Después de mi momento con los Pogues, volví a mi casa y le conté a mis padres un poco lo que había hecho, sin contar demasiado, como lo que me habían contado de sus amigos desaparecidos o las cervezas en el restaurante de Kiara.
El resto del día fue algo aburrido. Prefería no mirar mis redes sociales para no darme envidia la gente que estaba en España. Así que guardé mi móvil en un cajón. Los Pogues no me avisaron para ir con ellos, y lo entendía, solo acababa de llegar. Si no me volvía a decir de quedar, era comprensible, aunque debía admitir que en el fondo me molestaba pensarlo.
Por lo que lo único que hice en ese día fue leer, dar vueltas por el muelle, molestar a mis hermanos y tumbarme en el sofá para echarme la siesta.
Al día siguiente, el día estaba muy soleado. Estaba desayunando con mis hermanos y mi madre.
—Mamá —le llamó Joaquín—. Tenemos que hacer alitas de pollo a la barbacoa un día. Para que las prueben los americanos.
—Estoy segura de que las han probado antes, Joa, estamos en America. —respondí yo, poniendo los ojos en blanco.
—No, no —negaba él con la cabeza—. Las nuestras no. Tienen una esencia especial. Seguro que les gustan más que las suyas.
Me encogí de hombros, dudándolo. Pero no le rebatí nada.
—Pues tienes razón. —mi madre asintió mientras le daba un bocado a su tostada—. Creo que un día podríamos invitar a gente al jardín a hacer una barbacoa. ¿Qué os parece?
Pedro y Joaquín chocaron los cinco, emocionados. Mi madre me miró, interrogativa. Le di una sonrisa de boca cerrada un poco sarcástica, pero le valió como respuesta.
—¡Chicos!—exclamó mi padre bajando las escaleras y entrando en la cocina—. Hoy vamos a la playa. Conoceremos a algunas familias del pueblo, ¿qué os parece?
¿Mas gente que conocer? Pero si a mi ya me servían las personas que había conocido. Bufé y me levanté de la mesa.
—Ponte un bikini o algo que estaremos allí durante toda la tarde —me aviso señalandome.
—Sí, sí.
Salí corriendo escaleras arriba y me encerré en mi habitación.
Cogí mi móvil y contesté a algunos mensajes, como los de Laura y Silvia. Me preguntaban de todo. Que si había chicos guapos, que si había ligado, que si molaba el pueblo... bla, bla, bla.
Tenía que admitir que mi humor había mejorado un poco al conocer a Pope y sus amigos, pero eso no significaba que me quisiese quedar allí.
Entonces una llamada apareció en mi pantalla.
Era Daniel.
Me puse nerviosa al instante. No hablábamos desde que me fui.
Descolgué y me puse el teléfono en el oído con rapidez.
—¿Sí?—pregunté con la voz en un hilo.
—Olivia —me respondió aliviado al otro lado—. ¿Cómo estás?
—Bueno... —contesté mirando al suelo mientras pateaba algo invisible con delicadeza—. Os echo de menos. Estoy lo mejor que se puede estar.
—Yo también te echo de menos...
¿Eso significaba que seguíamos juntos? ¿Esa llamada significaba que se acordaba de mi y quería que yo hiciese lo mismo?
—Ojalá pudiese volver —rasqué mi frente—, de veras. He conocido a gente y eso, pero quiero ir a casa.

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COUNTING ON YOU | OUTER BANKS
Fanfiction-Fanfic de JJ (Outer Banks)- Cuando Olivia se muda a un pequeño pueblo de Carolina del Norte, Outer Banks, pronto se da cuenta de que no ha llegado en el mejor momento. Los Pogues han perdido a su líder y planean descubrir qué ha pasado con él y con...