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En cuanto me fui acercando a la casa de John B, pude escuchar el jaleo que se oía a kilómetros de distancia. A la hora de invitar a gente no se quedó corto.

Todo el mundo quería ir a la fiesta en la casa de los fugitivos John B y Sarah Cameron. Había corrido el rumor muy rápido, y todo el mundo sabía lo que había pasado, con pelos y señales. Aunque también habían muchos rumores inventados.

Cosas como que mi padre había abusado de mi o algo así, o que Sarah fue drogada y que casi la vendían al mercado negro. Pero ya está claro que en una isla pequeña donde todos se conocen al final, si eres parte de un suceso importante, acabarás enterándote de cosas de tu vida que ni tú misma sabías.

A ser sincera, ya estaba acostumbrada. En España ya habían inventado rumores sobre mi antes, así que no fue difícil para mi pasar de ellos.

Dejé la bicicleta nada más llegar y alisé mi vestido. Había decidido arreglarme y ponerme guapa. Me había puesto un vestido rosado con palabra de honor, la parte de abajo corta con vuelo y un cinturón-lazo que daba un aspecto más coqueto. Quería arreglarme para volver a mi esencia, y que no pareciese que estaba pasando por un mal momento. Debía pasarlo bien.

—¡Hey!—gritó alguien. Era Pope.

Anduve hasta él y nos abrazamos.

—Wow. ¿Vas a una boda?—bromeó.

—Cállate. —respondí riendo.

Pensé en contarle a Pope lo de España. Merecían saberlo, además, yo estaba que me moría por dentro por contárselo a alguien. Necesitaba desahogarme y saber que alguien más allí lo sabía.

Preferí comenzar la conversación nombrando a JJ.

—JJ y yo...

—¿Os vais a casar?

—¡Que no, coño! —no pude evitar gritar en español.

—Calla, lo tengo todo planeado. No tienes que hacer nada.

—¿De qué hablas?—pregunté frunciendo el ceño.

Pope negó con la cabeza colocando su dedo índice en mis labios para hacerme callar. Lo miré muy confundida, pero no lo aparté, porque entonces noté que iba bastante fumado.

Pope y yo entramos a la casa y vi cómo estaba aún más lleno el interior de esta. Me daba miedo imaginar cómo estaba la parte trasera, en el jardín que daba al lago.

Kiara estaba fumando de una cachimba con algunas personas mientras hablaba de cosas ecológicas y tonterías suyas. John B y Sarah estaban con unas cuantas personas a su alrededor preguntando por su aventura peligrosa. No pude evitar sonreír. Las cosas volvían a la normalidad.

—¡Wuuu!—gritó alguien llegando a nosotros.

Era JJ, sujetaba dos cervezas. Me tendió una de ellas, ofreciéndomela.

Iba a agarrarla cuando la apartó de mi. Lo miré confundida, pero intenté volver a agarrar la botella. Pero de nuevo la alejó.

—¡JJ!

Grité mientras me acercaba de nuevo y alzaba mis pies para llegar a la altura de la botella, la cual había dejado a lo alto, puesto que sus brazos eran las largos que los míos. Entonces, cuando tuvimos los rostros a un par de centímetros solo, JJ me dio un rápido beso en los labios antes de que yo pudiese reaccionar.

COUNTING ON YOU | OUTER BANKSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora