El resto del viaje, así como las siguientes semanas, se pasaron rápido, semanas en las que James y yo nos volvimos más unidos, salimos en varias ocasiones, se había vuelto un buen amigo, y se llevaba muy bien con David, a veces íbamos a su casa a ver películas o simplemente a pasar el rato, la señora Maslow siempre era muy amable con nosotros, aunque a veces se comportaba un poco extraño, se la pasaba muy pensativa y en ocasiones se quedaba analizando a David y luego volteaba a mirar a James, era un poco raro, pero no le presté mucha atención.
Me encontraba acostada en el sofá viendo televisión junto a Kendal, hoy era uno de esos días en los que no sabíamos que hacer para distraernos y nuestro único entretenimiento era la preciada televisión.
-creo que esto se está volviendo aburrido –habló kendall después de terminarnos de ver la quinta película del dia
-y que quieres hacer? –me incorporé en el sofá- es sábado y no tenemos a donde ir –dije un tanto desanimada
-podemos ir al centro comercial, llevemos a David a los juegos y de paso jugamos nosotros en las maquinitas –eso sonaba tentador- y... te llevaré a comer
-me convenciste –sonreí- iré a cambiarme y a alistar a David, deberías hacer lo mismo –subí casi corriendo las escaleras, llegué a mi habitación y me apresuré a cambiarme de ropa, había tomado una ducha hace unas horas, por lo que no vi necesario volverlo a hacer; una vez lista, fui a la habitación de David, al llegar lo vi acostado en su cama viendo caricaturas en la televisión- cariño, vamos a salir, hay que cambiarte de ropa –dije en cuanto abrí la puerta
-¿a dónde vamos mami? –preguntó mientras se sentaba en la cama a esperar a que sacara su ropa
-al tío Kendall se le ocurrió llevarte a los juegos del centro comercial, esos que te gustan –me acerqué a él y lo ayudé a cambiar- y también nos llevará a comer
Luego de eso, termine de cambiar a David y, junto a Kendall, salimos con dirección al centro comercial, el día estaba un poco soleado, pero no hacía calor, se podría decir que el día estaba perfecto para salir a divertirse, y justo eso estábamos haciendo nosotros.
Al llegar al centro comercial, no perdimos el tiempo y casi corrimos hacia el área de juegos, la gente nos miraba raro porque Kendall y yo parecíamos niños inmaduros, pero, ¿adivinen qué? Eso no nos importó, hace tiempo ambos aprendimos a ignorar lo que las personas digan de nosotros, y simplemente no nos importa, solo queremos ser nosotros mismos sin importar nada ni nadie.
-muy bien, cariño, Kendall y yo estaremos por aquí cerca, si necesitas algo, no dudes en llamarme y vendré corriendo –le dije a David, el cual iba a montarse en uno de eso juegos para niños en donde puedes escalar, deslizarte por un tobogán y aterrizar en una piscina de pelotas
-¿te quieres calmar?, solo va a ir a jugar, no a la guerra –Kendall rodó los ojos, lo miré mal- además, el encargado va a mantener vigilados a todos los niños
-está bien –suspiré- ve con cuidado –David asintió y se fue corriendo a jugar con los otros niños
-¿crees que sea nuestra culpa el que ya no dejen entrar a los padres con los niños? –preguntó mientras nos dirigíamos a las maquinitas. Recordar eso hace que sonría; la última vez que vinimos aquí a traer a David, Kendall y yo nos metimos con él a los juegos, en ese tiempo dejaban a los padres entrar con sus hijos para cuidar de ellos, la cosa es, que Kendall y yo dejamos salir a nuestro niño interior y comenzamos una guerra en la piscina de pelotas. Fue un poco penoso porque tuvimos que disculparnos con el encargado al casi hacer que lo despidieran, pero fue muy divertido