Viernes.

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POV Dahana.

Intenté hacer cambiar de opinión al maestro sobre su error de ponerme a trabajar con el creído Zeus del instituto pero para mi desgracia, fue en vano.

Afortunadamente hoy es el último día de clases de la semana. ¡Viernes!

Tanto ayer como hoy, Lucas ha estado pasando conmigo el almuerzo y se ha disculpado conmigo, por todo el daño ocasionado hacia mi persona desde el día del accidente.

¿A quién engaño?

No ha hecho nada de eso, excepto pasar el almuerzo juntos pero solamente para que realicemos los ejercicios matemáticos que nos corresponden.

─Recuérdame la razón por la cual estoy haciendo esto. ─se queja por décima vez.

─Por la misma razón que he aceptado venir aquí a solas contigo. ─señalo. ─Para no reprobar matemáticas. ─agrego sosteniendo el lápiz, mientras trato de que no me explote el cerebro debido a las cinco hojas que tengo enfrente repletas de ecuaciones trigonométricas y hasta ahora, solo he resuelto una sola hoja.

Dije "he resuelto" en singular debido a que, Lucas no ha hecho más de lo que normalmente hace. Ser un idiota que escupe idioteces.

─Te di dos opciones y tú escogiste una. ─recalca. ─Deberías agradecerme por ser alguien democrático.

─No me digas. ─no pude haber sonado más sarcástica. ─En realidad solamente me diste una opción, debido a que la otra ni siquiera era considerable.

─¿Ah si? ─toma las hojas y las deja a un lado, obligándome a mirarlo. ─Te di dos opciones. Reunirnos el fin de semana en mi casa para realizar los ejercicios y... ─ladea con la cabeza. ─No lo sé, quizás podría aprovechar para mostrarte el techo de mi dormitorio. Tiene una vista interesante.

─Si, claro. ─mascullo frente al doble sentido de esa opción.

─Desde mi cama podrías ver estrellas en el techo, si me lo propongo. ─argumenta con morbo.

Frente a su inapropiado comentario, me levanto bruscamente del polvoriento piso decidida a marcharme del solitario lugar.

─Tranquila, solo fue un chiste.

─Pues no me dio gracia.

─Es porque eres una amargada. ─bufo ante su contraataque.

─¡Me largo!

Antes de que pudiera marcharme, se acerca hacia mí en un movimiento rápido y me acorrala. Doy dos pasos hacia atrás y para mi mala suerte, siento como mi espalda choca contra la pared del solitario rincón.

Podría hacerme cualquier cosa y nadie se enteraría en este lugar tan apartado del resto de los edificios.

Y pensar en eso hace que mi mente empiece a maquinar toda clase de monstruosidades y juro que si se acerca un solo paso más hacia mí, mi corazón colapsaría del susto.

Sin embargo, no dice ni hace nada...

Simplemente posa su mirada sobre la mía, como si miles de ideas cruzaran por su mente y estuviera evaluando cada una.

─Tu personalidad me causa intriga. ─no esperaba que dijera eso, por lo que... no sé exactamente que contestar. ─Es decir, no contestaste mis mensajes tampoco te sonrojas cuando te hablo y... ─alarga la "y" como si pensara en sus próximas palabras. ─¿Mattew? ¿Qué hacías con él? —su pregunta me crea cierto grado de confusión.

¿A él que le importa?

─¿Hablaron de mí? ¿Te dijo algo?

─¿Algo como qué? ─le cuestiono. ─¿Algo como que eres un gran idiota? ─le sugiero.

Creído Zeus (completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora