Capítulo ocho.
Paz;
Me desperté a causa de un dolor insoportable de cabeza. Al instante las imágenes de anoche vinieron a mi cabeza, pero una en particular. ¿Valentín estaba celoso? Eso no tendría sentido, no. Él se fue y construyó una nueva vida lejos de mi y probablemente durante ese tiempo haya tenido más polvo que calle de tierra.
Aunque, admitiendo un poco la verdad, quería que él se sintiera así, sabía como conseguirlo y la mejor forma fueron los celos. Necesitaba y quería que él me demuestre algo, así sea lo más mínimo.
Pero...
Mi mente seguía pensando a Tomás, que dicho sea de paso, ni siquiera se molestó en escribirme, en querer darme algún tipo de explicación aunque yo no lo perdonara. ¿Será que soy tan invisible en la vida de los demás? Porque realmente no entiendo cómo las personas se olvidan de mí tan fácil, sin problemas, mientras que yo me quedo pensando y analizando qué hice mal. En fin, nadie me quiere.La mezcla de sentimientos y emociones me confundía, no sabía qué sentir. ¿O en realidad sabía pero me daba miedo admitirlo? Por un lado, cuando pasó lo de Tomás sentí alivio, pero por otro, cuando cojí con Valentín me sentí mal, como si tuviera miedo de volver a lo de antes. Lo único que sabía, es que hoy iba a ser el último día de Valentín en mi vida, y después todo volvería hacer como antes.
El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos, era una llamada de mi mamá. Miré la hora y eran las 11.30pm.
{Llamada}
- Hola hija...- La voz de mi mamá sonó preocupada, la conocía y sabía que alguna mala noticia se venía.
- Hola ma. ¿Pasó algo? - Me senté en mi cama y froté mis ojos.
- Ay amor, no sé cómo decirte... - Dale vieja me estás desesperando, pensé decirle, pero en lugar de eso esperé atenta en la otra línea a que ella siguiera hablando. - El gobierno decretó cuarentena obligatoria. - Bueno, realmente esto no me lo esperaba. Aunque todavía no entendía la gravedad del "asunto", no me iba a morir por pasar unos días en mi casa.
- Y bueno ma, serán unos días nomás. ¿Por qué estás tan preocupada? - Pregunté algo obvia, pero definitivamente no me esperaba lo que estaba por venir.
- ¿No entendes Paz? Hay una pandemia. Hija, ¿no miras los noticieros? - Ese fue el momento en el que todo iba a salir mal, en el que me di cuenta que lo que se venía iba a joderme la vida. - No podemos volver con ustedes Paz, nos tenemos que quedar varados acá hasta que se tome una medida para que las personas que viajaron puedan volver a sus casas, pero hija, esto no va a ser unos días... cerraron aeropuertos, fronteras, la gente se tiene que quedar en su casa porque hay un virus. - Además del dramatismo que maneja mi madre, sentí como me caía un baldazo de agua fría en la cabeza. En menos de 5 minutos mi mamá me había tirado cuarentena, virus, un país cerrado y faltaba lo peor. - Tenes que hablar con tu hermano Paz, no puede volver a La Plata. Lo estamos llamando y no atiende. - ¿Es un chiste no? Comencé a mirar hacia todos lados esperando encontrar las cámaras que me estaban haciendo la joda. ¿En serio? Dale, esto no me puede estar pasando a mi.
- Mamá, ¿cómo que no puede volver? Ya tenía el pasaje para viajar hoy, no pueden hacer esto. - La desesperación comenzó a apoderarse de mi cuerpo. - ¿Y hasta cuándo es?, ¿el fin de semana decís vos? - No podía parar de hablar, hasta que mi mamá me interrumpió.
- Paz esto puede durar meses... - No me pregunten por qué, pero empecé a llorar. Otra vez en mi cabeza pasaron cientos de imágenes, escenarios, escenas de Valentín y yo, pero la voz de mi mamá interrumpió mis pensamientos nuevamente. - Hija decile a Valentín todo esto, explícale todo. Nos mantenemos en contacto. Vamos a ver qué nos dicen acá en el hotel porque tampoco podemos pagar tanta estadía. Te amo, cuídate. - Y la llamada terminó.
Y ahí estaba yo, en mi cama, pensando en que a partir de hoy, iba a tener que convivir con mi hermanastro nuevamente, que teníamos que soportarnos sí o sí, porque no nos quedaba otra...
Me levanto de la cama dispuesta a pegarme una ducha y luego almorzar algo, después de la resaca a causa de lo que pasó a noche mi estómago pedía comida a gritos. Entré al baño, me miré al espejo, lavé mi cara y empecé a sentir ruidos, como si fuesen golpes. Salí con el cepillo de dientes en la boca y mi día seguía empeorando.
Justo en ese momento me cruzo a Valentín en el pasillo saliendo de su habitación con un bolso de mano, estaba dispuesto a irse. Cruzamos miradas unos segundos y volví a meterme dentro del baño. Seguí en lo mío, pero aún así él se adueñaba de mis pensamientos. Terminé con lo que estaba haciendo y cuando decido salir del baño me choco con él de frente. Me miró fijo, y me corrí hacia un lado para que él pudiera pasar y yo salir de la habitación.
- Tu viejo te estuvo llamando todo el día. Dice que debes tener el celular apagado. - Comenté y seguí mi camino hacia mi habitación. Sentí que me tomó por el brazo y me frenó, di media vuelta y lo miré. - Decretaron cuarentena obligatoria. Eso querían decirte. - Me soltó y me miró confundido, seguramente que cuando mi mamá me habló del tema yo tenía la misma cara.
- ¿Qué? - Hizo un gesto con las manos y me miró fijo, esperando que yo hablara.
- Hay una pandemia, no sé en qué mundo vivimos los dos que no lo sabíamos, pero llegó a Argentina y cerraron todo.. - Dije restandole importancia.
- ¿Y eso qué tiene que ver? Yo me venía a despedir de vos. - Auch. Dolió.
- Que no te podes volver a ningún lado Valentín, nos tenemos que quedar acá hasta que se levante todo esto. Nuestros viejos están varados en Puerto Madero, ellos tampoco pueden volver. - Dije con un tono desesperado pero no tanto, tampoco quería espantarlo.
- ¿O sea que me tengo que quedar acá, con vos, hasta que todo esto pase? - Soltó una risita y con una mano rascó su nuca. Al parecer, estaba tan sorprendido y disgustado como yo.
🎀🎀🎀
Holis, no quería perder la oportunidad de usar la pandemia en mi historia sjjsjsks
Me dicen qué le cambiarían o qué les gustaría que pase???
Gracias por leerme, son lo mejor que existe
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Queridísimo hermanastro; 2da temporada. - Wos
FanfictionNo sé que estoy haciendo solo tengo ganas de escribir