Capítulo sesenta y siete: Te amo.

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Narra Leander:

La mancha de sangre sobre su vestido hacen que pierda la cordura y en mi cuerpo se desencadenen ráfagas de conmoción. Dejo caer mi arma al suelo y corro con mucha velocidad hacia ella, hacia la única persona que me importa sobre este mundo cubierto en mierda. No la puedo perder, es la luz entre mi oscuridad, no la puedo perder. La coloco contra mi pecho para estabilizarla, la adrenalina sube por mi sistema a tope y los gritos exasperados de Eliza empeoran mis nervios. Hace mucho que no sentía esta sensación, la de perder a alguien. Su cuerpo tiembla bajo el mío, todavía no siente el dolor, está en estado de shock.

—Shhhh, te tengo Lillai, te tengo —con manos sudorosas y el corazón golpeando mis oídos, me alejo un tanto y comienzo a revisar donde le han disparado. El muslo, aunque sea un área donde es muy improbable su muerte, la cantidad de sangre que está perdiendo puede lograr que pierda la vida. Lillai me mira a los ojos con terror, pero yo no logro mantener mi mirada quieta en una sola cosa. El color escarlata me afecta de una forma distinta esta vez, no crea la sed que tanto me consume todos los días; ocasiona que lo deteste.

—¡AYUDA! —Eliza grita, desgarrando sus cuerdas vocales; podría decir que las he escuchado reventarse.

—No, cállate, están muy lejos como para que nos escuchen —tomo a Lillai entre mis brazos, ella pega un alarido por el dolor; está comenzando llegar a ella—. Tenemos que regresar —la miro intensamente, esta vez no permito que aleje su mirada de la mía; ocupo de toda su atención—. No te preocupes, respira, estará bien —la verdad es que estoy tan preocupado como ella, no sé si lo estará, nunca se puede estar seguro después de que alguien sea disparado. No dejaré que te la lleves André.

—Lillai, no cierres tus malditos ojos —la sacudo ligeramente, ya está comenzando a hiperventilar—. Estoy aquí, no los cierres por lo que más quieras en tu vida —me vuelvo hacia Eliza—. Corre, yo te sigo —la mujer me hace caso y trota frente a mí para regresar al refugio. Un torbellino de viento cubre nuestros cuerpos, despertando con más insistencia mis músculos y colándose entre las cavidades de mi organismo.

—L-Leander d-duele —respira con fuerza, mi pecho se contrae y mi cabeza pierde el control. La muerte de mi madre y de André regresan para empeorar la situación. Sus rostros sin vida hacen que avance más rápido, la sangre se escurre por mi brazo y mancha mi ropa. Me vale verga, no la puedo perder. La cantidad de sangre comienza a hacer que tome decisiones irracionales. No estamos tan lejos del refugio para detenerme y amarrar un pedazo de tela a la herida, pero tampoco me quiero arriesgar perdiendo tiempo. A como puedo, envuelvo mi mano entre la tela mojada de su vestido y presiono sobre la herida. Lillai grita y clava sus uñas con fuerza sobre mí.

—Shhh, tranquila —no aparto mis ojos de la cabellera negra de Eliza, estoy enfocado en llegar al puto refugio. Coloco a Lillai más cerca de mi pecho, espasmos musculares le recorren el cuerpo y en ciertos momentos su magia sale para ser vista solo unos segundos—. Lo haces muy bien, ya vamos a llegar, mantén los ojos abiertos Lillai —gime del dolor, no puedo ver su rostro y tampoco quiero hacerlo. Probablemente me parta lo poco que tengo de corazón.

Llegamos al refugio a tiempo, asustando a todos los que permanecen al rededor—. ¡AYUDA! —los gritos desgarradores de Eliza alarman a todos, haciendo que la aldea entera caiga en silencio.

No tengo tiempo que perder, coloco a Lillai contra el tronco de un árbol, alejando mi mano ensangrentada de la herida y limpio el sudor de su frente. Mantiene el rostro fruncido y su pecho sube y baja a una alta velocidad. Sus labios tiemblan y sus ojos están cristalizados. Las voces y gritos nos rodean, Liz llega con rapidez a mi lado. Sus ojos se encuentran con los míos, ambos desesperados. Levanto la falda de su vestido, hay mucha sangre y no puedo encontrar la herida entre el mar de sangre. Lillai jadea con fuerza—. Tenemos que sacarle la bala —alguien trae un balde de agua y yo lavo mis manos con rapidez.

La Magia En Ella [#1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora