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-¡𝑩𝑰𝑬𝑵𝑽𝑬𝑵𝑰𝑫𝑶𝑺 𝑨 la clase de Adivinación!-exclamó la loca frente suyo. Nathaniel rió al ver la expresión de enojo de su hermanita y se dedicó a revisar el libro de la materia, que sin duda, era extraño.-Soy la profesora Trelawney-que se había sentado en uno de los sillones-Debe ser la primera vez que me ven, he notado que bajar al bullicio hace que se nuble mi ojo interior.
-Patrañas-susurró Dolores a su lado, restregándose los ojos se la irritación. Andrew la codeó.
-Así que han decidido tomar la asignatura de Adivinación-dijo la profesora.-La rama de la magia más complicada. De una vez se los advierto, de no tener el don, no podré enseñarles nada, y ni los libros les serán de mucha ayuda.-Nathaniel frunció el ceño, ¿estaba de broma?, vaya pérdida de tiempo,pensó el chico. Ahora creía que Dolores tenía razón.
-Que decepcionante-se oyó la voz de Dolores, que no intentó ni siquiera susurrar. Muchos la miraron, pero la profesora pareció no haberla oído.
- Hay numerosos magos y brujas que, aun teniendo una gran habilidad en loque se refiere a transformaciones, olores y desapariciones súbitas, son incapaces de penetrar en los velados misterios del futuro-continuó la profesora, mientras se paseaba por los lugares.- Es un don reservado a unos pocos. Dime, muchacho -dijo de repente a Longbottom, que casi se cayó del cojín-, ¿se encuentra bien tu abuela?
-Creo que si-dijo nervioso. La profesora hizo una mueca.
-Yo no estaría muy segura.-y se fue de largo, dejando a Longbottom temblando.-Durante este curso estudiaremos los métodos básicos de adivinación. Dedicaremos el primer trimestre a la lectura de las hojas de té. El segundo nos ocuparemos en quiromancia. A propósito,querida mía -le soltó de pronto a Parvati Patil-, ten cuidado con cierto pelirrojo.
Ella le dio una mirada a Ronald Weasley, que estaba detrás de ella y se alejó. Dolores soltó una risa.
-Durante el último trimestre -continuó la profesora Trelawney-, pasaremos a la bola de cristal si la interpretación de las llamas nos deja tiempo. Por desgracia, un desagradable brote de gripe interrumpirá las clases en febrero. Yo misma perderé la voz.Y en torno a Semana Santa, uno de nosotros nos abandonará para siempre. -Un Silencio muy tenso siguió a este comentario, pero la profesora Trelawney no pareció notarlo-. Querida -añadió dirigiéndose a Lavender Brown, que era quien estaba más cerca de ella y que se hundió contra el respaldo del sillón-, ¿me podrías pasar la tetera grande de plata?
Lavender dio un suspiro de alivio, se levantó, cogió una enorme tetera de la estantería y la puso sobre la mesa, ante la profesora Trelawney.
