𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍

𝘵𝘩𝘦 𝘧𝘭𝘰𝘢𝘵𝘪𝘯𝘨 𝘩𝘦𝘢𝘥 𝘰𝘧 𝘱𝘰𝘵𝘵𝘦𝘳

𝑫𝑶𝑳𝑶𝑹𝑬𝑺 decidió ir aquella salida a Hogsmade sola, sin que sus amigos estuvieran parloteando y sin que invitaran a Malfoy, porque era lo más probable que lo fueran a invitar

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𝑫𝑶𝑳𝑶𝑹𝑬𝑺 decidió ir aquella salida a Hogsmade sola, sin que sus amigos estuvieran parloteando y sin que invitaran a Malfoy, porque era lo más probable que lo fueran a invitar.

Por lo que se abrigó muy bien porque ya estaba nevando. Dos semanas antes de que terminara el trimestre, el cielo se aclaró de repente, volviéndose de un deslumbrante blanco opalino, y los terrenos embarrados aparecieron una mañana cubiertos de escarcha. Dentro del castillo había ambiente navideño. El profesor Flitwick, que daba Encantamientos, ya había decorado su aula con luces brillantes que resultaron ser hadas de verdad, que revoloteaban. Los alumnos comentaban entusiasmados sus planes para las vacaciones. Andrew, Dolores y Nate habían decidido quedarse en Hogwarts, y aunque Andrew dijo que era porque no podía aguantar a su madre haciendo preguntas y preguntas durante dos semanas, y Nathaniel alegó que necesitaba utilizar la biblioteca y aún tenía clases con la chica Hufflepuff, no consiguieron engañar a Dolores, que se quedaba cada año sola en navidad en el colegio: se quedaban para hacerle compañía y ella se sintió muy agradecida.

Dolores cruzó el pasillo donde la llevaba fuera del castillo, cruzó abrazada a sí misma los terrenos del colegio a la salida con dirección al pueblecito para poder comprar algo de dulces en la tienda Honeydukes. Al llegar hizo una mueca de disgusto, Honeydukes, sólo por fuera, estaba tan abarrotada de alumnos de Hogwarts que hizo que ella tuviera que rodear entre gente para poder entrar. Cuando lo logró el interior estaba aún peor, era casi asfixiante, por lo que se apuró en encontrar las varitas de regaliz y algunas ranas de chocolate para poder salir de allí.

Le envolvieron las ranas en una bolsa que guardó en su mochila y en otra bolsa le dieron las varitas de regaliz que no guardó, sino se las llevó en la mano para comer algo mientras paseaba.

Decidió ir al bar de Las Tres Escobas para tomar aquella cerveza de mantequilla que se suponía reconfortaba tu alma. Dolores no creía eso, pero al menos sabía bien. Entró haciendo sonar la campanilla del lugar que como la tienda de dulces, estaba abarrotada de alumnos de Hogwarts.

Dolores encontró una mesita para una persona, pidió su cerveza y se acomodó. Sacó su libro de la mochila y siguió su lectura mientras comía otra varita de regaliz. Cuando llegó su cerveza le pegó un gran trago y siguió leyendo. En eso, la campanilla volvió a sonar dejando entrar a Granger y a Weasley, ya que Potter no tenía permiso o algo así, a Dolores le daba igual. Pero siendo la Snape que era, algo en sus caras los hacía lucir sospechosos.

Miraban nerviosamente un espacio detrás de ellos, abriendo la puerta lo suficiente como para que alguien más entrara, sin embargo ella no vio a nadie más entrando al bar. Frunció el ceño mientras le daba una mordida a la varita de regaliz y los miró con detenimiento. Ambos se fueron a sentar a un rincón algo lejos de Dolores, pero la chica tenía vista de halcón y aún los podía ver.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐍𝐀𝐏𝐄 𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora