—Tienes una pequeña desnutrición —la mujer frente a él, que sostenía la carpeta de sus últimos exámenes y estudios, le sonreía extraño, como si quisiera esconder algo. La manera en que había agudizado la voz en 'pequeña desnutrición' denotaba que realmente era todo lo contrario.
Le enseñó las hojas de papel con todos los números y tablas que no llegaba a entender por su cuenta. Mientras señalaba las distintas cosas en estas le explicaba todos los deficit alimentarios que arrastraba desde hace dos años. Muy pocas verduras y frutas, altas cantidades de comida chatarra, nada de agua y largos periodos de ayuna. Un desastre.
—Eres bastante delgado para alguien que solo come porquerías —comentó la nutricionista, dándole una mirada de reproche, como si comer papas fritas fuese un pecado. El castaño solo pudo encogerse de hombros.
—Es genética, supongo.
—Ya lo creo —dijo volviendo a agrupar la carpeta—. Pero no deja de ser un asunto delicado.
—No entiendo —resongó
—Es simplemente cuidar lo que comes —rió ante la cara de incertidumbre del muchacho—. No es nada grave, no tienes de qué asustarte. Pero deberías preocuparte de tener todas las vitaminas y nutrientes que necesitas. Es tu salud después de todo.
—A veces es difícil —el chico se rascó la nuca como acto nervioso—. Mi trabajo no me da mucho tiempo para comer, y llego demasiado agotado como para prepararme algo decente.
—Tendrás que hacerte un tiempo para variar tu dieta —insistió—. De lo contrario seguirás teniendo estos problemas.
Evan se mordió la lengua. Realmente no quería seguir así, teniendo periodos de sueño irregulares, fatiga y dolores de cabeza. Por esas razones había consultado a un médico para que le diera una respuesta a sus síntomas. El doctor Lewis fue muy amable y lo derivó a una nutricionista de su entera confianza (no sin antes hacerle un par de estudios para esclarecer la situación). El resultado era el que la mujer le explicaba.
Siempre supo que estaba bajo su peso ideal, pero jamás se hubiera imaginado que la raíz de todas sus complicaciones era una desnutrición, y por lo que había deducido, una no muy leve.
Hasta ese momento pensaba que las personas con ese problema tenían una apariencia escuálida, rozando la de un cadáver, pero la Srta. Brown había disuelto sus prejuicios. No era necesario ser así de flaco para padecer una desnutrición, de hecho, personas con sobrepeso también podían experimentar un cuadro así.
—Te armaré la dieta que necesitas mantener para mejorar. Iremos pasito a pasito para lograr que vuelvas a tu estado óptimo de salud ¿De acuerdo?
El joven asintió, aun cuando no estaba convencido del todo. Sabía que tendría que cambiar su estilo de vida por un largo tiempo, lo cuál tendría un impacto en su rutina. Desde la universidad no estaba bien acostumbrado a comer sano, siempre terminaba recurriendo a las infalibles sopas instantáneas, y en casos más extremos, a los números de delivery. Tendría que poner toda su fuerza de voluntad en ello pero, si eso ayudaba en todos su demás problemas, habría valido la pena.
La mujer puso una hoja en frente de Evan, en la cual había una tabla impresa. A medida que iba escribiendo cosas, le daba distintas posibilidades para variar su alimentación. Ensaladas, platos de fondo, snacks saludables y algunas vitaminas suplementarias que lo ayudarían a mejorar en poco tiempo.
La nutricionista llevó su reloj de muñeca a sus ojos y emitió un teatral sonido de sorpresa. Evan rio.
—¡Como vuela el tiempo! —comentó—. Lo siento, muchacho, pero hay gente afuera que esta esperándome también
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Baby Boy Watercolors (ABDL)
RandomComo muchos otros, Evan Payne, un chico ABDL, se ha dado cuenta de que el trabajo para diseñadores es muy escaso, pero debido a cuestiones de orgullo y perseverancia ha decidido optar a un empleo realmente desgastador que lo consume día a día, ignor...