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Disclaimer: The PowerPuff Girls o cualquier personaje de esta historia no son de mi propiedad.
Capítulo 5. Confesión nocturna.
Se despertó con la mente ocupada. No se dio cuenta cuando su marido se despidió de ella para irse a trabajar o cuando se le cayó el vaso de zumo que estaba tomando para desayunar, ni si quiera cuando estuvo más de 20 minutos dándole el pecho a su bebé para que desayunara, él acabó durmiéndose en su regazo. Solo pensaba en cómo iba a encarar a Brick cuando fuera a su propia casa para hablar con él. TENÍA que hablar con él, pedirle explicaciones. La cosa es que estaba tan convencida de llegar, que ni siquiera sabía bien que le iba a decir o que pensaba reclamarle.
Llevó a su niño a la guardería y a unas cuantas horas de ir a sus clases en la universidad, tomó la decisión que era el momento de ir a verlo, cuanto antes le explicara su comportamiento de la noche anterior, más tranquila se iba a quedar.
Todavía se sentía algo extrañada al volver a volar sobre la ciudad, pero era la manera más rápida de llegar. Se sentía nerviosa y distraída, tanto que estuvo a punto de toparse con algunos postes y claves eléctricos de camino.
Descendió directamente en el portal de la casa, sin tocar la puerta principal mecánica, sin tocar el timbre y por supuesto, sin que directamente la dejaran entrar. Y en verdad le daba igual, no iba a permitir que la echaran sin antes hablar con ese mono sin evolucionar. Así que suspiró, suspiró muy hondo, intentando que ese nudo en la garganta desapareciera, no quería que la notara intranquila.
NO TENGO PORQUÉ ESTÁR INTRANQUILA EN UN PRINCIPIO.
Dio dos toques en la puerta y esperó unos minutos... nadie abrió. Miró su reloj de muñeca; nueve y media de la mañana ¿Qué acaso aquí no tenían gente de servicio como era habitual? Volvió a tocar, no se iba a rendir a la primera. Entonces escuchó unos pasos acercarse.
Casi se le salen los ojos de su órbita cuando ve al joven de cabellos anaranjados alborotados, sin camiseta y tan solo unos bóxeres. Tenía una mirada algo adormilada, pero en cuanto vio quien era la persona que estaba tras la puerta, se apoyó en el marco de esta y sonrió como siempre.
—Que buena manera de darme los buenos días ¿A qué se debe tu visita? —Brick alargó más su sonrisa al ver como la cara de la chica se enrojecía, pero tampoco hacía nada para evitarlo puesto que no apartaba los ojos. Su ego se disparó a mil.
—A-ah... y-yo... uhm, pues... —prácticamente se quedó muda ¿A quién se le ocurre recibir a la gente con esas pintas? Lo peor es que él se dio cuenta de que estaba demasiado aturdida por verlo medio desnudo y se acercaba un poco más a ella. Su cara era como un semáforo en rojo en esos momentos.
—¿Ocurre algo? ¿Por qué tartamudeas? No será que te pongo nerviosa, moñitos... — parecía estar disfrutando tanto esto que no pudo evitar reírse en voz baja.
—¡C-claro que no! Es que a quién se le ocurre salir para recibir a alguien así... medio desnudo. —esto último lo dijo en un murmuro. Apartó la vista de él y dio unos cuantos pasos atrás cuando ya sentía que Brick ocupaba demasiado su espacio personal.
—Dímelo más convencida e igual te creo un poco. — y volvía a acercarse. Su voz comenzaba a ser seductora y sonreía de lado, pícaramente.
—¡Cállate! Solo he venido aquí porque tengo que hablar contigo. TENEMOS que hablar. —esta vez intentó sonar demandante, pero su tono tropezaba y sus mejillas seguían ardiendo mientras su mirada seguía perdida, para no verlo directamente.
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Rojo cual pecado (Blossick)
RomansaCada uno de ellos ya tenía una vida, alguien con quien compartirla y el fruto de un amor real a la vista de todos. Pero detrás de esta bonita verdad, algo retorcido, intenso, prohibido y ocultado durante tanto tiempo comenzaba a florecer después de...