A veces tengo miedo de estos sentimientos. Sucesos que me enervan la sangre y me hacen querer desparramar la vuestra. Actos que me enfadan, me indignan, me molestan. Que despiertan en mi algo que no quiero que veáis porque decís que es malo, y yo no quiero ser malo. Simplemente no quiero ser. Pero soy. Y al existir se me han impuesto unas normas, y romperlas tiene consecuencias que no estoy dispuesto a afrontar.
Son esos pensamientos en caliente el corazón de un asesino. Sin arma en mano pero con una determinación que me asusta. Y he tenido que aprender a controlar los impulsos más animales de mi ser, porque la violencia es primitiva, y yo abogo por el progreso. Sin embargo no puedo dejar de contradecirme.
Hay veces que me gustaría romper el muro de lo racional, dejarme arrastrar por esos arrebatos de odio –porque solo son eso, odio– para que acaben también conmigo.
Pero debo calmarme, porque eso no es lo que quiero. Eso me gusta, pero no lo quiero. Rechazar quién soy, o quién creo ser, también me mata por dentro. Y mientras escribo esto ya me he enfriado. Ya no hay fuego y empiezo a tener frío.
Ya no puedo seguir escribiendo en caliente.
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Lo que no enseñan en el cole
Historia CortaBienvenidos a esta historia, la cual relata sucesos del día a día pero planteados de forma diferente. Ejemplos que te servirán para entender cosas las cuales no explican lo suficiente en el colegio. Sin más dilación, empecemos a leer. :)