"Capítulo V"

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Una mentira no es definitiva...

En otro plano de la historia...

Habían pasado tres semanas y por fin se había llegado el día, después de tanto tiempo Juan Pablo y Marie, unirían sus vidas definitivamente.

Mientras la maquillaban y peinaban ella divagaba en sus pensamientos, tratando de recordar cosas de su pasado. Quizá los habituales nervios antes de la boda la tenían un poco ansiosa pero, el comentario de su cuñada la pillo despistada.

- ¡Estas quedando aún más bella!


- ¿Eh? ¡Perdón! ¿Qué dijiste? Estoy un po, poco nerviosa... -Titubeo Marie.-



-Tranquila, todo estará bien. -La ánimo ella.-


Luego que acabaran de maquillarla, María Luisa, su cuñada le ayudaba a vestirse. Faltaba poco menos de una hora para la ceremonia y Juan Pablo llegó a informar desde el otro extremo de la puerta que se adelantaba a la iglesia para recibir a los invitados. Antes de irse le pidió a Marie que se acercara a la puerta, la abrió solo lo necesario para que sus manos se juntaran y él le dijo:

<<Marie, mi amor, Te amo más que ayer>>

Y ella después que él se marchó, susurró para ella misma: "Yo también..."

Al llegar a la iglesia, María Luisa cargaba en sus brazos al pequeño Pablito, mientras terminaba de acomodar la cola del vestido de Marie.

- Estaré adentro esperando, entra cuando estés lista ¿si?

Marie asintió.

Pero antes de que María Luisa y el bebé entraran a la iglesia, Marie tomó en brazos al pequeño y le dio muchos besos mientras le repetía lo mucho que lo amaba.

Ya en el altar, Juan Pablo esperaba ansioso ver entrar a la mujer de su vida, había soñado tanto con ese momento que ahora que lo vivía lo sentía irreal.

Pero Marie, cuando estaba por entrar a la iglesia, lo recordó... miles de recuerdos llegaban a su mente de un solo golpe... y corrió hacia el auto y le pidió al chófer que la llevara lejos de ahí...

Al darse cuenta de que Marie no entraba, Víctor salió para ver que sucedía y al darse cuenta que ella no estaba llego nuevamente donde se encontraba Juan Pablo, Víctor no dijo nada, y solo vio como su amigo corría hacía fuera de la iglesia...

- No entiendo, ¿qué pasó? -Quiso saber Juan Pablo.


- Yo sí creo saber que sucedió, amigo. - Víctor saco su teléfono celular y se lo mostró.-

- Al menos sé que va a estar bien... -musito Juan Pablo.-

El auto había llegado a su destino, ella al abrir la puerta observaba con detalle la decoración de la iglesia, a lo lejos escuchó los aplausos y lo supo, supo que había llegado tarde. Lentamente se dirigió a la puerta principal y ahí tomados de la mano y muy felices caminaban ellos. Él al observarla dejó de sonreír y detuvo su paso, por inercia vio a la mujer que tenía a su lado y luego observo a la que estaba a pocos pasos de él.

Soltó la mano de su ahora, esposa, y corrió; para comprobar que no estaba alucinando y ahí frente a él se encontraba ella, Kenya, vestida de novia. Por la efusividad del momento Fernando olvido por completo donde y frente a quienes se encontraba, y por unos segundos en el mundo nuevamente solo existían, Kenya y él.

La abrazó fuerte y la besó ansioso como años atrás había anhelado, pasó meses soñando el momento de volver a besar sus labios... él lloraba y todos los presentes estaban en shock, aún no salían del asombro.

Atrás de ellos se encontraba la esposa de Fernando, cuando vio a su esposo abrazar y besar a Kenya, lloró y dejo caer su ramo, su corazón se había roto en cuanto lo vio a él correr a los brazos de ella. Caminó lentamente hacía ellos, pisando los miles de pedazos en los que se había convertido su corazón... al estar ya cerca, ella también deseo abrazarla pues también había sufrido demasiado su ausencia.

Todos los presentes, aún no salían de su asombro, justo en ese momento habían tantos sentimientos encontrados... Fernando después de unos minutos se separó de Kenya y vio que a su lado se encontraba su esposa, Gisselle.

Nadie dijo nada, ellas se vieron directamente a los ojos y una sonrisa cálida y triste se dibujó en sus rostros, se fundieron en un abrazo fuerte. Ellas lloraban y entre medio de lágrimas Gisselle le susurró en el odio a Kenya:

- ¡Lo siento!

Kenya se separo un poco y le preguntó un poco confundida.

- ¿Lo sientes?

Gisselle asintió, Kenya negó.

- ¡Nooo! No debes sentirlo, quién debe pedir perdón soy yo... fui yo quien interrumpió tu boda. Creo que fue un error haber venido.

Fernando, intervino.

- ¡Hey! No, no digas eso... hablemos en un lugar más privado. ¡Por favor! -Dijo él haciendo referencia a que aún se encontraban en la iglesia.-

Los periodistas que cubrían la ceremonia, no habían perdido detalle de nada. Sin duda alguna mañana la aparición de Kenya justo el mismo día en el que su antiguo prometido y mejor amiga contraían matrimonio, sería noticia de primera plana.
Al estar en un lugar más privado, Fernando, Gisselle y Kenya conversarian sin interrupciones.

- Esto es un poco confuso y complicado para mí, explicarlo sería demasiado difícil... - Declaró apenada Kenya.



- Te buscamos, te juro que lo hicimos pero nunca te encontramos. Es como que si te hubiera tragado la tierra...
-Manifestó Fernando y luego entre lágrimas agregó: -Yo creí que te había perdido para siempre, la sola idea de pensarlo me volvió loco... yoo -titubeó él, y observo a Gisselle, se veía tan vulnerable y tan frágil. -, Me enamoré...

Kenya hipaba, mientras se secaba las lágrimas se acercó a Fernando y tomó su mano. En otra ocasión hubiera sido terrible escucharlo decir aquellas palabras y ahora su corazón le recordó que existe el perdón.

-Recuerdas el día que nos conocimos, -Le preguntó a él,- recuerdas que ese día llegaste al departamento porque tenías una cita con Gisselle, yo nunca debí haber abierto la puerta... yo, me debí de haber quedado en mi habitación, pero no lo hice. Era Gisselle quién te debió robar el corazón esa vez, era ella, no. yo...
>>No digo que me arrepienta de haberte amado, pero con nuestro amor sin darnos cuenta le rompimos el corazón a Gisselle y no lo merecía... ahora estás con la persona correcta, en el momento indicado. Ustedes desde un principio debieron amarse, y no pasar por tanto para disfrutar del amor que Dios había diseñado para ustedes. Yo no debo perdonarlos por amarse, el amor no es un delito...


- ¡Gracias! - Dijo de pronto Gisselle, mientras abrazaba a su amiga.


En esas cuatro paredes, las emociones estaban a flor de piel, tres corazones después de tanto tiempo habían encontrado paz...


&quot;Cruel Destino&quot; |Borrador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora