Bleeding Out (OUAT)

Capítulo 3 PERMISO

Algo en ese pescador no le terminaba de causar impresión, no le tenía confianza y aun así le había entregado dinero, sin olvidar, que lo había perdonado aunque tuviera las ganas más fuertes de golpearlo.

Sin embargo, Emma era bastante lista.

“Son como perros, si les das un poco, vuelven por más.”

Y era cierto, en la bolsa solo había unas cuantas monedas de mínimo valor que apenas y llegaban a juntar algo, pero en el mercado, podrían valer dos panes y un poco de agua.

Si el pescador se presentaba, lo haría por más dinero.

Emma tocó las grandes puertas del castillo, pues no había guardias por fuera.

Al entrar, tomó una de las manos de Elsa.

-Necesito que me hagas un favor.

Elsa la miró, deteniendo el paso.

-Iré al muelle, pero por favor, no le digas a mis padres.

Elsa suspiró. -¿Irás con el hombre de la taberna, cierto?

Emma la miró sorprendida, ¿Cómo lo sabía, acaso la había espiado? Sin embargo Emma asintió, bajando la cabeza.

Volvió a suspirar y miró a dirección al muelle. –Anda, ve.

Emma sonrió, cada vez más le caía aún mejor.

La dejo dentro y eso fue todo, regreso cabalgando al muelle.

El pescador miraba detenido al mar, parecía buscar algo. La verdad, se veía mejor que la noche anterior, más arreglado y sano, aunque las ojeras y su cuerpo encorvado de dolor mostraban lo mal que se lo había pasado con la resaca.

-¿En qué dirección iba la reina?- Preguntó Emma.

El pescador se limitó a señalar un barco que se alejaba de la costa.

-¿De quién es el barco?- Volvió a preguntar.

Esperando respuesta del pescador, se sorprendió al escuchar otra voz.

-Barba Negra- Dijo.

Emma lo miró, era un hombre más o menos de su edad, con finta de pirata pero algo atractivo a su parecer.

-Veo que tu mercancía no le gustó nada- Se rió el pescador.

-Le gustó…- Se defendió- Y demasiado, pero esa maldita reina tenía mejores propuestas. ¿Acaso crees que le dejaría mi barco a alguien?- Le gritó- ¡Si ni siquiera lo dejaría en manos de la persona más confiable del mundo!

-¿Cuál fue tu intercambio?- Se metió Emma.

- Dinero, riquezas… juventud… A cambio de que olvidará mi precioso barco- Tomó un trago de ron y prosiguió –Pero la reina le ofreció el doble de dinero y un mapa para encontrar “no sé qué cosas” mágicas y quitarme el Jolly Roger para entregárselo a él.

-¿Sabes a dónde fue?

El pescador se recostó en la arena, pues ya no hacía falta a la conversación.

-No recuerdo.

Emma sabía lo que intentaba. Si le ofrecía algo, sus memorias regresarían tal y como por arte de magia.

-Te dejaré elegir un barco, él que desees, me llevarás a dónde la reina y recuperas tu Jolly Roger.

-Creo que comienzo a recordar.

Emma sonrió de lado, y el pescador se levantó precipitado.

-¿Y mi paga?

-Te la he dado ayer.

-Pero…-Intentó rezongar pero no lo hizo, una espada se extendió frente a él por parte del pirata.

El pirata se devolvió a Emma, aun sosteniendo la espada frente al pescador, portada con un garfio, la espada seguía sostenida.

-Si recuperas mi barco, tu reino y tú tendrán mi protección.

Emma asintió, extendiendo su mano para cerrar el trato.

-Capitán Garfio.

-Emma Swan.

Garfio extendió su mano libre, cerrando así el trato.

-Será un viaje corto, regresaré antes del cumpleaños de Neal- Avisaba Emma del otro lado del gran comedor.

David la miró.

-No. No lo harás Emma.

-Padre, es mi oportunidad. Si hay alguna oportunidad de que este vivo, recorreré tierra y mar para encontrarlo, incluso si tengo que ir a otros mundos por él…

David sintió remordimiento al ver a su hija.

-Quiero encontrar a mi hijo.

David suspiró y miró a su esposa, quién le regaló una sonrisa y asintió.

-Bien, pero no irás sola…- Le advirtió –Uno de los guardias te acompañará.

Emma refunfuño. Elsa quién parecía invisible ante la conversación se levantó.

-Yo puedo ir con ella- Sugirió.

Blancanieves y David la miraron.

-Así puedo seguir ayudando a Emma.

Emma asintió sonriendo como niña pequeña, emocionada de que su nueva amiga la encubriera y le ayudará.

David se llevó las manos a la cabeza, dudando de lo que iba a aceptar.

-De acuerdo, tienes mi permiso, Emma.

Emma corrió a abrazar a sus padres.

-Volveré pronto.