Capítulo 4

120 8 7
                                    

→Fiesta←

Estábamos platicando cuando sonó mi celular.

"De: Cameron.

A las: 2:16

Perdón por haberte abandonado, Taylor se ofreció a llevarte a casa, ¿todo bien?"

Y como respuesta de mi parte...

"Para: Cameron

A las 2:18

Um, vaya a mi me dijo otras cosas, pero estoy bien él se quedó a comer, pediremos pizza, Alexis salió, debemos hablar, pero primero que tal... ¿Fiesta? ¿9? Invita a más gente"

Estábamos sentados en el sillón, le presté mi lap top para que buscara series mientras yo recibía la pizza. Vimos una serie muy rara, 'American Horror Story' no me asustaba nada, pero al parecer a Taylor si y terminó trepado de mi. Pasó toda la tarde conmigo, me habló de él y todo lo que quiere cambiar. Y era muy sincero. Entre todas las pláticas nos dio tanto sueño que quedamos dormidos en el pequeño sillón lo cual era irónico, ya que habían 4 sillones, 2 largos, 1 muy ancho y el otro en el que estábamos Taylor y yo, que era muy corto y delgado.

Desperté en los brazos de alguien que me sostenía para no caerme, y por abajo mi pierna me entrelazaba con la suya, dejándome inmóvil.

—¿Taylor? Taylor...— dije susurrándole mientras lo movía.

—¿Qué pasa?— dijo mientras se estiraba.

—¡No te estires me vas a ti...— muy tarde, en un brusco movimiento caí del sillón y me golpeé en el frío piso.

—¡Andrea! ¡Dios! ¿¡Estas bien!? ¿Dónde te pegaste? ¡Respondeme! ¿Moriste?— se paró Taylor rápidamente mientras me levantaba.

—Tranquilo, sigo viva— dije mientras nos carcajeábamos los dos.


Nos sentamos en el sillón de nuevo y vi la hora en mi celular,que tenía mensajes como con más de 50 números que no conocía pidiéndome mi dirección para la fiesta de mi casa. Eran las 7:55 p.m.

Todavía había tiempo pero igual le dije sobre la fiesta.

—¿Taylor? ¿Te gustaría venir a mi casa a las 9? Habrá fiesta, puedes traer a tus amigos— dije mirando a otro lado, jamás había invitado a un chico, o uno a mi.

—Claro, sirve que tomo una ducha y me arreglo. Te veo en unas horas agapi mou— dijo mientras se dirigía a la puerta de la entrada.

—Está bien Tay, yo igual me arreglaré—le dije intentado darle un beso en el cachete como despedida, e ignorando su griego.

—¿Tay? ¿Desde cuando me dices Tay? Pero está bien chica rara, te pones bella, aunque más no se puede—dijo guiñeandome el ojo.

Taylor se subió a su auto y se fue dirección a su casa, dejándome en la mía sola.


Subí a mi cuarto y me di un rápido pero relajante baño. Saqué mi ropa que casi no uso, realmente soy una chica variada tengo ropa desde rockera hasta niña fresa hija de mami. Esta vez saldría mi lado coqueto y niña rosa, pero no tan rosa, sinceramente me gustaba más el look femenino-masculino. Así que me puse una blusa blanca, realmente equis, una falda circular negra, medias de red y botines, me solté el cabello y me veía bien, gustaba como me veía, lo cual era raro.


En todo ese tiempo se hicieron las 8:25 y llegó Cam, venía sudado, oloroso y sucio. Se metió a bañar y comimos un poco de pizza mientras arreglábamos la casa, cerramos todas las puertas, hicimos las gelatinas típicas de shots. Sacamos botellas de alcohol que teníamos guardadas.

Dieron las 9 y comenzaron a llegar. La casa era algo mediana y de dos pisos, así que creímos que alcanzaría bastante.

Los vecinos misteriosamente no estaban, así que no molestábamos a nadie y no habrían policías molestando. Para las 10 ya había tanta gente que estaba súper atascado el primer y segundo piso.

Tomé una cerveza y ya me sentía mal, estas cosas no son para mí, como no vi a nadie conocido ni a Taylor me fui a mi cuarto, de verdad estaba borracha no podía ni caminar.

Apenas cerré la puerta sentí que alguien estaba conmigo. Todo era bastante borroso, pero sabía que no era alguien que conocíera. Olía a borracho. Éste se acercó a mí, y vi un flash, lo cual me mareó aún más. Estaba en el piso, no podía recargarme. Él se balanceó sobre mí, y comenzó a besarme bruscamente y manosearme, él solamente repetía mi nombre. 

Sus labios pasaron por mi cuello y fue bajando lentamente. Esto no me gustaba, traté de gritar pero como respuesta recibí una bofetada. Intenté moverme pero no podía gracias al alcohol. Me resigné a que nadie vendría por mí por el ruido de la música nadie me escucharía, nadie vendría por mí, tal vez sería violada ahí mismo.

No mires el pasado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora