Capítulo 9, "Alpha"

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¡Noticia de útimo minuto¡ ¡Médico llega a casa y se encuentra con atroz escena, bebe desaparecida, y una hija decapitada. La menor quien se encontraba durmiendo en su cama dice no poder recordar nada de lo sucedido. En el patio de la casa se halla una cruz colgada en la reja, hecha con alguna especie de plantas secas. La cruz tenía clavadas fotos de las víctimas del colegio, y la foto de las dos hijas del médico, tachadas con pintura roja. Autoridades no saben si se trata de un asesino o secta satanista, pero prometen poner fin a estos atroces asesinatos¡

"No puede ser posible, tanta sangre, ¿porque?, ella era muy amable", por el rostro de Adriel volvían a caer lagrimas. "Soy el unico que puede detenerla". "Entonces, si estas decidido, porta mi espada con orgullo", respondio Kastiel mostrando sus largas alas, emprendiendo vuelo para después hacerse uno con la daga.

El instrumento resplandeció en manos de Adriel, el cual sintió como una extraña fuerza y energía invadían su cuerpo. 

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Salome caminaba a través del bosque que cubre la carretera, la densa nieve le cubría hasta los tobillos haciéndole pesado su andar.  En su rostro, una venda hecha con una tela vieja, le cubría los ojos. Lo único que guiaba sus pasos era el sonido de los pasos de Araziel caminando frente a ella, y el murmuro de los arboles contándole sus secretos.  A pesar de que algunas raíces sobresalían de la nieve, esto no la entorpecía al caminar, más bien la ayudaba a buscar troncos de los cuales sostenerse. Cada que tocaba algún tronco, alguna de las ramas que colgaba bajo, le acariciaba el rostro con sus hojas. 

Esa sensación de tranquilidad, habían pasado varios años desde que la había sentido de esa manera. Su sonrisa era genuina, al igual que las pequeñas risillas y suspiros que dejaba salir durante el camino. La naturaleza a su alrededor le señalaba el camino, y le murmuraba por donde pisar para no herirse. No necesitaba de sus ojos, lo que le murmuraba el bosque le ayudaba a crearse una imagen mental muy clara de donde estaba.

Siguieron caminando así durante varios minutos, hasta que llegaron a un claro en las profundidades del lugar.  Era un lugar amplio, donde la verdadera Salome estaría a punto de ser revelada, Araziel la había llevado hasta el escondite de una bestia temida por los pobladores. 

"Salome, te lo preguntare una vez más, ¿Estas dispuesta a abandonar una parte de ti por ser libre"

"Toma mi cuerpo y alma demonio, pagare hasta el precio más alto" Salome extendió la mano, y Araziel coloco una extraña daga negra en su mano, y velozmente desapareció en las sombras mientras emitía un silbido. Salome se encontraba sola, las últimas palabras que escucho de Araziel fueron, "Enfrenta y acepta a la bestia".

Y ahi estaba parada, sola, meditando las extrañas palabras que el demonio le dijo. Su mente daba vueltas, no lograba entender que sucedería. De pronto las aves que rondaban por el lugar, emprendieron un vuelo sin rumbo fijo, con el único fin de escapar a lo que se aproximaba al claro escondido. Los arboles empezaron a emitir fuertes quejidos y llantos, su estado estático no les permitiría salvar la vida de aquella joven, que inminentemente había aceptado su propio suicidio. Pisadas fuertes y firmes empezaron a oírse alrededor de ella, eran demasiado rápidas para percibir de que lado provenían.  Salome entro en estado de alerta, tratando de abrir sus sentidos para percibir de que se trataba, aquello que se acercaba a ella jadeando no era un animal común, y su manera de moverse no le permitía tener una imagen clara.

Se detuvo, había llegado, aquel ser estaba frente a ella, gruñendo y jadeando con rabia. "Una joven como tú no debería estar en este lugar sola", Salome podía escuchar sus pensamientos, tragó saliva y apunto la cuchilla contra aquel ser, "Deberías temer bestia, que tu piel será la llave de mi celda", "silencio humana, tu no puedes vencerme mientras tengas los ojos vendados, y menos podrás enfrentarte a mi con ese pequeño cuchillo, pero con gusto me encargare de devorarte". En cuanto la bestia termino su frase se lanzo contra Salome.  Fue por segundo, pero apenas pudo agacharse para esquivar aquel ataque. 

Esto no era lo que esperaba, empezaba a sentirse nerviosa, las piernas comenzaban a temblarle, se preguntaba si todo eso habría sido una trampa de Araziel, y sus pensamientos de escapar o morir no fluían, tal vez es lo que se merecía por venderse a un demonio, "no pienses tanto, o te arrancare el cerebro". La bestia soltó un zarpazo contra su cabeza, Salome alcanzo a esquivar lateralmente, pero aun así la garra había alcanzado a herir parte de su rostro. 

Salome se incorporo del suelo, la confianza surgía de nuevo dentro de ella, "Vaya extrañare mucho ese ojo", el rasguño recorría la mitad superior de su rostro, la venda había caído al suelo por el impacto, y su cara se había desfigurado pero eso no le impedía mostrar  determinación. Su ojo derecho se encontraba desecho en la nieve, y el izquierdo había quedado dañado, y su poca visión se reducía totalmente por la la sangre que chorreaba por encima de el. "No te preocupes humana ya no lo necesitaras muerta", decía aquel ser, asegurando su victoria. "No seas presumido animal" decía Salome mientras se secaba con la muñeca la sangre que no paraba de correr, "Ahora puedo verte a ti y a tus movimientos".

Era bastante extraño, pero Salome había desvanecido la imagen del bosque de su mente, ahora surgía de en sus adentros, un espacio oscuro con un espejo en el centro, ¿Quién era ese chico que se reflejaba como ella en el espejo?, ¿Era ella?, no estaba segura, ¿Por que se reflejaba en ese espejo extraño?. Lo recordaba, recordó las palabras de Araziel antes de desvanecerse. "Enfrenta y acepta a la bestia".

La imagen se había roto como un cristal, ahora podía ver todo claro a pesar de no tener su sentido, psíquicamente hasta podía ver más de lo que sus ojos le hubieran mostrado.  Estaba parada frente aquel monstruo, un lobo alpha, más grande que cualquier otra especie, con dientes más filosos y mirada amenazante. Lobo solitario de ojos rojos brillantes, que se encontraba a punto de atacarla nuevamente, corriendo hacia ella para saltar sobre su cuerpo. "No eres más que una parte de mí animal, solo eres mi reflejo" Salome corrió de frente, esperando poder clavar su cuchillo en el estomago del animal, "¡No te temo, por que no me tengo miedo a mi, ahora ataca¡", a cada paso alzaba su cuchillo, "¡Tu me perteneces¡". Solo tenía una oportunidad no podía fallar, salto a la par del animal, entregando su cuerpo al cuerpo de la bestia.

¿Lo habia logrado?, ¿estaba viva?, había caído a la par del animal en la nieve, el cuerpo del gran lobo aplastaba el suyo, y pronto el calor de sangre corriendo por su cuerpo empezó a sentirse, sin duda, había asestado el ataque, pues los jadeos del animal cada vez eran más débiles.



The Dark Of The Bleeding MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora