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• Mateo •

1 mes...  30 largos días habían pasado desde que esto había empezado. No era tanto tiempo si te lo ponías a pensar pero el estar encerrado hacía que se haga todo mucho más denso de lo normal.

Roma estaba sacada con el estudio y yo ya no sabía que más hacer para entretenerme. Siempre había sido híper inquieto y esto de estar todo el tiempo encerrado y sin poder hacer nada se me estaba haciendo más duro de lo normal.

-hay para hacer hamburguesas o ñoquis vos que queres?- le pregunte a roma poniéndome delante de ella

-lo que quieras- soltó sin si quiera despegar los ojos de la hoja

-bue...

-ahora que ?

-ahora que? Lo que pasa es que estaría bueno que por lo menos me miraras cuando te hablo

-estoy ocupada, así te gusta?- me reprochó mirándome fijamente y clavando sus ojos azules sobre los míos

-vivis ocupada no tenes tiempo para nada, pero para hablar por wpp con nose quien si... ¿no?

-uhhh vas a salirme con eso de nuevo?

-es la verdad...

-qué vos no tengas nada para hacer no significa que yo esté igual de al pedo...

-bue roma hace lo que quieras sabes. No te banco mas...

-yo tampoco te banco más- soltó parándose

-qué haces ?- pregunte confundido

-cállate- soltó empujándome para que me sentara en la silla ya que yo había discutido todo esto parado

-qué te pasa roma?

-cerra la boca mateo- soltó besándome bruscamente

Le seguí el beso por instinto a la vez que agarraba su culo, ella por su parte comenzó a dejar besos por mi cuello y quito la remera que tenia puesta

-extrañaba esto...- solté conectando sus ojos con los míos

-sos un exagerado no pasó ni una semana

-es una bocha blda vivimos juntos...

-vas a seguir hablando o vas a sacarme esto?- pregunto elevando la ceja y señalando su remera

Le saqué la remera y la tire por cualquier lugar del comedor, al pararme ella enrolló sus piernas sobre mi cintura para no caerse mientras yo me dirigía hacia el sillón

-hoy te pinto acá palacios?- me pregunto una vez que ya la había dejado sobre el sofá

-asi parece italia- le sonreí mordiéndome los labios y quitándole el pantalón de deporte que me había robado a mi.

•••

-te amo- solté agitado mordiendo suavemente su cuello una vez que ya había alcanzado el punto más alto de placer, ella todavía seguía sobre mi moviéndose muy suavemente

-yo también, pero tengo que seguir estudiando- me sonrío dejando un pico para luego pararse, colocarse la tanga y volver a sentarse en la silla en la que se encontraba minutos atrás

Yo por mi parte me vestí y me dirigí al baño para darme una ducha y luego ponerme a hacer la comida.

-eu ro... saca los libros así ponemos la mesa- le solté a roma para que me ayudara a poner la mesa

-para que termine con esto...

-pero se quema la comida blda

-ya voy mateo

Tercera regla: no separarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora