Capítulo 1: El día que te conocí.

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El sonido insistente de la alarma resonó por toda la habitación, obligando a Park Jihyo a despertar de un salto

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El sonido insistente de la alarma resonó por toda la habitación, obligando a Park Jihyo a despertar de un salto. De un vistazo a su reloj, notó que una vez más había dormido demasiado. Últimamente, se había estado despertando tarde, y eso había causado innumerables regaños por parte de sus padres. El resultado de esos regaños fue claro: si quería evitar más reprimendas, tendría que esforzarse por llegar a tiempo. No era fácil, pero hoy haría el intento.

Con un gruñido de frustración, Jihyo alcanzó sus pantuflas en forma de conejo, las cuales se habían convertido en un fiel accesorio de sus mañanas a pesar de su incomodidad, y se apresuró a asearse. El baño fue rápido y torpe, no había tiempo que perder. Bajó las escaleras apresuradamente y vio a sus padres en la sala. Ambos la saludaron con un simple “Buenos días”, pero era evidente que la escena no les resultaba tan alarmante como a ella. Unas risitas casi escapaban de sus labios al ver el rostro de su hija, aún con signos de sueño, pero no dieron importancia al estado de ánimo de la pequeña. Para ellos, era otro día más.

Jihyo, aún con los ojos entrecerrados, se dirigió a la cocina y se preparó un desayuno rápido, mientras su padre, el señor Park, se mantenía absorto en las noticias matutinas. Se sentó a su lado, con la mente aún en un lugar lejano.

—Cariño, hoy debes llevar a Jihyo a sus clases de Taekwondo, porque yo no podré. — dijo YangMi sin apartar la vista de la pantalla de la computadora. Sus dedos volaban sobre el teclado mientras su mente trabajaba a toda velocidad. La escritura era su pasión y, como autora, sus ideas fluían sin control. Si no las anotaba en ese instante, corría el riesgo de olvidarlas por completo.

—Jihyo, vámonos, se me hace tarde para llegar al bufete de abogados. —El señor Park, tomando las llaves del auto, se giró para mirar a su hija que ya estaba lista para salir.

Ambos se despidieron brevemente de YangMi, quien apenas levantó la vista de la pantalla, y salieron. El tráfico en Seúl, como siempre, era insoportable. A pesar de ser temprano, los coches parecían multiplicarse a cada esquina, y el señor Park comenzaba a sentir que el tiempo se les escapaba. Habían estado atrapados en una fila interminable de autos durante más de quince minutos, y la escuela estaba apenas a unos pasos, a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el padre de Jihyo no confiaba lo suficiente en la ciudad como para dejar que su hija caminara sola. Se cuestionaba a menudo por qué había dejado atrás Guri, una ciudad tranquila y pequeña, para mudarse a la bulliciosa Seúl, con sus rascacielos y calles abarrotadas. Era un contraste enorme, pero la ciudad había sido la que le ofreció el trabajo con el salario que necesitaba. Aunque lo reconociera, sentía que debía mucho a la ciudad.

Jihyo, mirando ansiosamente el reloj en la muñeca de su padre, comenzó a sentir que su corazón latía más rápido de lo normal. Tenía miedo de llegar tarde, de ser castigada de nuevo. Con un par de golpecitos suaves en el brazo de su padre, logró que él la mirara, pero el reloj seguía corriendo sin piedad.

— ¿Podría ir por mi cuenta? Por favor, sólo queda aquí a la vuelta. —Jihyo suplicó, haciendo el mejor puchero que pudo, juntando las manos en un gesto de desesperación.

MIRRORS | Yoonhyo [Yoongi y Jihyo] NUEVA EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora