El pasado nos alcanza tarde o temprano.

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POV Dahana.

—¿Una de ustedes puede explicarme porqué carajos mi hermana dejó que un jodido hijo de perra la transformara en una mala copia de Harley Quinn y le perforara el clitoris?

—Bien lo dijiste, querido. Tu hermana, mismos genes y misma carencia neuronal. —se adelanta en contestar Nicol.

—Ese tal Jhon necesita que le haga una visita no tan cordial que digamos.

—¡Oye! —lo regaño. —No quiero que te metas en problemas. —dejo en claro.

—Meterme en problemas no es un problema para mí. —una sonrisa maliciosa se dibuja en su rostro. —Y más si se trata de darle una lección al idiota que se atrevió a meterse con mis dos chicas preferidas. No me pidas que lo deje así, terroncito.

—Aunque no sea partidaria de la violencia, por primera vez concuerdo con este insoportable en algo. —me dice Nicol apoyándolo. —Ese sujeto es una basura en el mundo.

Lucas dobla en la esquina, frenando el coche frente a una vivienda de aspecto hogareño cuyo habitante debe ser Erick.

—Aww míralo... ¿Porqué está tan tranquilo, eh? —acaricio su montón de pelos y sonrío cuando pone ojitos de ternura.

—No sé, también me preocupa. Anoche se quedó conmigo ya que Mike durmió fuera y pues... creo que lo intoxiqué con tantas galletas que le di. —dice lo último con humor mientras baja el coche sosteniendo a Nirick como si fuera un bebé. —Erick dijo que lo revisaría, a ver que tiene.

—Va, cualquier cosa me avisas. —digo. —Bye Nirick. —hago ademanes con las manos desde mi asiento de copiloto.

—¡Okey. Los veo al rato en el instituto! —nos grita entrando a la casa.

—¿Quién coño le pone Nirick a un perrito? —inquiere Lucas acelerando el auto.

—Es un bonito nombre, además de romántico. —defiendo. Me da una mirada rápida enarcando sus cejas en confusión. —Ya sabes, si combinamos Nicol y Erick, tenemos ¡Nirick! —le aclaro juguetona.

—Jodida locura. —se ríe. —Qué se pongan a follar y tengan un bebé real si eso quieren.

—Uy, que bonita forma de decirlo. —comento sarcastica.

—Me conoces, hermosa. Tengo bonitas formas de decir muchas cosas. —articula con morbo palpable viéndome con lujuria.

—Mejor enfócate en conducir que no quiero llegar al instituto partida a la mitad. —sugiero siendo razonable.

Pero cuando me mira así tan varonil, seductor, con esos ojos que demandan atención y destilan superioridad... ¡Santa cebolla! ¡Benditos ojos los suyos!

—¿Te dije qué mi abuela quiere que pasemos una semana allá en vacaciones?

—¿Ah si? —inquiero.

—Si, me ha estado llamando quinientas veces al día. ¿Tú qué hiciste para caerle tan bien?

—Ser hermosa y hacer comentarios "celebres" sobre el arte y la pintura. —contesto siendo un tanto egocéntrica.

—Ambas están locas.

—Bueno, en realidad no sé gran cosa del arte y lo que dije son repeticiones de frases que diría mi madre. —suelto unas risitas pensando en ella. —Es muy fanática de esas cosas y... —dejo la frase al aire, tragando saliva y con ella todo el buen humor matutino que llevaba encima, se esfuma.

—¿Qué ocurre, hermosa? —me cuestiona segundos después.

—Nada, solo son ideas vagando por mi cabeza. —resoplo.

Creído Zeus (completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora