La muerte de su hijo acabo con la compasión y poca cordura que prevalecía en ella.
Todos aquellos que hagan cosas que intenten destruirla, se enfrentarán a una mujer tan jodidamente desquiciada.
Los salvadores la quieren, pero nadie controla a Sahi...
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- Baja el arma - dijo uno de ellos apuntandome, tenía cinco hombres con su arma en dirección a mí, uno de ellos llevaba una metralleta, diría que me encontraron pero yo los observé antes que ellos a mí, así que ahora éramos enemigos y ellos me apuntaban, al igual que yo, aunque sabía que no tenía oportunidad de salir, ya que mi arma no tenía balas hacia semanas que habia utilizado la última bala.
- Bajala tú - respondí seca
- escucha no queremos disparar solo baja el arma - respondió un hombre con una gorra, todos vestían de negro, pero había rastros distintivos e inconfundibles en cada uno, como el largo de su cabello, el color de piel, o la estatura, aunque eran altos, había unos más bajos que otros pero eso sí, más altos que yo
- ¿Cómo sé que no van a dispararme? - pregunté desconfiada
- Porque no es a tí a quien buscamos, y dudo que tengas algo que nos sirva - me miró de pies a cabeza, hace tiempo me había topado con una cabaña en la cual había encontrado un cambio de ropa, llevaba un jean negro y una blusa de tirantes gris, una botas negras y unas vendas en los brazos desde las muñecas hasta el antebrazo, igualmente en mos pies llevaba vendas que cubrieran arriba de mi tobillo para evitar las mordeduras en esos lugares, pero todo desgastado por el tiempo en el que he vagado, se detuvo en los hombros notando una mochila negra a mis espaldas prácticamente vacía, pues solo llevaba el frasco de mis medicinas vacío, una botella de agua, una lata de comida, y un libro - ¿Has visto a una pareja por aquí?
- No - dije cortante
- Bien entonces seguiremos nuestro camino..
Escuchamos ruido a nuestro alrededor de hojas secas siendo pisadas. Mire a todas partes sin dejar de apuntarlos con mi arma, y de los árboles salió un caminante
- ¡Caminantes!
- ¡No disparen, si disparamos atraeremos a más, corran!
Saque mi cuchilla de mi muslo pues la llevaba siempre en su funda, yo no iba a correr ya llevaba todo este tiempo huyendo estaba cansada, mi estado era deteriorable, y si bien me había compuesto mentalmente, físicamente había empeorado, me encontraba cerca de la desnutrición, de rara vez encontraba comida y si no pues no me alimentaba, no comería ardillas así me muriera de hambre, así que si este era el momento perfecto para morir lo haría, ya estaba cansada de gastarme corriendo sin llegar a ningún lado, porque siempre después de correr me encontraba hambrienta, así que mínimo moriría peleando.
- ¿Que haces mujer? ¡Corre!
- No - contesté en voz alta para que escucharán
No correré más
Me balance hacía el primero y le enterré mi cuchillo en el cráneo me acerque a otro haciendo el mismo procedimiento, pero uno se acercó de más así que tome a uno del cuello para impulsarme y tirar al otro ocasionando que este tirará a uno más, le clave el cuchillo y seguí, tomé al primero que comenzó a ponerse de pie y luego al segundo, sentí unas manos tocarme e inmediatamente voltee agachándome para que el caminante se fuera de cara por el impulso que tomó, tomé a otro que venía detrás de él y lo rematé, me acerque dándole una patada con el pie para que sus piernas se doblarán, mate al que estaba detrás de mí y luego al que se calló, giré mi vista para buscar más pero aquellos hombres ya habían acabado con los restantes y me miraban atónitos.
