Capítulo 5 - El armario

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Año 2016

Kihyun seguía al mayor en silencio. Habían abandonado aquella adorable cafetería en busca de cualquier ambiente que rompiese esa amarga tensión. Hyunwoo caminaba recto con la mirada clavada en el suelo, éste estaba lleno de hojas caídas con tonalidades marrones. Era su época favorita, adoraba ver como la ciudad revelaba una estampa de colores cálidos. Ninguno de los dos habló, ambos permanecían sosegados esperando a que alguno dijese la primera palabra.

Kihyun acortó la distancia que les separaba e, intentado romper el hielo, le propinó un leve golpe en uno de los hombros de Hyunwoo. Éste paró en seco y se giró a mirarle, parecía molesto, aunque su inexpresivo rostro no era de gran ayuda a la hora de intentar adivinar que le rondaba por la cabeza.

"¿Qué haces?" Preguntó tajante.

"Te molesto, por idiota." El menor sonrió victorioso al ver que su plan había funcionado.

"¿Todavía sientes algo por mi?" Kihyun miró incrédulo a Hyunwoo sin entender a qué venía esa pregunta.

"¿Me estás vacilando?" Soltó acompañado de una risita sarcástica. "¿Quieres que te golpee de nuevo?" Comenzó a caminar dejando a su ex novio atrás. Éste no supo que decir, quedándose unos segundos congelado ante la respuesta de Kihyun.

"Nube tenía problemas intestinales." Hyunwoo al fin sacó el tema por el cual había decidido quedar con el joven chico. No se atrevía a mirar a Kihyun.

"Entonces deberías haberle cuidado mejor." Reprochó enfadado. La simple imagen de su querida gatita pasándolo mínimamente mal le revolvía el estomago. "¿Cuando la enterrarás?"

"Hoy." Afirmó. "Justo después de que te despidas de ella. ¿Quieres que la traiga o..." Dudó entre acabar la frase o dejarla así. Suspiró con pesadez y continuó. "... o prefieres venir a casa?"

A Kihyun le apenaba volver a aquel lugar, aquella casa. La idea de entrar en el que fue su hogar durante dos años le ponía de los nervios. Pero debía hacerlo, por Nube y por él mismo. Además, no iba a permitir que Hyunwoo le viese dubitativo o indeciso. Asintió con seguridad y cogió aire.

"Vamos a casa." Dijo con confianza. "O sea, a tú casa."

Siguieron su camino, paseando por el antiguo barrio de Kihyun. Casi todo era distinto y con gran dificultad lograba reconocer las calles. Las fachadas estaban desgastadas, la pintura corroída por el sol y los años, apenas quedaba vegetación, locales cerrados y restaurantes familiares abandonados. Era una imagen muy triste al parecer de Kihyun. Parecía el escenario de una película con poco presupuesto.

"Esto está bastante cambiado." Confesó algo melancólico a la vez que los recuerdos de aquel lugar volvían a su mente.

"¿De verdad?" Hyunwoo se sorprendió mucho ante el comentario del menor. Inspeccionó su alrededor detalladamente. Encogió sus hombros a modo de respuesta. "Yo no veo que haya cambiado tanto."

Pasaron por delante de lo que parecía un veterinario. Kihyun recordaba ese sitio, el tiempo había pagado factura al edificio pero aún así era bastante reconocible. Las vallas amarillas habían perdido color y los cristales estaban bastante sucios, las pegatinas con forma de perritos que una vez estuvieron pegadas en la puerta principal ya no estaban. Solo quedaba el sombreado de éstas. No sabía en qué momento dejó de caminar para observar a los animalitos que se veían a través de la cristalera. Un cachorro con colores grises en su pelaje le miraba, el pobre parecía triste.

"¿Qué haces?" La voz de Hyunwoo asustó al chico. "¿Vienes o qué?" Éste estaba bastante adelantado con respecto al menor. El mayor bufó irritado.

Kihyun corrió para alcanzarlo. Habían llegado a su destino. Un estrecho callejón algo apartado del centro lleno de entradas con puertas de acero verde tierra. El barrio podía haber cambiado mucho ese último año pero su casa... su casa seguía igual. Kihyun no pudo evitar sonreír. Observó fascinado a su antiguo balcón que se alzaba por encima de ellos, a unos cuantos metros de altura. Hyunwoo cuidó muy bien del hogar.

"¿Instalaste el teclado de seguridad en la puerta?" Preguntó curioso, es algo de lo que siempre hablaban pero nunca llegaron a hacer.

"No, las llaves siguen estando debajo del florero de la entrada, ¿por qué?" Aquella serenidad constante en la que Hyunwoo vivía era algo que Kihyun no lograba entender. Sentía que le daba igual todo y eso le ponía de los nervios.

"Venga ya... Todo el vecindario sabía que la guardábamos ahí. Hace unos días leí que había subido el indice de delincuencia en esta parte de la ciudad." No recibió respuesta del mayor. "Creo que lo mejor es que espere fuera." Dijo casi susurrando. 

"¿No vas  entrar?" Hyunwoo estaba algo confuso. "Pensé que querías verla."

"Sí, pero no creo que sea lo mejor." Una fingida sonrisa se dibujó en el rostro del menor.

"Está bien. Espérame aquí." Se despidió con la cabeza y entró en el pequeño edificio.

Los minutos pasaban y Kihyun se cansó de esperar. Le mataba la curiosidad y la nostalgia, quería entrar también al interior de la casa pero sentía que no estaba bien, que no era correcto. No hacía más que preguntarse como tendría el interior del lugar, si seguiría igual desde que se marchó. Despejó su mente y, finalmente, decidió seguir a Hyunwoo. No tenía ningún motivo como para no hacerlo.

Todo estaba igual, tanto que incluso le abrumó. No era muy grande en cuanto a tamaño pero lo compensaban los grandes ventanales que les proporcionaban una agradable y cálida luz natural. Los mismos muebles, el mismo color beige en las paredes, los libros ordenados por tamaños con una fina capa de polvo, las cortinas que hizo la madre de Kihyun seguían colgadas... Hyunwoo había quitado todos los marcos de la casa, fue en ese preciso momento cuando Kihyun se percató de la gran cantidad de fotos que poseían de cuando aún salían juntos. Antiguamente las fotos y marcos abundaban pero ahora estaba vacío, no había ni una sola foto, ni siquiera de algún familiar del mayor. Éste estaba colgando su gabardina en un alto perchero que estaba colocado estratégicamente en un rincón del dormitorio.

"Pensaba que no querías entrar". Comentó sin darle demasiada importancia a la presencia del más bajito, quien aún estaba embobado analizando cada esquina de la casa.

"Quería ver lo desordenado que tenías esto." Dejó su chaqueta en el respaldo de la cama y se sentó en ésta. "Me sorprende que la mantengas tan bien, la verdad."

"No deberías tomarte tantas confianzas en una casa que no es tuya." Replicó asesinando con su mirada a Kihyun. Se estaba desabrochando la camisa azul que llevaba puesta, la colgó en una percha y cogió una sudadera bastante larga. Hyunwoo seguía teniendo un cuerpo muy bien trabajado, su espalda era más ancha y se apreciaban los músculos y su bronceada piel.

"¿Que no es mía? Que yo recuerde, pagué más dinero que tú cuando la compramos." Respondió con descaro. Hyunwoo rodó sus ojos y apartó la vista. " Y tú, ¿cómo te desvistes así como así delante de tu invitado?" Le ignoró y continuó vistiéndose. "¿Por qué el colgador de nuevo? Pensé que lo habías tirado. ¿Qué hiciste con el armario que compramos?"

"Lo vendí." Se puso una bómber militar encima de la sudadera negra.

"Pero nos gastamos una pasta en ese armario." Contestó sin creerse que se deshiciera del armario tan caro que adquirieron.

"¿Y? ¿Por qué debería importarme?" Echó un último vistazo a su ropa y salió del lugar sin siquiera esperar al menor.

CAT FUNERAL | SHOWKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora