CAPÍTULO 4

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Me di cuenta de que el fin de semana pasó de manera muy rápida. Ahora estaba en una de los asientos del parque mientras veía a todas las personas ir y venir.

Veía a Yerim de lejos jugando con una de sus amigas muy animada.

Me encantaba lo feliz que estaba tanto Yerim como yo cuando estábamos juntas. Hasta llego a pensar que no fue buena idea irme de aquí. Papá expreso a lo largo de esta semana la falta que hice entre ellos dos, y mas bien en la familia, al igual que la abuela. Pero fue una decisión que acepté solo para superar lo que había pasado, pero tal vez tuve que quedarme aquí para acompañarla.

Esos pensamientos fueron interrumpidos al ver una familiar figura caminar de lejos hasta llegar a un gran árbol solitario y sentarse en el. Claramente era Jung.

Miro a mi alrededor y me levanto yendo donde está ella. La verdad no sabía por que lo hice, solo saludaría no seria nada malo.

Me acerco un poco hasta que me detuve al escuchar su voz en un susurro.

"Ahora no"

"Ya ayude a miles, uno mas ya no es la diferencia de todas las personas varadas aquí"

Me dejó muy desconcertada lo que decía, pero ignoro eso al darme cuenta de la voz que ella posee, es bastante linda y atractiva.

La veía desde su espalda y logre ver como cerraba y abría sus manos, y no hacia falta verla para saber que abría y cerraba sus ojos.

Sin mas me acerco donde está ella y carraspeo mi garganta para que sepa que estoy ahí, sin necesidad de que se asuste. Pero de igual forma se asustó ya que al hacerlo ella ella me mora exaltada y me reto a mi misma por hacerlo.

- Hola - saludo animada y ella levanta sus manos hasta llegar a sus mejillas frotándolas. Algo raro, pero debe ser solo una costumbre.

- ¿Me puedo sentar a tu lado?- pregunto. Ya tenia en claro que era demasiado tímida así que tal vez necesitaba mas su espacio.

Ella solo se me queda mirando.

- Los alejas como mamá...- dice en un susurro que llego a oír y me desconcertó un poco. Aunque me sorprendió verla otra vez hablando, aunque sea solo cuatro palabras apenas audibles para mi oído.

- ¿Que?- pregunto desconcertada y ella sacude su cabeza, como sacando algún pensamiento de su mente. Yo ignoro eso y tomo el valor de sentarme junto a ella pero manteniendo un espacio considerable.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?- sigo preguntando y hasta ya me escuchaba a mi misma irritante. Ella me mira detenidamente y veo como hace un especie de juego con sus dedos.

- ¿Eso es un si?- pregunto mientras me quedo viendo su mano en busca de algo mas. Veo su cara y ella empieza a asentir con su cabeza.

- Okey, solo son dos preguntas- aclaro y ella no hace ningún gesto.

- ¿Algún día me hablarás?- pregunto graciosa y ella mira hacia el frente, mas bien al césped. Pensaba que no contestaría pero lo único que hizo fue levantar sus hombros en señal de indiferencia.

- ¿Como que eso? Entonces seguiré intentando hasta que empieces hablar como cotorra- exclamo y veo una ligera risa de ella. Muy tierno.

Ella me mira y puedo ver sus ojos mas achicados, estaba sonriendo. La hice sonreír, eso es un logro.

«JEONG: LA CHICA DEL TAPA BOCAS» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora