Capítulo 39: Situación crítica

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P.o.v. Tn

-P-pero... ¿Qué... es lo que eh hecho?

Me dije horrorizada llevándome las manos a la cabeza tirando un poco de mis cabellos. Y es que no comprendía nada de lo que ahora sucedía a mi alrededor, estaba más que confundida, aterrada y al borde de las lágrimas al ver a mi pequeño y amado Kaio shin tirado en el piso, lleno de heridas, su ropa estaba algo rota, estaba escupiendo pequeñas bocanadas de sangre con cada convulsión y con una herida enorme en su cuerpo. Los recuerdos comenzaban a volver a mi cabeza poco a poco y... no... yo... yo hice esto ¿Pero cómo?

-Shin. – Coloqué mi mano sobre su hombro cuidadosamente mientras lo llamaba entre sollozos. – Shin... ¡Despierta! Por favor reacciona, no me hagas esto, resiste.

Busqué con mi mirada desesperada hacia todas partes en busca de ayuda hasta que a lo lejos pude ver al señor Gowasu quien venía con paso presuroso hacia nosotros. Se arrodilló frente al cuerpo del joven Shin jin para examinarlo.

-No le queda mucho tiempo debemos hacer algo pronto.

-Usted no puede curarlo como hace Kibito.

-No, me temo que esa habilidad la poseen solo los que aún son aprendices.

-¡Mierda! Si tan solo tuviéramos las semillas del ermitaño.

-¡Eso es! Espérame aquí pequeña, no tardaré mucho.

El anciano me pidió que no soltara la mano de Shin y procedió a usar la teletransportación para desaparecer. Un par de minutos más tarde reapareció trayendo consigo a Trunks, el joven sayajin al verme llevó rápidamente llevó su mano derecha a la empuñadura de su espada con intenciones de atacarme pero el anciano lo detuvo aclarándole que ya todo estaba bien.

Después de eso intentamos darle una de las semillas a Shin pero éste a penas podía emitir pequeños quejidos de dolor, única señal de que seguía con vida. En medio de la desesperación me metí rápidamente la semilla a la boca para masticarla hasta molerla bien y me incliné para unir mis labios a los del joven albino y darle a comer la semilla.

-Por favor que funcione, por favor.

Pedía con todas mis fuerzas. Unos segundos pasaron, pero tan llenos de tención que a mí me parecieron horas mirando con preocupación el rostro del Kaio Shin hasta que por fin este abrió los ojos al tiempo que sus heridas desaparecían.

-¿(Tn)? – Dijo finalmente. - ¿Funcionó?... ¿Ya no quieres matarme?

-Claro que quiero matarte ¡Me diste un susto de muerte! ¡Tonto!

Le grité entre lágrimas, parecía una niña caprichosa con la cara llena de lágrimas y estallando en llanto al tiempo que me iba en cima del chico albino para abrazarlo con fuerza, una vez pasado el llanto comencé a llenarle la carita de pequeños besos. Me sentía tan feliz y al parecer el también ya que ambos nos echamos a reír al ver que nos encontrábamos bien.

El gusto poco nos duró pues al poco rato escuchamos una serie de explosiones no muy lejos de donde nos encontrábamos.

-Oigan ¿Dónde estamos? ¿Alguien puede explicarme que está pasando? – Pregunté confundida ya que aún no comprendía muy bien que era lo que estaba pasando.

-No hay tiempo para explicarte a detalle todo. – Contestó Trunks. – Lo importante ahora es que debemos ayudar a tu padre y al mío a salvar el mundo.

-¿Otra vez? – Dije con una ceja arqueada. – Bueno pues que se le va a hacer. – Me puse de pie y ayudé a Shin a incorporarse también para chocar mi puño y mi palma. - ¡Muy bien chicos, vamos a patear traseros!

Mi fruto prohibido Shin y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora