Ruggero
Los dos estábamos callados sin decir nada. Estábamos en silencio incomodo, mientras veíamos a nuestro hija jugar. Respire hondo para armarme de valor.
-karol por favor no te cases – le dije sin mirarla, porque si lo hacía lloraría para suplicarle que no lo hiciera.
- ¿Qué? – pregunto.
-Por favor, no te cases – le vuelvo a decir.
-ruggero... ya... hablamos de esto – me dice.
-Lo sé, pero... no puedes casarte con él – le digo ahora mirándola a los ojos – no lo amas.
- ¿Y tú qué sabes lo que siento por él? – dice algo molesta.
-Te conozco bastante bien pequeña – suspiro – por eso sé que no lo amas, pero no lo quieres admitir para no hacerle daño y te comprendo él es un buen chico, pero ¿enserio quieres pasar el resto de tu vida junto a alguien a quien no amas? – se queda callada y espero que razone y no se case.
-Tienes razón, no lo amo – sonrió – pero sé que con el tiempo lo llegare a hacer – adiós a mi sonrisa – perdón ruggero, pero es mejor que dejes ese tema en paz. Podemos ser amigos, pero nada más.
-Bien, sabes que tú y yo no podemos ser amigos nada mas – la miro directamente a los ojos – sé que me quieres besar en este mismo instante y no me mientas porque te conozco mejor que tú misma – ella se ríe, voy por buen camino.
Sin dudar me acerco hasta donde esta ella, tomo su rostro, espero a que se aparte, pero no lo hace en vez de eso se queda mirándome. No aguanto más y la beso. Sus labios son como el paraíso para mi. No me niega el beso, es más me lo corresponde.
Entonces es cuando intensifico el beso y introduzco mi lengua en su boca. Estoy fascinado con su exquisito sabor. Ahora ella introduce su lengua en mi boca y me siento en el cielo. La junto más a mí. Nos separamos para tomar un poco de aire, nos miramos a los ojos por unos segundos y de nuevo nos volvemos a besar.
Pero este beso dura menos ya que Valentina viene corriendo y gritando hacia nosotros.
- ¡Mi mami y mi papi se besaron! – grita y de inmediato nos separamos, veo como karol baja la mirada y veo sus mejillas sonrojadas - ¡Qué bonito!
-Cariño deja gritar por favor – le digo sonriéndole y el me hace caso, lo siento en mi regazo.
-Mami ¿mañana mi papi me puede acompañar a la escuela? – mi niña preciosa, me siento orgulloso.
-Si preciosa– le dice karol – yo creo que es hora de irnos ya se está haciendo un poco tarde.
-Claro, vayámonos – cargo a Valentina y nos encaminamos hacia su casa – gracias por esta preciosa tarde – les digo a los dos, nos vemos mañana.
-Gracias a ti papi, no se te olvide venir por nosotros mañana – me dice.
-No se me olvidaría por nada del mundo – le doy un beso en la frente y después de dirijo hacia karol y le robo un pequeño beso en los labios.
Escucho a Valentina chillar de la emoción.
-Nos vemos – le dije.
-Adiós, a las siete y media aquí – dice la mujer de mi vida.