Capítulo 9: Una tarde de sorpresas.

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Yoongi se cruzó de brazos, su mirada fija en el rostro de Jihyo, quien seguía insistiendo con ese tono caprichoso que él conocía muy bien

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Yoongi se cruzó de brazos, su mirada fija en el rostro de Jihyo, quien seguía insistiendo con ese tono caprichoso que él conocía muy bien. La veía de pie frente a él, con sus ojos grandes y brillantes fijos en los suyos, y esa expresión de perrito abandonado que sabía usar tan bien. No podía evitar pensar en lo fácil que era para ella doblegar su voluntad, aunque intentaba mostrarse firme, resistiendo el impulso de complacerla en todo.

—No, ni lo pienses, amor —repitió el pelinegro, mirando hacia otro lado con un intento de seriedad, aunque por dentro ya empezaba a rendirse.

Pero Jihyo no se dejó intimidar. Su determinación era tan fuerte como su voluntad de hacerle cambiar de opinión. Se acercó a él con una sonrisa maliciosa y tierna a la vez, cruzándose de brazos para imitar su postura.

—¿Por qué no? Por favor, hazlo por mí, aunque sea —suplicó, su voz suavizándose y bajando en un intento de convencerlo. Apretó los labios en un puchero y, con su cabello rosado cayendo en suaves ondas alrededor de su rostro, supo que estaba dándole justo la dosis de dulzura y manipulación que siempre funcionaba con él.

Yoongi frunció el ceño y negó con la cabeza, su postura rígida. Sabía muy bien que esa táctica suya rara vez fallaba, pero esta vez estaba decidido a mantenerse firme.

—No, no y no —repitió, manteniéndose en su posición—. Me niego a ponerme ese traje de pantera rosa, es... asqueroso.

Jihyo, lejos de rendirse, se arrodilló frente a él y juntó las manos como si estuviera en medio de una plegaria. Sus ojos brillaban con una mezcla de picardía y súplica, y por un momento, Yoongi sintió cómo sus defensas empezaban a flaquear.

—¡Póntelo! Solo serán unas fotos, ¡por favor! —imploró, su voz sonando tan adorable que casi sintió un nudo en el pecho. Sus ojos de cachorro lo observaban con esa intensidad que podía derretir incluso al más insensible—. Te prometo que no las venderé en el mercado negro ni haré nada con ellas, pero... ¡por favor!

Yoongi dejó escapar un suspiro largo, resignado. Sabía que, aunque tratara de resistirse, no tenía ninguna oportunidad contra el encanto de Jihyo. Desde que estaban juntos, se había rendido a sus caprichos más veces de las que podía contar, y aunque muchas veces terminaba preguntándose cómo se dejaba convencer tan fácilmente, ver su felicidad siempre valía la pena.

—¿Tú no sabes lo que significa “no”, verdad? —dijo, finalmente, mientras bajaba los hombros y la miraba con un destello de ternura en los ojos. Por más que intentara mantenerse firme, aquella actitud obstinada y dulce de Jihyo siempre terminaba derrumbando cualquier barrera.

Ella, notando su rendición, le dedicó una sonrisa amplia y victoriosa mientras daba un pequeño saltito de emoción. Se acercó a él, alzando las cejas con una expresión juguetona y tierna, y le dio un beso en la mejilla antes de responder con voz firme:

—No, Yoonie, no sé lo que significa “no” porque soy hija única. No si eso significa que no te pondrás el traje de pantera rosa.

Yoongi la miró con una mezcla de resignación y cariño, y luego tomó su mano, llevándola hasta su pecho. Apretó los labios en una sonrisa mientras veía cómo ella trataba de contener su emoción. No podía creer que estaba accediendo a semejante locura, pero tampoco podía imaginarse decirle que no y privarla de esa pequeña felicidad que parecía importarle tanto.

MIRRORS | Yoonhyo [Yoongi y Jihyo] NUEVA EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora