas, su amigo no se decidía a contarle la verdad, temiendo que pudiera dejarle de hablar, golpearlo, sufrir un paro cardiaco o huir corriendo, por lo que su otra compañera lo acoplaba cada vez más a las actividades de su entrenamiento, eso al menos, lo mantenía satisfecho por el momento.

No podemos no mencionar que nuestra pareja se había vuelto inseparable, Liam estaba viviendo un sueño con cada momento que compartía a lado de la cazadora, oficialmente, no tenían etiqueta para el lazo que los acercaba pero después de todo, ninguno lo había preguntado ni lo necesitaban.  Las comidas en casa de los padres de ambos se hicieron comunes, Jenna adoraba a a la pareja y ella misma se había encargado de comprar un colchón inflable para que su hijo descansara en el suelo aquellas noches que solían quedarse juntos, Netflix, pizza, comida rápida se volvió rutina de fin de semana y en ambos podía verse a través del incremento de masa muscular por lo que se vieron orillados a aumentar el tiempo de entrenamiento al que juntos se sometían. Y el chico Hewitt parecía un fanboy emocionado con aquellos dos.

—Liam no, ya no puedo más—el rubio dejó el helado de yogurt a un lado de su pareja, la retó con una ceja levantada, aquel postre contenía todos los toppings que él sabía, eran sus favoritos. Los dos se conocían perfecto, el muchacho prestaba atención a cualquier mínimo detalle que se tratara de Sabrina y viceversa. Un vasito más fue depositado a donde el moreno estaba. —Bueno quizá un poquito más.

—Sus bebés serán preciosos, pido organizar el baby shower—su amigo se atragantó con el alimento en la garganta mientras que la otra lo miraba atónita. —Tenia razón cuando te dije que seria buena idea presentarlos.

Se dejó caer sobre el respaldo de su silla con orgullo. Estaban en el area de comida del centro comercial más frecuentado del condado, era una tarde de sábado, con el fin de curso terminado, libres de tareas, profesores y monstruos sobrenaturales, esa había sido la forma de descanso elegida por aquel trio.

—Mmm, te recuerdo que en realidad ya nos conocíamos Mason—corrigió la castaña con la boca llena del cremoso alimento.

—Cierto, pero fui yo quien dió el primer paso en la relación. Y por cierto, ninguno ha terminado de contarme bien la historia, así que sigo sin entender porque se odiaban cuando volvieron a verse.

—No me odiaba. ¿O sí? ¿Sabrina, me odiabas?—cuestionó el Dunbar.

—Sí te odiaba, vive con eso. Te lo ganaste a pulso en mi último cumpleaños, antes de irme.

—Asi que... ¿me contarán?

Ambos protagonistas compartieron una mirada antes de que la historia fuera llevada al presente:

Era mediodía en alguna fecha cercana a finales de Junio. Un McDonald's repleto de niños en su zona de juegos, los adultos convivían lejos de ellos devorando comida grasienta. Los adornos purpuras con un montón de estrellas se acomodaban en cada rincón que alguna vez estuvo libre, el  mago que había sido contratado, preparándose para su show, grandes bolsas de regalo no podían faltar.

Estaban festejando el cumpleaños de la mini Márquez. Y vaya que sus padres no habían reparado en gastos para la celebración. No era de sorprenderse, uno era un pediatra cotizado mientras que la mujer una agente federal.

¹ SEEKING STARS •°. Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora