No se movió de la cama desde que llegó y se instaló con su botella de whisky entre las cómodas almohadas, no desde que llegó de su paseo con Amy.
Se suponía que debía ser una tarde agradable como había planeado, luego del bosquejo la habría invitado a cenar. Planeaba ganarse su corazón, también planeaba muchas otras cosas y sin embargo, su tendencia a explotar hizo que aquel rato agradable terminara con un mal desenlace y un amargo sabor en la garganta.
Lo había hecho, le había confesado su amor a Amy, a medias porque realmente ella no lo había dejado hablar.
¿Qué habría pasado sí él hubiese cerrado su boca por un momento antes de pensar en sus palabras?
Cerró los ojos y como por arte de magia, aquellos ojos verdes aqua aparecieron como una visión, llenos de lágrimas y rabia. La culpa recayó nuevamente en él y abrió los ojos con pesadez.
Ella lo amaba. Amy March lo amaba, incluso antes de que él lo hiciera y ahora podía verlo claramente como si se tratara de un secreto conocido a voces, sin embargo, nunca se había dado cuenta hasta que ella se lo confesó en un ataque de ira.
El rostro confundido y herido no salió de su mente aún con media botella de alcohol vacía en su sistema.
¿Por qué debió arruinar todo? Pudo haberse quedado perfectamente callado, haberse ganado el corazón de la rubia poco a poco, como ella lo había hecho con él.
Y sin embargo, tuvo que decirlo para que ella luego escapara por los jardines de París con paso acelerado.
La llamó innumerables veces y cuando finalmente ella se detuvo, su rostro mostró los caminos húmedos de sus lágrimas rodando por sus mejillas.
¿Había llorado antes así por su causa?
Era un idiota, un estúpido desalmado.
Había sido cruel con ella un montón de veces e incluso cuando no quería hacer nada más que amarla, la seguía lastimando.
Recuerda exactamente el tono elevado de su voz hablarle, casi gritarle de no haber sido por la poca cantidad de personas que los observaban.
—¿¡Podrías siquiera voltearte!?—preguntó con desesperación—. ¡Por Dios, Amy, te estoy hablando!
En aquel momento, no había pensado con claridad. Lo más preciado, la mujer que más anhelaba y deseaba su corazón se le estaba escapando como arena entre los dedos.
Sus brazos la rodearon instintivamente en un abrazo desesperado, apretándola contra sí. La sintió quedarse quieta durante un momento de la sorpresa y luego relajarse en sus brazos.
Podía oler su dulce perfume, llenándole las fosas nasales con el dulce olor floral mezclado con miel. Escondió su cabeza en su hombro y cerró los ojos, rogando silenciosamente que no lo dejara; aún podía hacer las cosas bien. Podía tomar su tiempo en cortejarla, demostrarle que sus sentimientos eran verdaderamente genuinos.
Iba hablar, cuando ella comenzó a sacudirse contra él, como si su tacto se tratase de una peste y la apretó más contra sí.
—¡Suéltame, Laurie!—gritó ella en su oído—. ¡Suéltame, por favor!—su voz quebrada hizo heridas en su corazón.
El se rehusó a soltar su agarre y trató de mantenerla entre sus brazos, acariciándole la base de su cuello y obligándola a apoyarse en su pecho.
Simplemente no podía.
Luego lo miró desde ahí. Aquella mirada suplicante y herida lo derrumbó completamente, estaba a sus pies.
Su mano viajó desde su cintura y acarició con suavidad en la piel rosada de su mejilla.
—Perdóname.
El ceño de Amy se frunció con rabia.
Arena, se iba como arena.
—Podemos ser felices, Amy. Podemos tenerlo todo, yo te...— las palabras salían de su boca como una suplica.
—No.
—Amy, de verdad. Yo te...
—No lo digas, por favor— lo interrumpió con el mismo tono en si voz.
Sus orbes verdes brillaban al contener en vano sus lágrimas en una mezcla de rabia, ímpetu y tristeza.
—¿Por qué no?
Ella logró poner distancia entre ellos.
—Porque no me amas, no es así. No trates de pensar lo contrario, Laurie.
Sus palabras eran tan afiladas como cuchillos sobre su piel. Trató de unir sus manos y ella se negó, escondiendo sus manos detrás de su espalda.
—¿Por qué asumes mis sentimientos?
—Porque me estas mintiendo, Laurie y a ti mismo. ¿Cómo crees que me hace sentir eso? Siempre has amado a Jo, no a mi.
—¡No! Yo creí amar a Jo—refutó—. Era lo lógico, pensé que...
—¿Qué? ¿Que yo me dejaría ser su reemplazo? ¿Tan poco crees que me quiero?
—¡No!
—¿Entonces, Laurie? Estas confundido— dijo con un tono tan neutral que lo asustó—. No es real, nunca pasó nada más que una amistad entre nosotros.
—¿¡Cómo puedes decir eso!?— preguntó con un tono más alto de lo que le hubiese gustado a él. Buscó una de sus manos y la obligó a posarse en su pecho, justo donde su corazón latía—. ¿No lo sientes, Amy? Dime que no lo sientes y me iré.
Un pequeño titubeo en su rostro se mostró en sus ojos.
—No.
—¿Entonces quieres que me vaya?
Ella apartó la vista y con un fuerte movimiento separó su agarre.
—Sí.
Podía soportar su rechazo, pero no que ella no lo quisiera ver y en aquel momento una nube de rabia llenó su cabeza.
—Muy bien, entonces me voy.
Se apartó unos pasos de ella y antes de que pudiera girarse en dirección opuesta, se acercó hasta él y aquello lo paralizó.
—Cuídate, por favor— dijo antes de besarlo en la mejilla e irse sin mirar atrás.
Se quedó quieto, observando la figura de la rubia desaparecer entre la gente.
Aquella imagen se repetía en su cabeza una y otra vez.
Se había ido como agua entre las manos y arena en el viento.
Le había roto el corazón, dejándole un gran vacío en el pecho tanto que le costaba respirar.
¿Así se había sentido ella las múltiples veces que sin darse cuenta la lastimó?
Se refregó las muñecas contra los ojos y soltó un gran suspiro.
Lo arruinó todo.
Prefería un millón de veces haberse quedado callado a perderla, y sin embargo, lo había hecho.
Hola!
Como están?
Salgo de mi inactividad, trayendo de nuevo falling, esta vez sí reedita en serio y con mayor legibilidad.
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FALLING | Amy & Laurie
Fanfiction❝ What if I'm someone I don't want around? I'm fallin' again I'm fallin' again I'm fallin ❞ Lo que pasó después de esa tarde en el jardín. au basado en Little women 2019 y falling by harry styles