Cap 02

389 42 9
                                    


Me quedo paralizado al ver lo que contiene el pequeño maletín de cuero, hay un arma, una pequeña arma que usan los policías, y en un costado hay una caja pequeña donde ahí se encuentran las balas.

Okey puede ser que el padre haya sido policía.

Trato de tranquilizarme, no me imaginaba encontrar un arma ahí dentro. Rauss llega y se sienta a mi costado- Había un arma dentro, amigo, creo que podemos conservarlo por si acaso- vuelvo a guardarlo dentro del pequeño maletín y agarro el diario para empezar a tratar de abrir la pequeña cerradura.

Fue más fácil de lo que pensé, agarro la linterna para ver lo que contiene dentro- Bueno Rauss, vamos a entrar a la mente de una niña de 13 años.

Alumbro a la primera hoja con la linterna y empiezo a leer en voz alta:

Querido Diario.

Hoy es mi cumpleaños número 13, y mi mamá me regaló este diario. Es la primera vez que tengo uno y no estoy completamente segura de cómo funciona esto de contarle mi vida a un libro, pero bueno siempre hay una primera vez.

Lo que me gusta de esto es que se abre con la llave que tengo en mi collar, me parece una forma divertida, es como si escondiera algo súper secreto y yo soy la única que tiene la llave.

Bueno creo que tendría que escribir cada día ¿no? Entonces prepárate diario que te voy a llenar de mis locas tonterías que hago día a día.

Rio al terminar de leer la primera hoja- ¿Qué piensas amigo? ¿Seguimos leyendo? - Rauss ladra y para mí es un sí.

Querido Diario

No sé cuánto habrá pasado desde la última vez que te escribí, si no me equivoco fue hace un mes, pero ya habrás notado que tengo pésima memoria. Pero ahora las cosas han cambiado, tenía planeado hablarte de mi vida en el colegio y mis fallos en el amor, pero creo que he cambiado de opinión.

Me detengo un momento, me sorprende lo que está escrito desde ahora, miro extrañado a Rauss y sigo leyendo.

Hace unos días regresando del colegio me encontré a mi padre saliendo de un carro de color rojo, adentro había una chica, no pude verla muy bien porque estaba lejos de ellos, pero estaba segura de que ella no era mi madre, reconocería a mi madre desde lejos. Además, que mi madre no sabe manejar y menos tiene un carro rojo.

No quise tomarle mucha importancia en ese momento, pero hoy día volvió a pasar y me pareció más extraño que mi padre y esa chica se despidieran con un abrazo. No quiero creer lo peor, así que no voy a sacar conclusiones tan rápido.

Y ahí termina esa parte, me detengo porque mi estomago empieza a exigir comida, no almorcé por estar en la ciudad.

-Tomaremos un pequeño descanso amigo- dejo el diario a un lado y con la linterna alumbro el camino hacia la cocina- ¿Te lo imaginas amigo?-volteo a ver a Rauss- Su propio padre puede que haya engañado a su madre-saco de mi mochila una lata de trigo y la abro- Pobre niña presenciar la infidelidad de su padre hacia su madre y no querer decir nada porque no quiere pensar lo peor.

Okey sí, me metí mucho en lo que escribió la niña, pero de alguna forma me da pena.

Me siento en la mesa de cristal cerca de la cocina y empiezo a devorar el trigo que contiene la lata. Ya he olvidado como sabe la comida recién preparada, con esto de que se fue la luz hace 3 años me resulta difícil calentar la comida.

En pocos minutos termino la lata entera y la boto en un tacho de basura que se encuentra cerca. Me acerco al sofá de la sala y recojo el diario con el pequeño maletín con el arma y camino hacia la habitación que escogí para dormir.

Empiezo a quitarme las prendas que tengo puestas y me empiezo a poner un pantalón cómodo y un polo que encontré en esta casa; claro cabe recalcar que cada cosa que encuentro como el diario, el maletín pequeño y la comida en lata la tengo que desinfectar antes, este virus es muy poderoso y no debo arriesgarme.

Con la prenda ya puesta y más cómodo me hecho en el colchón y cubro mi cuerpo con la suave tela, Rauss trepa y se acomoda al lado mío, siempre atento a cualquier peligro que pueda estar acerca, aunque nada nos ha pasado durante este tiempo solo.

Con la linterna aun en la mano alumbro al diario que deje a un costado y lo abro para seguir leyendo- Sigamos leyendo amigo, un cuento antes de dormir no nos iría mal- sé que no es un cuento para dormir, pero estoy ansioso de saber que le pasó a la pequeña niña.

Querido Diario

Perdóname por no escribir tan seguido, acá en casa habido algunos conflictos y no tenía cabeza para escribir. Pero ahora no tengo a nadie más para contar lo que me está pasando.

He seguido viendo el mismo carro rojo, casi todos los días, cuando llego del colegio o incluso en las madrugadas veo como mi padre sale de su habitación y lo veo bajar las escaleras, nunca le pregunte a donde iba, pero sabía que el carro rojo lo esperaba afuera.

Mis sospechas están llegando al límite y ya tengo pensado en contarle a mi madre sobre lo de papá, pero tengo miedo.

El otro día cuando mi mamá había salido a una reunión importante, mi papá tuvo que quedarse a cargo de nosotras, ya era muy tarde en la noche, mi hermanita se encontraba durmiendo en su cuarto y yo no podía pegar un ojo, así que salí de mi cuarto y bajé las escaleras hacia la cocina para tomar una taza de leche y poder dormir.

Pero noté que la puerta de la casa estaba entreabierta, y mi curiosidad me ganó y me asomé para poder ver, y lo vi, mi papá estaba parado al frente del carro rojo, de ese mismo carro rojo, y veo como la mujer de adentro le entrega un maletín muy pequeño que al parecer es de cuero.

Quise seguir viendo, saber que había dentro de ese pequeño maletín, pero mi papá empezó a avanzar hacia donde estaba y subí corriendo hacia las escaleras y encerrarme en mi cuarto.

Quiero saber que hay en ese maletín, tengo la sospecha que no es nada bueno.

Debo irme, mi padre está tocando la puerta porque supuestamente hace 20 minutos tuve que bajar a comer, está molesto.

Mi vista se dirige a la maleta pequeña, esa es la maleta que hablaba la pequeña. Pero... ¿Quién era la mujer que le entrego el maletín con el arma?

Yo al igual que la pequeña niña que aún no se su nombre, tenemos curiosidad, quiero seguir leyendo para saber que más va a pasar, pero el sueño se está haciendo presente. Mis parpados pesan y un gran bostezo sale de mi boca.

Cierro el diario y lo coloco en la pequeña mesa al costado mío, volteo a ver a Rauss que ya está profundamente dormido.

Me acomodo en la cama y caigo en un sueño profundo.

Don't Touch Me (DTM #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora