"Capítulo IV"

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Su pasado es su presente...

Habían pasado más de 5 años, las autoridades luego de un tiempo dieron oficialmente por muerta a Kenya. Nunca apareció, nadie jamás pidió rescate por ella.


Su prometido, Fernando, se mudó a otra ciudad. Él nunca se imaginó que así acabaría esa historia. Su amor con Kenya quedo inconcluso, pausado, el destino cruelmente había cambiado radicalmente sus vidas. Él, había encontrado nuevamente el amor...
Conversando con su madre, dijo lo que tanto temía pronunciar.


- Me negué a aceptar estos sentimientos, me negué porque creí que después de Kenya yo no iba a ser capaz de volver a amar. Mamá, yo no busqué sentir esto, yo siento que de alguna manera la estoy traicionando. -Declaró un poco melancólico Fernando-


- No te sientas así hijo, ya pasó mucho tiempo... Debes seguir adelante, estoy segura que ella no desearía que estancaras tú vida de este modo. Es tiempo de dejarla ir...



- Lo he pensado y... sé que aunque la esperé, ella no volverá. La he perdido para siempre mamá. -Dijo Fernando mientras se limpiaba las lágrimas.
Era inevitable que las lágrimas no acompañaran el momento. Su madre lo abrazó fuerte.

- Date una oportunidad, dale una oportunidad al amor y acepta que ahora amas a alguien más... y eso no significa que traiciones el recuerdo de Kenya.



Gisselle, su mejor amiga; luego de pasar un tiempo en terapias, continuó con su vida. Ahora es una empresaria exitosa...


Año con año justo en el día de su desaparición, los periódicos locales siempre hacían mención de aquella desaparición que había marcado a tantas personas. Así Kenya seguía muy presente.

En otro plano de la historia...


"-¡¿Qué hicieron malditos imbeciles?!
-preguntaba enfurecido aquel hombre de traje elegante viendo en un charco de sangre, inconsciente a aquella mujer.
-. Traigan al Dr. Robles, para que la atienda de inmediato.

Minutos después, llegó el médico y de inmediato le dio la atención que necesitaba. A él le sorprendió mucho verla en ese estado...

-Aún está viva, pero su pulso es demasiado débil, además necesitó practicarle un legrado. Ella acaba de sufrir un aborto... -Informó el médico-


-Haga lo que tenga que hacer Dr, pero ella debe vivir... -Exigió el hombre, con una arma en su mano.-

Antes de llegar al hospital el médico había llamado solicitando un quirófano listo. Llegando la ambulancia dos enfermeras ya los esperaban.

- Quirófano dos, listo Dr. -Informó una de las enfermeras-

- Muy bien, de prisa. -Ordenó el médico-

Ya en el quirófano cuando le practicaban el legrado, la mujer sufrió un paro cardíaco...

- No, no... por favor resiste. -Suplicaba el Dr mientras la reanimaba. -Este no puede ser tú final..."

-Noooooo, nooo... -Grito una mujer despertando de esa pesadilla.-



- Cariño, ¿estás bien? -Preguntó el hombre a su lado en la cama.-

Ella asintió.

-Fue otra vez esa maldita pesadilla, una vez más me vi en ese quirófano, muriendo... -Explicó ella-



- ¡Sshh! Fue solo una pesadilla, todo está bien.



Al día siguiente, ellos desayunaban y él rogaba al cielo que ella no recordara sobre la pesadilla pero, no fue así y ella después de un silencio agrego de repente:


- ¿Crees que deba buscar ayuda, por lo de las pesadillas?



- Eso sería una muy buena idea, mi amor, yo podría ayudarte quizá algún colega en el hospital nos pue... -Ella lo interrumpió, negando-



- No hay prisa mi cielo, tenemos el tiempo encima, la fecha de la boda esta próxima... - apunto ella, - Buscaré ayuda luego, lo prometo.


Él, agradeció mentalmente que dejará esa tema por ahora. Se despidió de su prometida y se dirigió a su lugar de trabajo, el hospital. Al llegar ahí busco a su amigo, necesitaba hablar con él urgentemente. Al verlo, dijo de pronto:


- Anoche, ella tuvo otra pesadilla...


- ¿Pesadilla? -Dijo con sarcasmo el otro médico-



- ¡Víctor!




- Debes decirle la verdad, antes de que sea más tarde, ¿qué estás esperando? Qué ella descubra que le has mentido siempre... -Respondió Victor-




- ¡No la quiero perder! No quiero que me rechace al saber la verdad, no soportaría si ella se va de mi lado... ¡La amo!



Víctor bufo




- Esa decisión no te corresponde a ti, Juan Pablo... dile la verdad, díselo antes de la boda, porque quizá después sea demasiado tarde. Deja que ella decida sobre el rumbo de su vida.


Unas horas más tarde...

Juan Pablo llegó a casa, luego de una jornada muy pesada de trabajo... en el transcurso del día pensó en confesarle a la mujer de su vida, la verdad. Estaba decidido y estaba dispuesto a afrontar las consecuencias de sus actos.

Antes de entrar, vio el auto de su hermana estacionado, no dudó que haya venido a visitar a Marie para afinar con ella los últimos detalles de la boda. Iba hacía la cocina dispuesto a conversar con su prometida pero al escucharla decir aquellas palabras, se rehusó y se quedó ahí escuchando aquella conversación ajena.


- No me malinterpretes, tu hermano es un gran hombre pero, siento que algo no encaja en esta historia. Es muy frustrante para mí, no tener recuerdos de mi pasado... -Marie, suspiro y luego agrego.- No había querido decirle nada a Juan Pablo pero, desde hace unas semanas he tenido como una especie de lagunas mentales, y de algún modo algo dentro de mí, me dice que es verdad que yo viví todo eso...




- Sé que desde el accidente todo ha sido muy difícil para ti, y luego lo del incendio de la otra casa. Has estado expuesta a situaciones demasiado difíciles y fuertes. No te atormentes con eso, quizá poco a poco recuperes la memoria para que compruebes si fueron verdad o no, esas lagunas mentales, ahora solo son eso. Lagunas mentales.



Juan Pablo subió a su habitación y luego de procesar lo que había oído de los labios de su prometida, un miedo a perderla se apoderaba de él. Un poco más calmado fue en busca de quién le daba fuerzas para hacer un poco más ligera toda la cadena de mentiras que lo rodeaba. Lo tomo en los brazos y bajo directo a la cocina.


- ¿Ya está lista la cena? -Preguntó Juan Pablo.-

Al verlo, ellas le sonrieron.


- ¡Mi amor! -Exclamó Marie saludando con un beso a su prometido y tomando en brazos a su bebé, quién se restregaba sus ojitos aún somnolientos con sus pequeñas manitas.-



















"Cruel Destino" |Borrador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora