La Magia En Ella [#1]✔️

Capítulo sesenta y nueve: Armas.

Narra Leander:

Dejo salir un largo suspiro cuando escucho a la mocosa chillona detrás de mí, no me alejo de Lillai y ella tampoco puede hacer mucho, ya que está atrapada contra un árbol; entonces me doy la vuelta con aburrimiento y miro a Eliza. Cada uno de sus poros están repletos de enojo, nos lanza a ambos con sus ojos lanzas en llamas. Sus brazos comienzan a temblar por la fuerza que pone al apretar los puños. Con las lágrimas bien ocultas, grita—: ¡QUÉ DEMONIOS! —nos señala—. ¿¡A esto le llaman practicar!? —mueve con fuerza su cabeza, desde aquí puedo escuchar cómo su pequeño cerebro choca contra su cráneo.

—Eliza —Lillai sale de su escondite detrás de mi espalda y se coloca a mi lado. Su voz tiembla ligeramente y aún no puede formar su fuerte fachada para enfrentar a su hermana menor.

—Tú —la señala—. Eres una hipócrita —aprieta la quijada, Lillai queda sin aire—. ¡No puedes acercarte así a Leander! —repite las palabras que una vez Lillai usó, pero con uno tono más agudo—. ¡No puedes estar fijándote en él porque apenas estamos escapando y hemos dejado nuestros padres atrás! —da un fuerte paso al frente, nunca había visto tanta furia ser emanada de su piel—. Eres una maldita hipócrita, no te interesaban nuestros padres y tampoco nuestro bienestar ¡Porque todo este tiempo lo querías para ti! —su sonrisa llena de amargura y dolor hacen que la mire con más interés—. ¡Tú más que nadie en este estúpido lugar sabías que me gustaba!

—Eliza, no es así —Lillai avanza hacia ella, no es una buena idea—. Por favor déjame explicarte, solo... —cuando está frente a ella, con lágrimas en los ojos, su hermana la abofetea. El golpe ha sido tan fuerte que ha torcido el rostro de Lillai.

Me acerco a grandes zancadas y tomo la mano que ha usado Eliza para golpearla—. Deja de usar el papel de inmadurez, inepta —sostengo su brazo con fuerza—. Que esté como esté con tu hermana no te incumbe ni a ti y a nadie más.

Me escupe en el rostro, yo no pestañeo—. Tú también eres un hipócrita asqueroso ¿No era que solo te metías con mujeres por el sexo? ¿Estoy en lo correcto? ¿O solo usas a mi hermana de la misma forma que me usaste a mí? —la ira en su rostro solo incrementa con los segundos y mi paciencia hace lo contrario.

—Hay muchas diferencias entre tú y Lillai, la más grande de todas es que ella logró lo que tú no.

Su rostro se torna de ocho colores de rojo distintos y se vuelve hacia Lillai, ella tiene el rostro gacho; puedo sentir la fuerza magnética de su magia y como el ambiente comienza a tornarse más pesado. El viento incrementa a nuestro alrededor y los pájaros salen volando muy lejos de aquí—. Has estado planeando esto ¿verdad? —habla con veneno, Lillai sigue sin dirigirle la mirada. Esconde su rostro entre su cabello—. Siempre me has tenido celos, porque no tengo la magia que tú y soy normal, porque tenía amigos y porque lograba salir de casa. Pero no pensé que llegarían a aumentar de esta manera —aumento mi agarre sobre su muñeca—. ¿Querías acaso superarme en esto también? Hacer que Leander se enamore de ti para que yo no pueda acercarme más, vaya hermana —dice con desprecio y habla como siempre, más de la cuenta.

Lillai levanta la cabeza—. Nunca fue mi intención —lágrimas corren por sus mejillas, pero mantiene el rostro duro y enfocado, un brillo pasa por sus ojos celestes, yo solo le presto mucha atención—. ¿Enserio me has creído capaz de hacer algo como eso? Nunca pensé que esto iba a pasar entre nosotros ¿¡Enserio crees que yo planeé todo esto!? —me agrada que levante la voz—. Nunca quise más que el bien para todos y si, me gusta Leander —deja caer sus brazos con fuerza a los costados—. ¡Y no quería esto porque no dejaba de pensar en ti! ¡NUNCA DEJO DE PENSAR EN TI ELIZA! —las hojas de los árboles se mueven con intensidad, los troncos de los árboles se sacuden y el enojo entre las dos hermanas hace lo mismo—. Y también me odio por esto —me señala, yo la observo atentamente—. Porque sabía que si te enterabas me odiarías.