Capítulo 6

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Tomé una de las toallas que que la mucama había votado y limpié todo el vómito que traía encima, por último me dirigí hacia el baño, donde, al parecer, el pequeño empezaba a vomitar la flema que quedaba con un poco de sangre.

-Sebastián, hace algunos momentos la mucama me encontró en mi forma natural, antes de que sea un chisme entre sirvientes cumple con el pacto.- dije de manera demandante y la marca en mi mano comenzó a brillar.

-Yes my lady- dijo mientras yo le quitaba a mi niño y me metía en la tina con él.

-Le encargo a botchan, si me necesita, solo diga mi nombre.- dijo mientras salía del baño.

Cuando supe que en verdad estaba sola, tomé el frágil cuerpo de mi niño y lo acomodé mejor en mi regazo, fijándome en sus facciones y tratando de entender, como a pesar del tiempo, conservaba la mayoría de las características que tenía, a pesar de que cuando lo perdí, era tan solo un bebé.

-Ha pasado tanto tiempo- dije entre susurros.-Perdóname, perdóname mi bebé, perdona por volver a fallarte, por no encontrarte a tiempo, solo quiero que vivas y sonrrías. - dije mientras lo acariciaba.

Estuve aproximadamente unos 20 minutos y el agua de la tina de un color azulado, ahora cambió a un color rojizo, siendo esta la buena señal de que he eliminado la parte más peligrosa del virus, pero eso no le salvará la vida.

Con mucho cuidado, tomo su pulso y temperatura y compruebo de ambos son muy bajos, así que es hora de que me sacrifique para poder salvarlo.

-Sebastián- dije, y tal como prometió se encontraba frente a mí.

-Que la temperatura del cuarto se mantenga dentro del rango de los 40°, coloque muchas mantas gruesas en la cama y arrópelo mientras yo llego, me daré un baño de agua fría- dije mientras destapaba la tina y la volvía a llenar con agua fría.

-Está bien, llámame si necesita ayuda- dijo mientras se dirigía a la salida con el niño en brazos pero antes de que saliera lo agarré de la esquina de su traje y el me miró interrogante.

-Podrías por favor, prestarme algo de ropa para dormir, es que no he conseguido mucha ropa que digamos, también si no es mucha molestia traer mi bolso.- dije mientras colocaba mis orejas hacia atrás.

-Por supuesto lady, se lo traeré cuando termine, he dejado algunas toallas en el pequeño taburete.- dijo mientras terminaba de salir y me dejaba sola en el baño.

Me dirigí hacia la tina y cerré la llave, luego tomé un pequeño frasco que había dejado, junto a los otros vacíos, que había utilizado en la tina de mi niño. El contenido de este frasco era de un color verde,y su función, era atrasar la gripe y la tos de un resfriado, pero aumentaban la temperatura corporal, que era justo lo que necesitaba mi niño por un buen tiempo.

Tomé el contenido del pequeño frasco, y no pude evitar hacer una mueca de desagrado, puesto que es muy amarga, después de eso me desvesti, quitando también la venda de mi cola y me metí a la tina con agua fría. Me estremecí.

-Falta poco. En dos días más mi niño estará como nuevo.- dije a la nada, y sin poder evitarlo mis ojos empezaron a cerrarse.

Sebastián Pov.

Cuando terminé comprobar de que la temperatura del cuarto fuera constante entre los 40° y de haber arropado a botchan fui hacia la habitación de los sirvientes para preguntarle a Meirin si tenia ropa de dormir que pudiera usar mi momentánea ama, puesto que no teníamos ropa de dama.

Cuando llegué, toqué tres veces la puerta y justamente me abrió Meirin, y ésta al verme empezó con su constante tartamudeo.

-Se...señor... Sebastián...ne..ne..necesita algo?- dijo

-Meirin de casualidad tienes una muda extra de dormir, para nuestra invitada. - pregunté.

-Lo siento señor Sebastián, la ropa mía dudo que le quede a la señorita.- dijo de manera sonrrojada.

Cuando las opciones se me acabaron fui por una camisa mía, puesto que no quedaba mas remedio y ya me había tardado mucho.

Al llegar a la habitación, todo se encontraba igual por lo que me imaginé que la señorita seguía en el baño, así que me dirigí ahí y empecé a tocar la puerta.

T/N Pov.

Desperté por unos toques en la puerta, pero al levantarme de la tina mi visión empezó a dar vueltas y sin querer volví a caer haciendo un desastre de agua en el proceso.

-Señorita se encuentra bien?- preguntó Sebastián desde el otro lado de la puerta.

-Si, déme un minuto - dije mientras me levantaba y tomaba una de las toallas dejadas en el taburete y luego me las enrroscaba al rededor de mi cuerpo.

Con mucha dificultad me senté en el taburete y luego le dije al demonio que pasara y éste al entrar hizo una breve reverencia.

-Señorita ya todo está listo y aquí traigo lo que encargó, pero me disculpo por la ropa de dormir que traje, como es la única dama de visita a quedarse en la mansión, no solemos tener ropa de mujer.- dijo el demonio, mientras me tendía mi bolso y una camisa manga larga.

-No hay problema Sebastián, después de todo soy yo la que llegó de imprevisto.- dije mientras tomaba las cosas sin levantarme de mi sitio.

- Sebastián podrías salir para cambiarme por favor- dije y el salió sin decir más.

Empecé a buscar algo de ropa interior en mi bolso, por suerte me quedaban unas dos prendas más, por último me coloqué la camisa, que al parecer era de Sebastián pues tenía su aroma impregnado, por último solo quedaba el vendaje para mi cola.

-Señorita, puedo entrar?- preguntó Sebastián desde el otro lado de la puerta.

-Pasa Sebastián, necesitas algo ?- dije mientras comenzaba a colocar la venda aunque con algo de dificultad.

-Primero permítame ayudarle- dijo mientras tomaba las vendas y se colocaba atras mío.

-Bien pero ten cuidado, es muy sensible.- dije y élempezó con lo suyo.

Una Madre Para Ciel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora