Cap 19

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No hagas el ridículo al frente de Rut, Daniel. Tú puedes, solo hazlo, ya lo hiciste una vez podrás hacerlo dos veces; respira... respira....no te enojes....

-¡Métete mier...! ¡Sí entras! ¡No te hagas la difícil!- estoy perdiendo la paciencia en meter otra vez el maldito palo de fierro en ese estúpido agujero que parece que se hace más pequeño cuando trato de armar la carpa- ¡No me hagas esto!¡Si entras mier..!¡METETEEEEEEEEEE!

Por el otro lado Rut está que se muere de la risa a un lado disfrutando mi sufrimiento- ¿Puedes al menos ayudarme en vez de reírte?- sus manos sostienen su estomago que seguro le duele, pequeñas lagrimas se le salen de los ojos.

Trata de respirar y logra tranquilizarse acercándose a mi- Dejarrme intentar- me aparto dejándole el camino libre, se agacha y recoge el fierro - ¿Debo meter esto en esto?- me mira al igual asiento- Oh easy!- Y como si el universo estuviese jugando conmigo logra meter el fierro con mucha facilidad por el agujero, me quedo boquiabierto, mi raciocinio se ríe en mi cara ¡Cállate!

-¿P-Pero cómo es esto posible?- me cruzo de brazos, estoy enojado, yo soy el hombre y debería saber armar una tonta carpa.

Eleva los hombros y sonríe por su victoria-Decirme que más hacer- espera paciente a que despierte de mi pelea interna de mi subconsciente y mi masculinidad.

Aún enojado me acerco soltando una bocanada de aire- Tienes que deslizarlo por todo este contorno y lo colocas en este agujero para clavarlo después- le señalo el otro agujero y ella asiente sorprendida por este gran descubrimiento- Y luego yo hago lo demás...

-No, no, yo querer hacer carpas, tú prender fuego- me ordena, y como un perro a su amo le obedezco.

Bien ahí Daniel. Tu masculinidad ha sido pisoteada por una mujer que hace minutos no sabía ni que era una carpa.

Camino a los al rededores con la linterna alumbrando el piso para poder ver si hay unas ramitas u hojas secas que me ayuden a prender el fuego- Bien ahí, no puedes ni armar una carpa Daniel- me regaño a mi mismo- Tu prindir fuigo- repito las mismas palabras de Rut burlándome, estoy enojado.

Estoy a varios metros alejado del campamento, he encontrado algunas ramitas y hojas secas que dudo que con esto pueda prender fuego, no tengo un cuchillo y menos un hacha para sacar leña del árbol.

Y con el silencio en el entorno escucho una ramita romperse, se me para el corazón, mis ojos empiezan a mirar por todos lados, siento mis manos frías y la linterna empieza a temblar y siento que estoy a punto de desmayarme ¡Maldición no tengo nada con que defenderme!

Y lo veo, un lobo, sus ojos se iluminan en la oscuridad de la noche como dos faroles de luz pequeños, mi pecho sube y baja desesperadamente, mi corazón está al borde del colapso, no puedo ir hacia el campamento, estarían en peligro Rut y Rauss, debo alejarlo del campamento lo más rápido posible.

Voy a morir...

Mi cuerpo estará botado en medio de la nada y ni Rut se dará cuenta de mi ausencia.

Inhalo y emprendo a correr como loco, lejos del campamento, como planeado el lobo corre detrás de mí, corro como si no hubiera un mañana, mi corazón latiendo desesperadamente como loco, he soltado todo lo que tenía en las manos, incluyendo la linterna y lo único que tengo para iluminar el camino es la luz de la luna.

Me sorprendo a mi mismo con las energías en que estoy corriendo para salvar mi vida, pero como es de esperarse tropiezo con una enorme roca cayendo de cara contra el duro piso de tierra, el lobo salta encima de mí, y para proteger mi rostro lo empujo con el antebrazo el cuello tratando de alejar sus filosos dientes.

Empiezo a golpearlo en el rostro. La adrenalina se invade de mi y con una fuerza sorprendente logro empujarlo con un golpe haciéndolo caer al piso, trato de pararme y encontrar algo para matarlo pero vuelve a saltarme encima y caigo de nuevo, me muerde el brazo haciendo que suelte un grito de dolor, mis dientes apretándose entre sí, no quiero hacer ruido y llamar la atención de Rut.

Vuelvo a golpearlo una y otra vez, chorros de sangre bajan por mi manga cayendo hacia mi ramera, siento gotas de sudor cayendo por mi frente. Sus colmillos clavados en mi piel parecen que no tiene intenciones de soltarme, empieza a mover su cabeza de lado a lado queriendo arrancarme el brazo; con todas mis fuerzas trato de zafarme pero lo único que logro es que se adhiera más.

Lo único que hago es imaginarme que hubiera pasado en el futuro, tal vez un futuro con Rut donde ella es una chica normal, viajando de lugar en lugar con Rauss acompañándonos.

Y de repente, una imagen negra se abalanza sobre el lobo haciendo que me suelte, lo único que escucho son gruñidos, frente a mi aparece el rostro tan hermoso de Rut que muestra una inmensa preocupación- ¡Daniel! ¡Levantar!- escucho que grita pero mi cerebro no reacciona a sus palabras.

Un dolor punzante llega a mi brazo haciendo que gima de dolor, lentamente me paro tratando de reaccionar a la realidad, y los sonidos que me parecían lejanos ahora son más claros.

Miro para el costado y veo a Rauss peleando con el lobo, gruñidos y sonidos de golpes resuenan por todo el lugar, escucho el llanto de Rauss y me alarmo.

Me levanto rápidamente y con mí vista trato de encontrar algo para poder ayudar, y me detengo al ver la misma roca con la que me tropecé, con el brazo sano lo agarro y corro hacia el lobo, le salto encima cuando lo veo separarse de Rauss y empiezo a golpearlo sin piedad.

El dolor del brazo desaparece por unos segundos y solo me concentro en matarlo. Cuando veo que el lobo no se mueve y un gran charco de sangre se expande alrededor de él.

Me levanto con la respiración acelerada, lo miro y suelto la roca.

-Daniel...- la voz de Rut suena detrás de mí, volteo hacia ella y me encuentro a Rauss tirado en el piso y Rut acariciándolo lentamente con ojos cristalizados a punto de soltar el llanto.

Corro hacia ellos y me arrodillo frente a Rauss, la adrenalina dejó mi cuerpo y ahora me invaden unas profundas ganas de llorar, tiene varias heridas a lo largo de su cuerpo, un pequeño charco de sangre empieza a expandirse por la tierra.

-Resiste amigo... te recuperaras...- murmuro acariciándole la cabeza,  sus ojos están húmedos, miro a Rut que está a punto de llorar como yo -¿Puedes curarlo? –y mis esperanzas desaparecen al verla negar lentamente con la cabeza y romper en un llanto desgarrador, me la quedo mirando atónito- ¡¿Cómo que no puedes?! ¡Debes intentarlo!

-N-No poder... no poder currar animales- sus celestes ojos se posan en mí mostrando una tremenda culpa de no poder ayudarlo.

Mi mano llega a mi boca tratando de controlar el llanto, mi vista se nubla y siento que una pequeña lagrima sale de mi ojo derecho bajando por mi mejilla.

Me levanto y con sumo cuidado cargo a Rauss que aún sigue consiente pero su respiración cada vez es más lenta, no le presto atención al dolor de mi brazo sangrando y camino a paso rápido hacia el campamento.

El camino parece eterno hasta que llego y lo dejo con delicadeza sobre el piso y corro hacia mi mochila para buscar el pequeño botiquín, me desespero y saco todo lo que tiene la mochila haciendo un desorden en el piso pero sin señales del botiquín.

Rut llega y se agacha hacia Rauss.

Me acerco a él, está sufriendo y esto me hace romper el corazón, Rut no puede ayudarlo, yo no puedo ayudarlo y rompo en llanto.

El botiquín estaba en la camioneta, me golpeo a mi mismo la frente varias veces- Es mi culpa...- las lagrimas salen como lluvia torrencial- ¡Es mi culpa!- agacho la cabeza para que Rut no me vea.

Me levanto y camino hacia el árbol de ahí y empiezo a darle golpe tras golpe- Daniel...- siento a Rut venir hacia mí y trata de poner su mano en mi hombro pero me aparto.

Ante eso vuelve a tocar mis brazos para detenerme, mis nudillos están rotos y sangrando, mi pelo se pega a mi frente por el sudor, me detengo y agacho la cabeza ocultando mis ojos con lágrimas desbordándose de ellos, sus manos llegan a mi rostro levantandolo haciendo que nuestros ojos se miren.

Y de un tirón me jala hacia ella envolviéndome con sus brazos- ¿Qué haces?- me atrevo a preguntar, mis manos dudan en devolverle el abrazo o no, no quiero lastimarla...

-Carriño... estar triste, no importar dolor....- susurra en mi oído, y con mucha delicadeza le devuelvo el abrazo y lo único que hago es soltar lágrimas, siento mi hombro mojado y sé que ella también está llorando.

Nos separamos después de unos segundos que hubiera querido que durara un poco más, pero no quiero que Rut se lastime.

Veo a Rauss tendido en el piso, no se mueve, y sus ojos están cerrados. Se ha ido.

Caigo de rodillas y lo único que hago es abrazarlo, recordar todos los momentos en que pasamos juntos, mi única compañía en los tres años que he pasado solo, el único que ha estado ahí defendiéndome ante cualquier situación y el único que me daba calor en noches de frío. Mi amigo.

No sé cuánto tiempo ha pasado que lo tengo abrazado que ya está empezando a amanecer, Rut en ningún momento se ha despegado de mí, ha estado acariciando mi espalda tratando de consolarme, la sangre se ha secado en mí y las heridas se hacen presentes con agudos dolores.

Me despego de Rauss y me seco las lágrimas con la parte trasera de mi mano, suelto un suspiro, me siento de cuclillas y le saco el collar de cuero que tiene un bordado con su nombre.

Me incorporo y camino hacia el árbol, con la planta de la zapatilla empiezo a cavar la tierra. Rut se da cuenta de mi propósito y me ayuda a cavar.

Logramos hacer un hueco lo suficientemente grande y un poco profundo para enterrar a Rauss, con dolor en el pecho y lagrimas peligrando a volver a salir lo cargo y lo dejo gentilmente dentro del agujero, lo cubrimos con tierra y me quedo parado despidiéndome por última vez de Rauss.

Me doy media vuelta y camino hacia mi mochila, con el collar en la mano lo guardo.

No puedo detenerme a llorar, debo ser fuerte, debo continuar con mi propósito, ahora lo único que me queda es Rut y por nada del mundo debo perderla.

Empiezo a desarmar la carpa y Rut hace lo mismo con la otra, sin la compañía de Rauss el entorno se siente triste, no tengo sueño y no pienso dormir sabiendo que cuando despierte Rauss no me va a despertar lamiéndome el rostro meneando la cola suplicando que le dé de comer.

Siento que ahora, una parte de mí se ha ido con Rauss, el arriesgó su vida para salvarme del lobo y yo no pude hacer nada al respecto.

El cielo está más claro y una brisa fría choca contra mí- Nos vamos- digo serio acomodando las carpas en mi mochila.

-Daniel...- Rut se acerca a mí con una profunda tristeza en sus ojos- Déjame currarte...- sus manos llegan a las mías, les hecho una mirada y tienen moretones, sus dedos están delgados y están congelados.

Los levanta y como de costumbre les deja un leve y gentil beso sobre las heridas de mis nudillos y luego pasa sobre la herida de mi brazo.

Ahora no siento nada más que profunda tristeza y un profundo vacío en mi corazón, cuando termina de curarme me acomodo la mochila y le indico que sigamos caminado.

Amanece y el cielo está adornado con nubes espesas de color plomo y anuncian que en cualquier momento va a empezar a llover.

Rut entre ratos trata de hablarme pero solo ignoro sus preguntas o le respondo cortante.

Mi cuerpo está en la tierra pero mi mente, mi subconsciente, mi raciocinio y todo lo que puedo tener adentro se esfumaron de mi cuerpo dejando a cargo la tristeza.

Y como era de esperarse empieza a llover, gotas gruesas chocan con nuestra piel, parece que el cielo también llora tras la partida de Rauss.

-Daniel...- susurra Rut detrás de mí, en vez de hacerle caso sigo caminando con mi vista perdida en el camino de tierra que se está volviendo lodo.

Escucho un golpe y me quedo parado, giro sobre mis pies y veo a Rut tirada en el piso, alarmado corro hacia ella, quiero agarrarla, cargarla pero eso empeoraría, paso mi mano sobre su mejilla y la siento congelada, una ráfaga de viento choca contra nosotros haciendo mover los largos cabellos castaños de Rut.

Sus ojos están cerrados, sus labios secos y entre ratos tiembla.

Me quito la mochila dejándola a un lado, miro por todas partes tratando de encontrar un árbol o algo para refugiarnos tras la lluvia, pero no hay nada.

No te perderé a ti también...

Mi mente, mi subconsciente y mi raciocinio regresan a mi cuerpo y patean de lado a la tristeza y me hacen reaccionar.

Saco de la mochila la carpa más grande, la extiendo en el piso y con los tres fierros a un lado.

Me hago apoyo moral a mí mismo y empiezo agarrando un fierro- No me falles ahora...- Ubico el agujero y tranquilizando mis manos temblorosas rezo en mi interior para que entre, y lo hace, los dioses han escuchado mis suplicas.

Con el primer fierro dentro continuo con los otros dos, me dificulta un poco con el último ya que las ráfagas de viento hacen que la carpa se mueva de un lado a otro- ¡Quédate quieta carajo!-como si me entendiera deja de moverse y logro colocar el último fierro con éxito.

Entierro los clavos en el piso para que no se mueva y corro hacia Rut que está inconsciente en el piso.

Con mucho cuidado la cargo en mis brazos y con un poco de dificultad la meto en la carpa, agarro mi mochila y la meto también.

Rut está temblando demasiado y prender fuego bajo la lluvia no suena muy prometedor, le quito lentamente la mochila y de ella saco las prendas que tiene dentro y se lo coloco encima, pero aún así no le proporciona mucho calor, lo único que me queda es... abrazarla....

Nervioso me recuesto al costado de ella y con el corazón a punto de salirse de mi pecho la rodeo con mi brazo, al principio dudo y la abrazo sin presionar mucho mi cuerpo hacia ella, pero me doy cuenta que si no lo hago bien no ganará calor.

Don't Touch Me (DTM #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora