Capítulo cuatro.
Paz;
Segundo día con Valentín en mi vida, segundo día que convivía con él y esperaba que tan sólo sea el último.
Anoche dormí entrecortado porque pensé demasiado. Lo que pasamos, lo que sentía yo cuando estaba cerca de él, y por más que lo niegue esos sentimientos no se fueron, siguen ahí, nada más que con el tiempo Tomás fue ganándose un lugarcito en mi vida e hizo que me olvidara de Valentín un tiempo.Llevaba despierta un buen rato, pensando, recordando momentos juntos, y de repente siento que cae agua sobre mi rostro. Esto no podía estar pasando. ¿Otra vez volvía la Paz de antes? La que sufría, la que lloraba, la que amaba y sentía todo con alta intensidad y que siempre terminaba perdiendo. Me levanté y salí de mi habitación, abrí la puerta y automáticamente viene Valentín y me ve con los ojos llorosos. Se frena, me agarra del brazo y me mira. Su mirada también es rara, no tiene el brillo que tanto lo caracterizaba, ya no tiene esa alegría que me hacía reír tanto. Sin pensarlo dos veces me acerco a él y lo abrazo. Con fuerza, era uno de esos abrazos que necesitaba, que me hacían falta, que me transmitía un calorcito en el pecho lindo, lleno de emociones y deseo. Y eso era a lo que yo le temía. Tenía miedo de revivir los sentimientos pasados. Tenía miedo de que otra vez lo amara tanto que hasta me costara respirar, y que él me abandone, de nuevo.
Luego de unos segundos me separé de él, mirándolo con angustia, con dolor, con amor, con nostalgia. Hasta que él rompió el silencio.
- Vos sabes que a pesar de todo, siempre voy a estar para vos, ¿no? - Dijo con un tono de voz suave, acariciando mis mejillas y limpiando alguna que otra lágrima que quería escaparse y darle paso a un millón de lágrimas más. Sonreí irónicamente y negué con la cabeza.
- No, cuando más te necesité no estuviste ahí. Yo necesitaba de tu apoyo, que aunque no vayamos a estar juntos o que no fuese a pasar nada entre nosotros, necesitaba saber que estabas ahí pase lo que pase. Y... - No me dejó terminar. Tomó mi mentón y me miró directamente a los ojos, para luego atrapar desesperadamente mis labios en un salvaje beso.
Prácticamente me fue imposible negarme a semejante beso. Nuestros labios se rozaban con tanta intensidad mientras él ponía ambas manos sobre mi cuello acercándome más hacia su boca, haciendo que nuestro beso sea más y más deseoso, lleno de lujuria. Mis brazos recorrieron su pecho hasta llegar a su nuca, haciendo leves caricias y poniéndome en puntitas para que estemos a la altura perfecta.
Puso sus manos debajo de mis muslos levantándome para que posicione mis piernas al rededor de su cadera y luego me pegó con fuerza hacia la pared. Sus labios se abrieron aún más y también los míos, dándole pase a que su lengua se encuentre con la mía y se reencontraran luego de un año de estar lejos.
Puso sus manos sobre mi culo y aún conmigo arriba me llevó a su habitación, recostandome con fuerza sobre su cama y comenzando a besar mi cuello con salvajismo, mientras que sus manos tocaban mis tetas, apretandolas, como nunca antes había hecho.
- Valen.. - Dije sobre su oído, entre medio de un gemido ahogado. - Cojeme. - Dije aún sobre su oído. Él se separó y me miró. Frenó cualquier tipo de movimiento que estaba haciendo para dedicarse sólo a mirarme. Estaba sorprendido. Se acercó lentamente a mi sin decir una sola palabra y comenzó a besarme con suavidad, para luego hacer de ese beso "tierno" uno salvaje, siendo cada vez más, más y más intenso. Abrí más mi boca y él la suya, haciendo que nuestras lenguas choquen. Sentí sus manos nuevamente bajar por mi torso, tomando una de mis tetas, luego bajó ambas manos por mi cintura, dándome las mejores caricias del mundo. Y cuando llegó a mi pantalón me miró, como si estuviera pidiendo permiso, yo sólo volví a besarlo, con la misma intensidad de recién.
Cuando escuché que había empezado a bajar el cierre del pantalón, mi pulso se aceleró de una manera notable, mi respiración y jadeos se sentían por toda la habitación, mi corazón comenzó a palpitar cada vez más rápido, estaba nerviosa. En sus manos me sentía indefensa, segura.
Comenzó a bajar mi pantalón acariciando mis piernas, él sabía donde y como tocarme, sabía como hacer que yo me caliente en un segundo. Sentía como mi piel se erizaba con cada toque, cada roce.
Ahora, me tocaba a mi. Lo aparte con cuidado y ahora era yo la que estaba encima suyo. Comencé a moverme de adelante hacia atrás encima de su entrepierna, sintiendo como crecía su bulto cada vez más, mientras él posicionaba sus manos sobre mi culo, apretandolo y acompañado en cada movimiento que mi cadera hacía. Me acerqué a sus labios y los besé con fuerza, con ganas. Llevé mis manos hasta el final de su remera y comencé a subirla rápidamente para luego sacarla, y al final volver a sus hermosos labios. Luego empecé a besar su cuello, dejando besos húmedos, pasando mi lengua por el lóbulo de su oreja y ahí fue cuando lo sentí gemir sobre mi oído. 《Música para mis oídos》- pensé. La frase que alguna vez él había dicho cuando me deleitaba y calentaba con cada tacto, haciendo que miles de gemidos y jadeos salieran de mi boca.
- Me volves loco igual que antes. - Dijo con la voz ronca, deposité un beso corto sobre su boca y me dirigí hacia su pantalón, bajandolo un poco junto a su bóxer, estábamos lo suficientemente desesperados los dos como para seguir aguantando las ganas que nos teníamos. Me corrió la tanga un poco y sin ningún aviso entró en mi, de una sola embestida. Comencé a dar saltitos encima de él, besandolo, mirando cada gesto y escuchando cada gemido que salía se nuestras bocas. Me agarró de las mejillas y me acercó a él para darme un beso, ahogando cada grito, cada emoción que ambos queríamos liberar.
Al cabo de unos minutos, los dos llegamos a nuestro orgasmo, quedando tendidos en la cama, conmigo arriba y sus manos en mi culo. Habíamos acabado, pero ninguno de los dos sabía lo que nos esperaba, lo que estaba por venir.Los dos nos quedamos en silencio, tratando de reaccionar, tratando de pensar, pero por lo menos yo no podía. Y lo primero que se me vino a mi mente fue Tomás. ¿Qué carajo hice? Valentín estaba acariciando mi espalda con leves toques, con una de sus manos atrás de su nuca. Mi pulso otra vez comenzó a acelerarse, pero no de calentura, sino de decepción. De bronca. A Valentín solo le bastaba con estar conmigo dos días para desacomodar mi mundo y ponerlo de cabezas.
- ¿Qué carajo hicimos? - Dije exaltada, levantandome de su cama y buscando mi ropa por la habitación.
- Yo no hice nada, vos sí. Fijate qué le pensas decir a tu novio. - Dijo riendo. Esto era lo que él quería. Él quería buscarme, quebrarme. Sabía qué punto tocar. Sabía qué tenía que hacer para que yo arruine mi relación. Igual que siempre, otra vez, caí en uno de sus jueguitos.
- Sos un hijo de puta. - Dije con lágrimas en mis ojos que no tardaron ni medio segundo en comenzar a inundar mi rostro. - ¡TE ODIO! - Le grité. Pero lo que yo no sabía era por qué estaba así. ¿Era por Tomás?, ¿o en realidad era porque otra vez él me demostró que sentía algo por mi y no era real?
🎀🎀🎀
Me la jugué con este capitulo, esto puede salir muy bien o muy mal 😭 estoy volviendo a sentir lo que sentía cuando escribi la temporada anterior y memociono bue
Xfavor déjenme en los comentarios que les pareció y si quieren que siga 🙏🙏🙏🙏
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Queridísimo hermanastro; 2da temporada. - Wos
FanfictionNo sé que estoy haciendo solo tengo ganas de escribir